Este mes de diciembre ha tenido lugar un suceso histórico en España. Y es que, por primera vez desde 1949, durante casi dos días toda la electricidad que hemos consumido en la península provenía de fuentes ajenas al carbón.

¿Por qué ha pasado?

Todo ocurrió después de que la central térmica de Aboño, en Gijón, se apagara temporalmente por mantenimiento, el 13 de diciembre a las 23:50. Se mantuvo en esa situación hasta el día 15, a las 21:20, cuando finalmente retomó su actividad normal.

Esto llevó a que la mayoría del territorio español tuviese que obtener energía procedente de otras fuentes, al ser las islas Baleares el único punto que sí mantuvo la electricidad generada desde su propia central térmica. En Asturias se encontraban en pleno mantenimiento, ¿pero qué ocurrió con el resto de centrales térmicas? ¿Por qué durante esos días no hubo otras alternativas basadas en el carbón?

Como ya se ha comentado mucho estos días, con motivo de la Cumbre Mundial del Clima, una de las medidas más útiles para reducir el uso de carbono como fuente de energía es precisamente encareciendo los derechos de emisión de gases contaminantes.

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Es algo que en España hemos experimentado desde principios de año, después de que los precios del gas bajaran abruptamente, mientras que los derechos de emisión se situaban en torno a los 25-30 euros por tonelada de dióxido de carbono. Esto, según explican en El periódico de la energía, ha llevado a que muchas centrales térmicas hayan tenido que cerrar y a que otras tantas hayan optado por los ciclos combinados, como fuente de electricidad.
Además, algunas de las empresas más grandes de este sector, como Iberdrola o Endesa, han establecido una fecha límite de tres años para ir apagando todas sus centrales.

En definitiva, todo esto está llevando a que en lo que va de 2019 las centrales térmicas hayan producido un total de 10.604 GWh, una cifra extremadamente baja si se compara con algo tan próximo como los 33.597 GWh de 2018.

El objetivo de estas medidas es acabar con el carbón a largo plazo, dejando paso a otras fuentes de energía, que son precisamente las que cubrieron la demanda durante las 45 horas y media que la semana pasada estuvimos sin electricidad procedente de centrales térmicas. Concretamente, tuvieron una gran cabida las fuentes renovables, como la eólica, que generó un 42% de la demanda en ese periodo.