El año pasado saltaba la noticia: la primera generación de discos ópticos, los conocidos como CD o Compact Disc, se estaban descomponiendo. ¿El motivo? Al parecer, su vida útil es de poco más de 35 años, ya que fueron creados y grabados en 1982. Las siguientes generaciones, en principio, tienen una vida útil de entre 25 y 100 años, según el tipo de CD o DVD y las condiciones de preservación. La tecnología Blu-Ray tampoco dista mucho de estas cifras, ya que su vida útil es de entre 100 y 150 años en las mejores condiciones posibles.

Si nos fijamos en los discos duros de toda la vida, teniendo en cuenta su uso constante, su esperanza de vida a pleno rendimiento es de un máximo de entre cinco y siete años. Obviamente, si almacenamos información y los guardamos, su vida útil aumentará. Y en cuanto a los discos de estado sólido o SSD, al carecer de partes mecánicas, su esperanza de vida es de entre 100 y 300 años en función del trote que le demos y de si lo empleamos para trabajar a diario con él o como medio de almacenamiento externo.

Sirvan estos dos ejemplos para hacernos una idea de que, al igual que los seres vivos, las tecnologías de almacenamiento que empleamos no durarán eternamente y tarde o temprano dejarán de ser legibles. Y aunque esto puede no importarnos a nivel personal, es un problema si se trata de dejar constancia de nuestros hitos como humanos a las generaciones futuras.

En un artículo titulado El almacén de software libre para la sociedad del futuro hablé de un ambicioso proyecto cuya cara visible es la empresa GitHub pero en el que participan distintas organizaciones como Internet Archive, que quiere dejar constancia de gran parte del contenido digital que se genera en internet o el Arctic World Archive, un almacén bajo tierra que quiere guardar contenido cultural, científico y tecnológico durante al menos 500 años.

En este mismo proyecto también participa Microsoft, en parte porque es la propietaria de GitHub tras su compra en 2018, y en parte porque desde su división Microsoft Research lleva tiempo trabajando en nuevas tecnologías de almacenamiento de datos que podamos emplear en el día a día y que, además, perduren en el tiempo. Y es aquí donde entra en juego Project Silica, o en castellano, Proyecto Sílice.

De la piedra al cristal de cuarzo

Aunque también empleaban papiros de tela, en la cultura popular asociamos las civilizaciones de la Edad Antigua con la escritura en piedra. De la piedra al papel, del papel a las cintas magnéticas, luego el plástico, los chips y, en el futuro, el cristal de cuarzo.

Cristal de cuarzo escrito con láser. Esa es la clave de Project Silica, el proyecto de Microsoft para crear un sistema de almacenamiento barato, fácil de usar y de replicar y, lo mejor de todo, que aguante el paso del tiempo, y empleando como unidad de medida los siglos y no los años.

El pasado mes de noviembre, Microsoft anunciaba que había creado una copia de la película Superman de 1978 en una lámina cuadrada de cristal de cuarzo de 75 por 75 milímetros y un grosor de 2 milímetros. Y para dejarlo claro, no copiaron el contenido de un VHS o de un DVD o Blu-Ray, copiaron directamente el metraje original de Warner Bros que ocupa cuatro bobinas de celuloide y que, en cristal de cuarzo ocupa 75,6 GB.

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El secreto de esta tecnología está en cómo se realiza el grabado de la información por parte del láser en el cristal de cuarzo. En concreto, el láser escribe los datos codificados en capas con inscripciones tridimensionales de distinta profundidad. Una vez esos datos están almacenados, se pueden leer mediante algoritmos y machine learning. El resultado, almacenar grandes cantidades de datos, imágenes, vídeos o cualquier clase de contenido en un espacio reducido de tan sólo unos milímetros. Y lo mejor de todo es que esos cristales de cuarzo pueden aguantar las inclemencias del tiempo, tanto el frío como el calor o incluso las desmagnetización que afecta a los discos duros actuales.

Curiosamente, Project Silica nació hace dos años como una manera de mejorar el almacenamiento de cara a la nube, donde Microsoft se ha hecho un hueco con sus productos bajo la marca Azure. Y en colaboración con la Universidad de Southampton y más concretamente con su Centro de Investigación de Optoelectrónica, lograron una tecnología que vas más allá de guardar millones de datos en la nube para empresas, organizaciones y usuarios domésticos, ya que su durabilidad nos permite almacenar información para el futuro.

Fuente: Jonathan Banks (Microsoft)

Otra baza de esta tecnología es que, además de durable, es barata. En primer lugar, se realiza la escritura con láser una única vez. Y en segundo lugar, para ello se emplea un tipo de láser relativamente económico de bajo impacto similar al que se emplea en cirugías tan comunes como la corrección de miopías.

Y más detalles interesantes. En un cristal de cuarzo del tamaño de tu mano se podrán almacenar zettabytes de información. Para hacernos una idea, un zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes, una unidad de medida a la que empezamos a acostumbrarnos en el mercado doméstico gracias a los discos externos de 1, 2 o 5 terabytes.

Obviamente, la durabilidad de estos cristales de cuarzo tiene truco, ya que se trata de almacenar información fija, o lo que en inglés se conoce como cold data, contenido o datos que necesitas preservar y consultar pero que no vas a cambiar. De ahí que no se produzca desgaste por reescritura y que la esperanza de vida sea de siglos en vez de años.

Fuente: Jonathan Banks (Microsoft)

La mala noticia es que la tecnología que surge de Project Silica no está pensada para el mercado doméstico. Olvídate de coleccionar películas y series en cristales de cuarzo por ahora. En palabras de sus responsables, el objetivo no es crear una tecnología para poner en tu casa o reproducir películas. Más bien se enfoca a la nube profesional de la que cada vez dependemos más para almacenar contenido, interaccionar con datos o acceder a servicios públicos o privados desde cualquier dispositivo conectado.

Si tienes curiosidad por saber más de Project Silica puedes acceder a su sitio web y seguir sus logros a través de su blog oficial.