Meses atrás hablamos sobre algunos alimentos que pueden hacernos felices, y entre las bebidas de una dieta que eleve nuestros niveles de serotonina destacamos el té verde. Pero resulta que el té en general es muy beneficioso para la salud humana, y en especial para mantener la conexión entre las diferentes regiones de nuestro cerebro, según una investigación publicada recientemente.

Ahora bien, tenemos que el consumo de té es altamente recomendado por los especialistas por tratarse de una alternativa natural. Sin embargo, hay un problema en torno a esto y es que el incremento de su consumo y su producción puede echar más leña al problema de la contaminación plástica.

Con todos los informes sobre contaminación que han surgido este año, no es de extrañar que muchas personas estén intentando reducir el uso de plástico en la medida en que les sea posible para contribuir con la salvación de las especies afectadas. Pero algunos fabricantes de té no parecen ir a tono con estas medidas, y ahora han empezado a reemplazar las bolsas de té de papel tradicionales por bolsas de plástico.

El gran problema de ello no reside solo en un aumento de desperdicios de este material, sino que lo que debería funcionar como un complemento sano en nuestro dieta podría venir con partículas de plástico que ingerimos junto con el té. Y como mencionamos en un artículo previo al hablar de las micropartículas plásticas que hay en el agua que bebemos, los efectos del ingreso de estas al organismo son prácticamente desconocidos, pero seguro que no son buenos.

Una infusión de té quizás no es tan sana

Nathalie Tufenkji, una profesora del departamento de Ingeniería Química de McGill University y sus colegas tenían esta duda, y decidieron abordar un estudio para determinar si las bolsas de té elaboradas en plástico recientemente introducidas podrían liberar micro y nanoplásticos en la bebida cuando se prepara.

Para ello, los investigadores compraron cuatro tipos de tés comerciales empacados con diferentes bolsas de té de plástico. Las abrieron, sacaron las hojas de té y lavaron las bolsas vacías. Entonces hicieron una simulación de la preparación del té y calentaron las bolsitas de té en recipientes con agua, tal como lo haríamos si tuvieran su contenido.

Aplicaron microscopía electrónica y encontraron que una sola bolsita de té de plástico sometida a la temperatura de preparación podía liberar alrededor de 11.600 millones de partículas de microplástico y 3.100 millones de nanoplásticos en el agua.

Anomalías anatómicas causadas por la ingesta de microplásticos

El estudio también se enfocó en determinar los efectos de estas pequeñas partículas de plásticos liberadas en unos pequeños organismos acuáticos conocidos como pulgas de agua (Daphnia magna), los cuales son muy comunes en los estudios ambientales.

Les suministraron varias dosis de micro y nanoplásticos liberados por las bolsitas de té, y los pequeños animales lograron sobrevivir, sin embargo, desarrollaron algunas anomalías anatómicas y de comportamiento.

El plástico de desecho se va rompiendo con el tiempo, y con ello se va reduciendo su tamaño y puede llegar a generar partículas de menos de 100 nanómetros de tamaño, que es muy fácil que ingresen a nuestro organismo por medio del agua, los alimentos e incluso el aire.

Se ha comprobado que estas partículas microscópicas se encuentran en el ambiente, en los animales marinos y en muchos alimentos que ingerimos, y aún no se sabe qué tan dañinos sean. Pero los resultados de este estudio pueden darnos una idea de la gravedad de la situación.

Referencia: Plastic Teabags Release Billions of Microparticles and Nanoparticles into Tea.

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