Adam Neumann, fundador y CEO de WeWork deja su puesto debido una fuerte presión por parte de la junta directiva de la empresa después de que la compañía tuvo que postponer su salida a bolsa por una valoración exageradamente desproporcionada.
Originalmente estimada en 47.000 millones de dólares, se redujo el valor de la compañía a 15.000 millones para la venta privada de acciones antes de la oferta pública inicial.
Además del comportamiento errático, exagerado y para muchos tóxico de Neumann, la cultura de empresa interna impuesta por altos cargos administrativos y varias operaciones cuestionables entre el CEO y WeWork, muchos analistas cuestionan que el modelo de negocio sea realmente rentable a largo plazo.
WeWork se dedica a rentar o comprar edificios en diferentes partes del mundo, transformarlos por dentro y convertirlos en espacios de coworking a un precio premium, a cambio de una —supuesta— cultura de colaboración, eventos, café y cerveza gratuitos.
La compañía ha nombrado a Sebastian Gunningham y Artie Minson como co-CEOs interinos hasta que se encuentre a un reemplazo permanente.