Good Omens

‘Good Omens’ es la nueva serie de Amazon Prime Video que adapta la novela del mismo nombre de Terry Pratchett y Neil Gaiman. La historia es una versión del Apocalipsis según la tradición cristiana, protagonizado por un ángel y un demonio que han desarrollado una curiosa amistad a lo largo de los siglos. El dúo interpretado por Michael Sheen y David Tennant ha revolucionado las redes sociales durante las últimas semanas y está recibiendo críticas espectaculares por parte de los espectadores.

La serie mezcla religión, magia y mitología en un torbellino de fantasía y comedia que nos engancha durante seis episodios. Pero, ¿cuánto se ajusta esta historia a los textos religiosos? Si bien aparecen figuras tan importantes como el Anticristo, los cuatro jinetes del Apocalipsis o el propio Satanás, Pratchett y Gaiman les dieron su propia interpretación. Aquí analizamos el papel de los principales personajes tal como los describe la Biblia. Es mejor que no sigas leyendo si aún no has visto la serie, este artículo contiene spoilers del final.

Aziraphale

El angelical protagonista de ‘Good Omens’ no aparece en los textos bíblicos, y la razón es muy sencilla: su papel no tendría mayor relevancia. Según la jerarquía de los ángeles, sería un “Principado”, aquel que se ocupa de los asuntos humanos y del porvenir de la política y las naciones. Su trabajo está en vigilar la Tierra, nada que ver con los Querubines o los Serafines, que pasan todo el tiempo junto a Dios.

Por tanto, Aziraphale no es nadie importante y, de hecho, no tendría que jugar ningún rol en el fin del mundo porque eso es tarea de otros. Aquí radica la diferencia con la serie: es precisamente la cercanía de Aziraphale con la clase humana lo que le lleva a ser determinante en el Apocalipsis.

Crowley

En el primer capítulo de la serie, Crowley (entonces llamado Crawley) se nos presenta como la serpiente que tienta a Adán y Eva a comer del fruto del árbol del Bien y del Mal y que provoca su expulsión del Paraíso. Sin embargo, en la Biblia esta serpiente es una representación de Satán y no un demonio común.

De hecho, Crowley tampoco aparece en la Biblia, por la misma razón que su compañero: no es nadie importante. No obstante, su nombre podría ser una referencia a Aleister Crowley, un famoso ocultista de principios del siglo XX, que se creía profeta de la religión Thelema. Su figura ha sido relacionada a lo largo de los años con el mundo de las sombras y con lo satánico, aunque él nunca estuvo interesado en lo demoníaco.

Dios y Satán

Ni uno ni otro están mucho tiempo en pantalla, a pesar de ser los precursores de toda la historia. De hecho, Dios (Frances McDormand) es la narradora de la historia, pero solo escuchamos su voz, mientras que Satán (Benedict Cumberbatch) tiene una minúscula escena en el último capítulo. Sin embargo, sus apariciones en Good Omens son significativas.

Para empezar, Dios es una mujer. O, al menos, un ente femenino. Esto choca con la imagen predominante de Dios como “el Padre”, normalmente representado como un hombre blanco. Pero es el único cambio notable: por lo demás, su figura permanece tan misteriosa y distante como en los propios textos religiosos. No sabemos nada de su “plan inefable”, y ahí radica uno de los principales conflictos de la serie.

Por su parte, Satanás adquiere numerosas formas en la Biblia, desde la serpiente del Jardín del Edén hasta un poderoso dragón en el libro del Apocalipsis. En Good Omens recurren a una visión más reconocible del ángel caído: enorme, rojo y con cuernos. No obstante, la Biblia también lo describe como “sello de la perfección” y “acabado de hermosura”. De modo que algunas representaciones más ajustadas podrían ser las de Las escalofriantes aventuras de Sabrina o Lucifer. Desde luego, Benedict Cumberbatch también habría podido cumplir ese papel, pero hubiera quedado menos imponente.

El Cielo y el Infierno

Estos lugares son casi dos personajes más. Sirven para ilustrar al espectador con una visión moderna de lo que podemos esperar de la vida en el “más allá”, según la religión católica. No hay una definición clara de cómo son estos lugares en los textos religiosos, de modo que Pratchett y Gaiman los imaginaron de forma peculiar.

