Han transcurrido siete meses tras la presentación del Pixel 3 y 3 XL, dos de los teléfonos que más nos gustaron en 2018 y con los que Google parece haber encontrado su estilo en el segmento de smartphones de gama alta. Un teléfono espectacular que, sin embargo, y debido a diferentes factores, no se ha traducido en espectaculares números de venta. Es por ello que la firma norteamericana presenta ahora sendas revisiones de los anteriores con el fin de acercar la marca Pixel a un público mayor.A estas alturas nadie niega que el mercado de la telefonía es más complicado y enrevesado que nunca gracias a la aparición de nuevos fabricantes en los años recientes y al mayor volumen de lanzamientos que se suceden a lo largo de los meses, dando lugar a una consecuente mayor oferta entre la cual destacar no es un conjunto de casualidades. Y la todopoderosa Google está sufriendo los efectos de ser apenas un recién llegado al terreno de la fabricación y venta de dispositivos móviles propietarios de extremo a extremo, falto de puntos de distribución, de reconocimiento de marca de cara al público general y de otros muchos factores que desmerecen el buen trabajo que ha realizado la firma con sus actuales buques insignia.

Los nuevos Pixel 3a y 3a XL son fruto, como mencionaba, de la necesidad de conseguir un mayor alcance entre quienes aún no conocen o no se han decidido a probar uno de los terminales de la empresa. Y para llegar a un público más amplio, nada mejor que teléfonos que hereden buena parte de las especificaciones más notables y reduzcan su precio, una fórmula mágica que ha funcionado a muchos y que se antojaba como un paso obvio para Google durante todos estos meses en los que hemos podido conocer, filtraciones mediante, los planes de la tecnológica.

El resultado es un terminal condicionado por su precio y su apariencia exterior, pero que cuenta como principales fortalezas con una experiencia de usuario y cámara dignas de un gama alta. A pesar de esto último, supone un tibio intento en términos generales que tendrá muy difícil multiplicar el necesario alcance para extender por el mundo las bondades de la gama Pixel.

Conservador en tiempos de mucha evolución

Es inevitable que en el Google Pixel 3a uno de los aspectos que más llame la atención sea el diseño exterior frontal. En un tiempo en el que todos los fabricantes se afanan por crear terminales con una pantalla que exprima al máximo la superficie disponible, ingeniándoselas a través de diseños que pasan por reducir el notch o ceja superior hasta su mínima expresión o directamente ocultar la cámara frontal mediante complejos mecanismos, es inusual ver un smartphone que, como este, luce sin pudor dos grande marcos en los dos extremos de su vertical.

No supone exactamente una sorpresa, dado que el Pixel 3 ya cuenta con un diseño similar, pero sí es un factor que atenúa la sensación de encontrarse ante un dispositivo lanzado al mercado en 2019. Y no solo es cuestión de estética, sino que, especialmente en el modelo XL y su mayor pantalla, el espacio añadido por dichos marcos también resta manejabilidad.

Si repasamos el resto del diseño, el Google Pixel 3a engaña, sin tenerlo en mano, en lo que a materiales de construcción se refiere. Su parte trasera es idéntica a la de los dispositivos que ya vimos en octubre del pasado año, con la diferencia de que en esta ocasión el cuerpo esta fabricado enteramente en policarbonato y sustituye de esta forma al cristal de los anteriores en lo que es un claro movimiento para abaratar costes.

Una experiencia "limpia" y sin alardes

Si algo nos ha demostrado Apple a lo largo de los años, es que tener el control al mismo tiempo de hardware y software ofrece como resultado una experiencia más cuidada, prístina y eficaz de lo que quienes toman prestado uno de ellos serán capaces de ofrecer jamás. Y este es precisamente el punto fuerte de Google con su gama Pixel, donde todos los engranajes parecen trabajar a un mismo ritmo en pos de un resultado soberbio.

En este sentido, el Google Pixel 3a hereda de sus predecesores los 4 GB de memoria RAM, que son suficientes, por ahora, gracias a la optimización de un Android 9 que corre como la seda. Y es así pese a que bajo el chasis se encuentra esta vez el contenido Snapdragon 670 en lugar de uno más potente, pero que no hará echar en falta más capacidad para las tareas cotidianas. A pesar de ello, se echa en falta una configuración con mejores especificaciones que eleve también la cantidad de almacenamiento disponible (64 GB).

Su pantalla OLED –que permite los mismos modos de calibración que en el Pixel 3–, acompañada por la funcionalidad de Pantalla ambiente para mostrar permanentemente la hora y los iconos de las aplicaciones con notificaciones sin apenas consumir batería, además de añadidos como la carga rápida –que no inalámbrica–, el motor de vibración o el sistema de navegación por gestos provocan un buen sabor de boca en las pequeñas iteraciones diarias.

La cámara no se toca

El apartado fotográfico del Pixel 3 ha sido uno de los más alabados desde que este fuera presentado, aglutinando a través de una única lente un fantástico modo retrato, unas tomas nocturnas que no acusan la escasez de luz y una reproducción de colores fiel a la realidad. El Pixel 3a monta exactamente la misma cámara trasera que el citado modelo, por lo que los resultados de este están a la altura de lo que se espera de un gama alta.

Sí cambia la frontal, que en este caso no es doble sino única, perdiendo por el camino el gran angular para selfies en grupo. Eso sí, a pesar de no disponer de una segunda lente, la única disponible cuenta con un ángulo de visión mayor al habitual (84°) que se nota en las tomas aunque no sea tan amplio como en el Pixel 3 (97°). Nuevamente, tanto el retrato como las imágenes con poca luz –con la opción Visión nocturna– son certeros en sus resultados.

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En mi tiempo de uso, lo único que sigo echando en falta es una segunda lente para aplicar un aumento sin perder calidad por el camino –más aún tras haber probado el Huawei P30 Pro–, aunque dispone de la funcionalidad Super Res Zoom, que ayuda a paliar esto. En términos generales poco que echar en cara a una cámara que sigue sorprendiendo por su poder computacional.

Conclusión

El Pixel 3a es un dispositivo capaz, competente y que actúa con solvencia ante los retos del día a día. Es un digno heredero del Pixel 3 en el que lo que prima es una experiencia con Android sin trabas, una cámara que se comporte con fiabilidad ante los retos fotográficos y la promesa de Google de mantener el teléfono actualizado durante al menos los próximos tres años.

Es inevitable echar de menos un diseño más atrevido que ayude a aprovechar el frontal en mayor medida y, como consecuencia, mejorar la comodidad de uso, pero esto es una asignatura aún pendiente también en los buques insignia de la marca. Por un precio menor no era esperable otra cosa.

Aún así, lo tendrá complicado para lidiar frente a otros fabricantes que tienen en el mercado dispositivos más polivalentes, llamativos en su exterior y, en muchos casos, por un total monetario inferior.

Pros

  • Misma cámara trasera que en el Pixel 3
  • Android en su mejor versión
  • Panel OLED con opción Pantalla ambiente
  • Altavoces estéreo

Contras

  • Diseño obsoleto
  • Sin carga inalámbrica
  • Sin resistencia al agua

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