El de mama es el cáncer con mayor incidencia en mujeres. Tanto, que muchas personas creen que se trata de un tumor únicamente femenino. Sin embargo, es una idea errónea, pues algo menos de un 1% de los casos se dan en hombres. Es cierto que es una cifra muy baja; pero, si se tiene en cuenta que solo en Estados Unidos en 2017 se diagnosticaron 2.470 casos, vale la pena tenerlo controlado.

Al igual que en mujeres, la mamografía es una de las pruebas más efectivas para su diagnóstico, pero no se hace por rutina del mismo modo que en ellas. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Nueva York ha publicado en Radiology un estudio en el que se muestra la importancia del uso de esta herramienta en pacientes masculinos de riesgo y se propone cambiar los protocolos establecidos al respecto.

¿Qué es un paciente de riesgo?

Los autores del estudio establecen que un paciente es de riesgo si cumple algunos criterios concretos. Por un lado, lo son aquellos con antecedentes familiares, como una madre o una hermana. De hecho, según la Asociación Española Contra el Cáncer, entre el 15% y el 20% de los hombres con cáncer de mama tienen un pariente cercano que lo ha padecido antes. Por otra parte, los que cuentan con alguna de las mutaciones que predisponen a la enfermedad, principalmente BRCA1 y BRCA2. Y, finalmente, los de ascendencia Ashkenazi, un grupo étnico distribuido principalmente por Estados Unidos e Israel, cuyos miembros masculinos tienen una probabilidad de desarrollar cáncer de mama trece veces mayor que la de otros hombres.

Según las Pautas Nacionales de Atención del Cáncer, los pacientes de riesgo con más de 35 años deben revisar la posibilidad de haber contraído la enfermedad como parte de un examen médico físico anual. Sin embargo, no está establecido que haya que usar pruebas de imagen, como la mamografía. Y es aquí precisamente donde los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York quieren incidir a raíz de los datos de su investigación.

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Esta fue llevada a cabo a partir de los resultados de las mamografías practicadas entre 2005 y 2017 a 1.869 hombres, con edades comprendidas entre los 19 y los 96 años. Todos habían acudido a consulta, bien por haber detectado un bulto en su seno, bien por considerar que podrían tener riesgo tras la enfermedad de un pariente cercano. Una vez hecha la exploración por rayos X, 41 resultaron tener cáncer de mama, como se pudo confirmar posteriormente con una biopsia.

De no haber practicado esta prueba podría ser que no se hubiese detectado a tiempo para practicar la mastectomía antes de que el tumor se extendiera. Además, la prueba resultó ser incluso más eficaz que en mujeres, posiblemente porque al tener el pecho más pequeño es más complicado que las masas tumorales queden ocultas.

Por todo eso, estos investigadores creen que los protocolos establecidos deberían revisarse. A pesar de ser mucho menos frecuente en hombres que en mujeres, el cáncer de mama resulta notablemente más mortal en pacientes masculinos, en parte porque se suele diagnosticar más tarde. Sin duda, solo por eso, revisar los procedimientos puede ser una idea más que acertada.