Viendo la imponente apariencia del tiburón blanco y cómo siembra el terror allá por dónde va, resulta casi imposible imaginar que pueda tener enemigos a los que temer. Sin embargo, a pesar de que son pocos los animales capaces de hacer temblar al escualo, parece ser que teme especialmente a uno: la orca.

Esto es algo que se ha sabido durante años. De hecho, según National Geographic, la primera vez que se reportó fue en 1997, cuando los pasajeros de un barco turístico de observación de ballenas, cerca de San Francisco, avistaron a dos de estos cetáceos atrapando a un tiburón blanco y devorando su hígado. Desde entonces, han sido muchos los casos similares que se han registrado. Uno de los más espectaculares tuvo lugar en 2017, cuando cinco de estos grandes peces aparecieron varados en una playa sudafricana con lo que parecían las marcas de mordeduras de una orca. De nuevo, faltaba su hígado, que posiblemente había sido ingerido totalmente por sus captoras. Por eso, a pesar de lo especial de la escena, los científicos que recientemente avistaron a un tiburón blanco huyendo de un grupo de estas ballenas no se sorprendieron demasiado. Eso sí, no dudaron en seguir a los implicados, a la espera de conocer el desenlace de la historia.

El terror del tiburón blanco

Todo empezó cuando algunos miembros de una agrupación de conservación de animales marinos, Oceans Research, se encontraban navegando junto a una pequeña isla del Cabo Occidental, conocida por albergar una colonia de aproximadamente 3.000 focas marinas.

Entre ellos viajaba el conservacionista Elton Polly, acompañado de una cámara con la que comenzó a captar el majetuoso paseo de un tiburón blanco en las cercanías del barco. En un principio el animal se mostraba tranquilo, hasta que un grupo de orcas comenzó a acercarse y nadar detrás de él. Rápidamente el escualo cambió su comportamiento y empezó a exhibir un claro nerviosismo, que compartían algunos tiburones más, situados muy cerca de él. Otro, sin embargo, permanecía estoico ante la situación.

Según explican Polly y el resto de la tripulación en una entrada de su página de Facebook, no estaba claro si las orcas estaban intentando capturar al gran pez o si simplemente jugaban. Por eso, han decidirlo seguir a todos los involucrados durante unos días.

Por el momento no han sacado conclusiones, pero conocen de sobra las historias sobre la enemistad de ambas especies. De hecho, desde que aquellos turistas vieron de primera mano el espeluznante espectáculo de las orcas devorando al tiburón, numerosos investigadores han tratado de desentrañar el motivo de este comportamiento. Sobre todo, solía surgir una pregunta sobre ello: ¿por qué el hígado?

Tl’uk , la orca ‘descolorida’ avistada frente a las costas de Washington

Esto fue respondido en un estudio de 2013, que señalaba a las propiedades nutricionales de este órgano. Concretamente, el hígado del tiburón blanco puede llegar a pesar más de 450 kilogramos y albergar el equivalente en grasa a 400 litros de aceite, procedentes de las focas de las que se alimentan. Es, por lo tanto, un alimento muy rico en calorías, que aporta a las orcas una gran cantidad de energía, que les será de mucha utilidad durante los periodos migratorios. Pero no solo eso, sino que además es muy posible que les resulte especialmente sabroso. En definitiva, para ellas los tiburones serían algo así como el envoltorio del más rico y contundente de los pastelitos. No es raro que se vuelvan locas al verlos y que ellos sepan muy bien que deben huir al verlas.

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