Como es habitual, todo lo relacionado con lo divino se representa con un blanco puro y luminoso. En este caso, el Cielo es un pasillo infinito con ventanales a ambos lados. A pesar de la luz, parece un sitio frío y vacío de sentimiento, de ningún modo acogedor ni celestial. Por su parte, el Infierno es un lugar angosto, de techos bajos, cubierto de humedad, oscuro y claustrofóbico. Nada que ver con la imagen colectiva de un agujero bajo tierra cubierto en llamas.

Gabriel y los ángeles

En la Biblia, Gabriel es el encargado de anunciar a la Virgen María el nacimiento de Jesús. Es una de las presencias angelicales más importantes y tiende a ser representado como un ente bondadoso y puro. También aparece en el Corán como el anunciador del texto religioso a Mahoma. Sin embargo, en la serie es “el jefe idiota que todos hemos tenido alguna vez en la vida”, según las palabras de Jon Hamm, el actor que lo interpreta. Su papel es el de una persona importante en la oficina que no se toma en serio el trabajo de Aziraphale y aprovecha cualquier oportunidad para burlarse de él. Ah, y también sale a correr en chándal, aunque desgraciadamente ningún cuadro renacentista lo ha representado haciendo ejercicio.

Frente a la versión celestial de la Biblia, en Good Omens los ángeles son seres tan rígidos que llegan a resultar despiadados. A diferencia de Aziraphale, no se preocupan por el futuro de la Humanidad, solo por derrotar a sus enemigos.

Belcebú y los demonios

Belcebú es uno de los siete Príncipes del Infierno y el Señor de las Moscas, uno de los más temidos demonios. Pero, como todos los de su clase en Good Omens, no hay ni rastro de cuernos imponentes ni patas de cabra. Aquí es una mujer pálida y desagradable, siempre rodeada de una espesa nube de moscas.

La Biblia no menciona a los demonios más que en los casos de posesiones, por lo que no podemos basarnos en este texto para comparar el aspecto que deberían tener. Eso sí, su objetivo principal no cambia: corromper la mente de los seres humanos.

El Anticristo: Adam Young

El Anticristo apenas se menciona en el libro del Apocalipsis, pero cuando lo hace suele ser como si fuera un grupo de personas, en lugar de un solo individuo. Desde luego, no se representa en ningún caso como un niño de once años. Lo único certero es que el Anticristo se enzarzaría en en una lucha contra Jesucristo y terminaría perdiendo.
Por desgracia, no podemos saber si Pratchett y Gaiman tenían la intención de representar algo similar, porque Adam para el Apocalipsis antes de que nada de esto pueda suceder.

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis

La tradición religiosa se refiere a ellos como Guerra, Hambre, Conquista y Muerte. Son el presagio final de que el fin del mundo —el Juicio Final— se cierne sobre la Tierra. En la serie, estos personajes han sido adaptados para encajar mejor con los nuevos tiempos, aunque mantienen su esencia. Por ejemplo, han cambiado los caballos por las motos, pero mantienen los colores asignados por la Biblia.

El primer jinete es Guerra, un mujer pelirroja que lleva el conflicto allá donde va. En la Biblia, se representa a lomos de un caballo rojizo y se dice de ella que tiene el poder para “quitar la paz de la tierra y hacer que los hombres se degüellen unos a otros”. En la serie, es portadora de la espada llameante de Aziraphale. Sin embargo, esa espada nunca fue propiedad del ángel, sino que la colocó un querubín en la puerta del Paraíso para impedir que Adán y Eva regresaran después de ser expulsados.

La versión religiosa del segundo jinete, Hambre, cabalga sobre un caballo negro y lleva una balanza. Su misión es asegurar el desabastecimiento de la población a través de la inflación de los alimentos. En la serie, sin embargo, es un empresario con una cadena de restaurantes que sirven comida artificial.

El tercer jinete es Conquista, a quien la cultura popular ha transformado, con el paso de los años, en Pestilencia. En la serie, dicen que este ha sido sustituido por Polución. En lugar de su significado bélico original, ahora representa la destrucción del planeta a través de la contaminación. Polución lleva un traje blanco y le es entregada una corona, igual que sucede en la Biblia.

Por último, tenemos a Muerte, el único a quien la Biblia da nombre. En el texto religioso monta un caballo amarillento, pero en la serie su moto es negra. De este jinete se dice que “el abismo le sigue” y es indestructible. En efecto, los amigos de Adam destruyen a sus tres acompañantes, pero no derrotan a Muerte, que se marcha por propia voluntad.

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