Autor: Ekaitz Ortega
Llevamos tiempo escuchando que se pedirá acceso a las redes sociales de turistas y visitantes con el objetivo de detectar a radicales o personas afines a ideas terroristas. Pero, lejos de ser planes de futuro, esto ya es una realidad para entrar en algunos países.
Nuestras redes sociales no son solamente el reflejo de nuestro estado anímico o aficiones, también muestran cuál es nuestra ideología o las simpatías culturales o políticas que tenemos.
Un Me gusta a una protesta, comentario sobre política internacional en el muro de un conocido de Facebook, tener como contacto a alguien considerado sospechoso de ser un radical... Todo esto puede ser probatorio y motivo suficiente para que te impidan pasar una frontera.
Tu LinkedIn si vas a solicitar un visado de trabajo
Bajo la presidencia de Donald Trump y con las bases que asentó la Ley Patriótica aprobada tras el 11S, Estados Unidos ha sido uno de los países en aprobar una medida de este tipo y el 31 de mayo entró en vigor un endurecimiento de los requisitos de entrada al país. Además del visado y la documentación correspondiente, se puede solicitar a cualquier visitante una revisión de sus redes sociales. Y, en caso de que este se niegue, prohibirle la entrada al país.
Es conocido el formulario que tienen que rellenar las personas que visitan Estados Unidos para informar sobre sus intenciones durante la estancia, pero se ha añadido otro documento especialmente enfocado a la actividad en redes sociales que se haya tenido los últimos cinco años.
A los demandantes de entrada en el país se les puede solicitar información de hasta veinte redes sociales, desde Facebook o Twitter a Twoo o Tencent Weibo. Y una especialmente demandada para los solicitantes de visas de empleo es LinkedIn. De momento no se solicitan los accesos a Tinder y redes de contacto similares, pero han quedado en espera: el Departamento de Estado afirmó que pronto añadirá nuevas.
Datos biométricos en los campos de refugiados
Pero este aspecto no influye solamente en el acceso a países como Estados Unidos, también tiene especial importancia en las migraciones que se viven en Europa.
Cuando comenzó la guerra de Siria, el país estaba lejos de lo que es hoy día. Era un territorio con profesionales muy cualificados, acceso a las últimas tecnologías y, por consiguiente, mucha actividad en redes sociales. Numerosos emigrantes que han huido de la guerra han perdido la documentación durante la travesía por distintos países o el Mediterráneo.
Para ellos, disponer de un teléfono con datos es primordial, las redes sociales no son únicamente un modo de contacto con familiares y amigos, también es un acceso a información sobre las mejores rutas o búsquedas de alojamiento.
Pero por parte de los países donde son acogidos, de forma temporal o definitiva, y en los campos de refugiados, las redes sociales también han tenido especial importancia para comprobar la identidad de los refugiados.
La identificación de las personas, el miedo a la llegada de terroristas o la mera creación de bases de datos han provocado que en algunos campos de refugiados no solo se hayan recopilado la información de las redes sociales, también los datos biométricos.
Esta recopilación de información, que podría ser considerada como excesiva por parte de ciudadanos europeos, ha sido recogida a refugiados sin que quede del todo aclarado cuál es la finalidad una vez se han comprobado sus identidades.
Ventajas y opacidad en Big Data
Entre medias de ambas situaciones, la de las fronteras de Estados Unidos y la llegada de refugiados sirios, hay un abanico de situaciones. Es complicado pensar que países como Rusia o China no recopilen información sobre los visitantes que llegan, aunque no lo publiciten.
Son enormes las ventajas que ofrece el Big Data a la hora de analizar toda la información de los ciudadanos y las redes de datos que se tejen de manera pública a través de internet, los perfiles en redes sociales, comentarios públicos en foros asociados a correos, información en blogs o lo que las compañías tecnológicas comparten con los mismo gobiernos.
En un mundo cada vez más globalizado, donde las fronteras son tenues entre algunos países, las redes sociales pueden ser el factor definitorio a la hora de valorar si debemos entrar o no a algún país. Los acuerdos entre países son complicados y rara vez contrarios al acceso de ciudadanos por defecto, pero la posibilidad que ofrece el análisis de redes sociales gracias al Big Data puede permitirles una suerte de selección de visados casi instantánea.
Otro tema son las posibilidades que tendrán los ciudadanos a los que se les deniegue el acceso para rebatir o justificar el motivo por el que los han penalizado, a veces quizá por un simple matiz sospechoso en la vasta cantidad de horas que están en el mundo digital.
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