Nunca habíamos tenido acceso a tanta información en toda la historia de la humanidad e, irónicamente, esta información nunca había estado tan dispersa, desordenada y mezclada con la desinformación, bien por un descuido o por una campaña enfocada a cambiar la opinión de quien la consuma.
Hoy en día tenemos acceso instantáneo a cualquier evento que ocurra en cualquier parte del mundo, pero no siempre recibimos información correcta o fidedigna. Puede que sea un simple error por parte de quien la difunde o puede que el propósito sea cambiar la opinión o atacar a quienes opinan diferente.
El concepto tan manoseado de fake news o noticias falsas ha llegado al punto de ser usado tanto para definir una información incorrecta a propósito como para menospreciar una noticia cierta si no entra en nuestros esquemas de opinión. Y la perversión de esta espiral de desinformación e intoxicación informativa llega hasta el punto de que surgen por doquier agencias de verificación a las que debemos creer a ciegas cuando simplemente hacen, o dicen hacer, una de las máximas del periodismo de toda la vida: comprobar que lo que publicas es cierto.
¿Los medios ya no comprueban sus noticias o siguen intereses comerciales o políticos? ¿Lo hacen mejor estas agencias? ¿Qué intereses tienen unos y otros? ¿Quién sale ganando cuando una noticia falsa se viraliza por las redes sociales e incluso se publica en medios de información que dicen ser serios?
El debate está servido. Lo que sí es cierto es que consumir información ya no es tan simple como leer un titular. Ahora ese consumo de noticias debe ser más activo. ¿Lo que estoy leyendo es cierto o huele a noticia falsa? ¿Debería desconfiar de los titulares disparatados? ¿Estoy preparado para detectar noticias falsas?
El ejemplo finlandés
Por suerte no estamos solos en esta aventura. Como dije antes, surgen proyectos por doquier dedicados a verificar la seriedad de una noticia. Desde Finlandia nos llega un buen ejemplo de la buena labor que puede llevar a cabo una agencia de verificación de noticias. Su nombre es FaktaBaari, que en finlandés adapta las palabras inglesas fact (hecho) y bar (ídem en castellano).
El proyecto empezó en 2014 enfocándose en combatir las noticias falsas para que el debate público estuviera basado en hechos y no en medias verdades o directamente en falsedades. Y más concretamente, su primer gran labor fue seguir el debate electoral en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014. Su éxito hizo que siguieran en adelante con las elecciones al Parlamento de Finlandia de 2015 y así hasta nuestros días, donde siguen con su labor y reciben algún que otro premio.
No lo estarán haciendo tan mal si forman parte de SOMA, el Observatorio Europeo contra la Desinformación y del que hablé en un artículo anterior titulado ¿Cómo combate la Unión Europea la desinformación y las fake news?. Además, se organizan como una ONG con la colaboración de voluntarios y profesionales de muchos ámbitos, como periodistas, investigadores, profesores y otros perfiles técnicos.
Y es que más allá de una broma inocente o de querer dar mala imagen de tu rival ideológico, las campañas de desinformación y noticias falsas “profesionalizadas” pueden tener como propósito alterar unas elecciones democráticas influyendo en el electorado con mentiras.
A continuación, resumo algunas de las pautas y consejos que FaktaBaari o FactBar, en inglés, ha ido recopilando durante estos años y que promueve para concienciar tanto a los medios de comunicación como a educadores y futuros ciudadanos.
Combatir noticias falsas desde los medios
A raíz del seguimiento de las elecciones presidenciales de Finlandia de 2018, FaktaBaari elaboró un informe en el que, en otras cosas, ofrece consejos y recomendaciones para los medios de comunicación, incluyendo algunos en su blog oficial. Traduzco libremente lo más destacado.
- Invertir en la calidad del fact checking, o lo que es lo mismo, dedicar más recursos a comprobar que las informaciones publicadas son ciertas.
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Hay margen de mejora en la elección de las pruebas que respalden que un hecho es cierto o dudoso.
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Conviene citar de manera clara y precisa las fuentes, y éstas obviamente deben ser fiables. En este punto añado: en ocasiones las citas se manipulan o se reproducen de manera inexacta de manera que se genera confusión o da pie a una mala interpretación.
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El contexto de las informaciones verificadas debería indicarse más claramente. * Es necesario desarrollar mejores herramientas y recursos para la búsqueda de noticias falsas.
Consejos para futuros votantes
El apartado anterior requiere de la participación de los medios y de su buena fe. En ese sentido, como usuarios que quieren informarse poco podemos aportar. En cambio, con las siguientes pautas sí que podemos aprender algo o mejorar nuestro consumo de información.
Además de ofrecer herramientas y experiencia a los medios, FaktaBaari también promueve actividades enfocadas a la educación para que los votantes de mañana sepan cómo informarse correctamente y detecten noticias falsas sin problemas. Uno de los ejemplos más recientes es el documento Fact-checking for educators and future voters, descargable en PDF en inglés y del que destaco los siguientes consejos aplicables a cualquier edad para un consumo activo y responsable de información.
En primer lugar, debemos diferenciar entre errores o mistakes, desinformación o hoaxes e información dañina o gossip. La primera no tiene intencionalidad, si bien puede causar problemas igualmente. Por su parte, las otras dos sí tienen una intención. En el primer caso, engañar y en el segundo perjudicar a un colectivo o a un personaje público.
En segundo lugar, hay que diferenciar entre un hecho cierto, una mentira y una media verdad. Es decir, la desinformación a veces juega con certezas sacadas de contexto. Estos casos no son tan fáciles de detectar como una mentira, donde las fuentes no son de fiar y lo que se afirma en la noticia no tiene sentido según nuestra experiencia o incluso parece tendencioso.
El contexto y las fuentes que sustentan la información son dos elementos básicos para detectar una noticia falsa. En redes sociales podemos encontrarnos habitualmente con imágenes o vídeos que denuncian un hecho. Ese contenido gráfico es verdadero pero seguramente es de un lugar y de una fecha distintos a los que se les presupone cuando los vemos publicados.
Lo mismo ocurre con afirmaciones o declaraciones de una persona o de un organismo público o privado. Sacado de contexto o publicado parcialmente, puede dar a entender algo distinto a su mensaje original. Para resolver la duda, lo mejor es comparar con varias fuentes o medios que hayan publicado la noticia. ¿Repiten todos lo mismo? ¿Hay pequeños matices y cambios menores? ¿Hay alguna variación pero la ideal que extraemos es la misma?
Lamentablemente no hay un detector de noticias falsas. Conocer la línea editorial del medio que publica una información puede darnos una pista con según qué informaciones. Por otro lado, suele ser más fácil detectar la desinformación cuando una noticia va en contra de nuestra manera de pensar ya que solemos ser más críticos que con informaciones que respaldan nuestro pensamiento.
Encontrarás más información sobre FaktaBaari, especialmente en finlandés y algo en inglés, en su página oficial y en su canal de Twitter en inglés.