El 5 de octubre de 2017, The New York Times publicó un reportaje de investigación que lo cambió todo. Desvelaba que el magnate del cine, Harvey Weinstein, llevaba décadas encubriendo acusaciones de abusos sexuales con acuerdos económicos. Las periodistas del diario norteamericano pasaron meses detrás de la historia, encajando todas las piezas de este puzle de abusos de poder por parte del productor de Miramax. No eran las únicas interesadas en la historia. El 10 de octubre, The New Yorker publicó otro artículo sobre el tema, en el que se narraban las experiencias de varias de las víctimas de Weinstein, las primeras en atreverse a alzar la voz. El 15 de octubre, la actriz Alyssa Milano escribió un tuit con el hashtag “#MeToo”. Desde entonces, el movimiento ha sido imparable.

Las consecuencias de lo que ese otoño se generó en Hollywood nos siguen repercutiendo a día de hoy, y continuarán haciéndolo durante mucho más tiempo. Para Harvey Weinstein, significó el final de su carrera. Pese a que los rumores sobre su “conducta inadecuada” hacia las mujeres de su entorno, actrices y otras trabajadoras, siempre habían circulado a su alrededor, nadie había dado la cara hasta entonces. Las víctimas habían sido silenciadas con amenazas, contratos de confidencialidad y pactos económicos. Una vez roto ese silencio, no había forma de negar la realidad de los abusos, y la compañía se quitó de encima a Weinstein con inusitada rapidez. En febrero del año siguiente el productor fue despedido de su propia compañía y el caso llegó a los tribunales.

Pero, ¿cómo consiguió Weinstein eludir la Justicia durante tantos años? ¿Qué ocurría cuando una joven actriz se quedaba a solas con él? ¿Por qué nadie dijo nada? *Todo esto es lo que nos desvela el documental Untouchable (Intocable), que se ha estrenado este 6 de septiembre*. La cinta se remonta a los inicios de la carrera del magnate cinematográfico para explicar cómo construyó desde cero su imperio particular. Cómo pasó de ser un adolescente de Queens, marginado por sus compañeros de clase, a convertirse en una de las figuras más importantes de la industria del cine en los noventa, y cómo esa posición le granjeó impunidad en su trato con las mujeres que trabajaron para él.

Bob y Harvey Weinstein. Fotografía de Michael O'Neill/Corbis (Getty Images)

El relato se construye de forma cruda y sincera a través de los testimonios de excompañeros de trabajo, periodistas y víctimas, muchas de las cuales hablan por primera vez en este documental. Dos años después de que las primeras historias salieran a la luz, muchas de ellas nos empiezan a sonar: el productor atrae a jóvenes actrices a su habitación de hotel con la excusa de hablar de su carrera y, una vez solas, las obliga a darle masajes, en el mejor de los casos, o las violaba, en el peor. Ursula Macfarlane, directora del documental, ha sido la primera en narrar el conjunto del caso y ha decidido poner el énfasis en las secuelas psicológicas que los abusos han dejado en las víctimas, mostrando que, incluso décadas después, la sombra de Weinstein las sigue acompañando.

Es muy difícil representar un relato fiel del abuso sexual. Cada plano, recurso visual y sonoro deben estar cuidados al máximo detalle para evitar connotaciones indeseadas o exceso de dramatismo. En este caso, la historia de las víctimas de Weinstein es lo suficientemente aterradora por sí misma como para necesitar de ningún artificio. Macfarlane lo sabe y, por eso, sus declaraciones aparecen crudas. Ni música, ni planos emotivos, pero sí silencios, miradas de contención y, a veces, lágrimas. Retratos de mujeres que están reviviendo una experiencia traumática.

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Lo cierto es que no hay una única forma correcta de retratar la violencia sexual, igual que no hay una única forma de sufrirla. Uno de los testimonios más impactantes de la cinta es, precisamente, el de una de las mujeres que consiguieron librarse de la agresión. Se trata de la actriz Erika Rosenbaum, una de las primeras en acusar a Weinstein. A lo largo de la cinta, cuenta sus encuentros con el productor, breves y escasos, pero cargados de promesas de éxito en su carrera profesional y de situaciones incómodas. El último de ellos lo relata con la voz rota de quien tiene la mente en un lugar lejano. Weinstein la citó en su habitación de hotel, semidesnudo, y la obligó a pasar al cuarto de baño con él. Allí, la sostuvo de la nuca con una mano, mientras se tocaba a sí mismo con la otra. Rosenbaum describe su huida como milagrosa. Su experiencia se suma a las de Rosana Arquette, Paz de la Huerta, Nanette Klatt y Caitlin Dulany en un entramado de historias escalofriantes; todas siguen un patrón similar.

También hablan con el equipo de Untouchable ejecutivos de Miramax y The Weinstein Company. Todos ellos coinciden en un detalle, la confluencia entre el genio y el monstruo; *Harvey Weinstein fue el responsable de que películas como Cinema Paradiso llegaran a las salas de cine, pero también fue el autor de las atrocidades que cuentan sus víctimas*. A sus antiguos compañeros de trabajo les cuesta reconciliar ambas facetas, aunque admiten que era un jefe déspota y cruel con sus inferiores. John Schmidt y Jack Lechner, antiguos ejecutivos de Miramax, hablan en Untouchable de la culpabilidad que les suscita haber conseguido tantas cosas buenas en sus carreras profesionales a costa del abuso de estas mujeres. Hablan de un hombre que se denominaba a sí mismo "sheriff" de la ciudad, una autoridad incuestionable, intocable durante décadas.

¿Qué pasa ahora?

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Untouchable llega en el momento justo. Jodie Kantor y Meghan Twohey, las escritoras de The New York Times que sacaron la historia en primer lugar, *acaban de publicar su libro She Said* (“Dijo ella”), sobre el impacto del caso Weinstein. El próximo día 13 de septiembre, Netflix estrena la serie Creedme**, sobre el proceso judicial de una joven que ha sufrido una violación. Desde que el movimiento #MeToo irrumpiera en nuestra sociedad hace casi dos años, estos productos se han ido sucediendo uno tras otro, pero ninguno había recogido con tanto detalle la historia que dio pie a su existencia.

Untouchable reúne todas las piezas del puzle que explican cómo Harvey Weinstein se embriagó de poder hasta tal punto. Nos describe cómo sus víctimas se sumieron en una espiral de silencio y cómo, décadas después, han sabido salir de ella, con la inestimable ayuda de varios periodistas tenaces, que no cedieron ante las presiones del productor durante su investigación. Ellos mismos reconocen que queda mucho camino por recorrer y que hay al menos un Harvey Weinsten en cada sector profesional. Es un éxito que esta figura de poder haya caído, pero no hay que parar aquí.