Ruth Belville heredó el extraño trabajo que su padre había puesto en marcha en 1836 para 200 suscriptores: venderles la hora exacta del Real Observatorio de Greenwich. Tras el fallecimiento de su madre, Mary, Ruth se convirtió en la Dama del Tiempo de Greenwich más famosa por realizar este trabajo.

John Henry Belville, que había trabajado como asistente en el obervatorio, acudía cada día hasta Greenwich para poner en hora su reloj, un cronómetro Arnold & Son que era muy preciso para los que se vendían en la época. En 1836 no todo el mundo podía tener un reloj y, además, se debía de poner en hora cada poco tiempo porque no eran precisos. Los relojes, al fin y al cabo, eran una característica más del estatus social de la persona. Pero la familia Belville no solo vivía de darle la hora a los londinenses de mayor estatus, no. Entre sus clientes también figuraban los ferrocarriles y los propios relojeros.

Aunque Mary, a la muerte de su marido en 1856, fue la primera Dama del Tiempo de Greenwich hasta que se jubiló en 1892 y le cedió el puesto a Ruth, su hija llegó a ser más famosa. Ella consiguió mantener el negocio activo varias décadas más, no se sabe con exactitud si hasta 1930 o 1940, cuando la Segunda Guerra Mundial ya había comenzado. Lo que sí se sabe es que la mujer murió en 1943. Pero ¿por qué saltó a la fama la hija de los Belville?

Críticas a la Dama del Tiempo

No obstante, para Ruth el negocio no fue un camino de rosas. Como muchas mujeres de la época recibió críticas sobre su trabajo. La rutina de la hija del matrimonio Belville era parecida a la de su padre: todos los lunes acudía a Greenwich a que le pusieran el reloj en hora y después se paseaba por las calles londinenses vendiendo la hora exacta del observatorio.

Fue en 1908 que el señor St. John Wynne realizó comentarios poco positivos acerca del negocio de Ruth e, incluso, la acusó de utilizar su feminidad para hacer negocios. Los comentarios, por desgracia, se publicaron en The Times. Sin nombrar, por supuesto, que Wynne era presidente de una empresa de la competencia, la Standard Time Company (STC). STC vendía un servicio de señales horarias telegráficas, por lo que Ruth era su competencia directa. Aunque Belville se vio asediada por reporteros interesados en su trabajo y en los comentarios de Wynne, en los últimos años del negocio, ella reconoció que Wynne, más que arruinarle el trabajo, le había hecho publicidad gratuita. De ahí que aumentara su fama y consiguiera más clientes hasta que se jubiló de este extraño trabajo.

El modelo de reloj utilizado por los Belville era un John Arnold de bolsillo con cronómetro, modelo Nº485/786, y que originariamente fue fabricado para el duque de Sussex con caja de oro. Sin embargo, el padre lo cambió a una caja de plata al recibirlo porque estaba preocupado de que les pudieran robar el instrumento. Cuando la Dama del Tiempo de Greenwich murió, el reloj se quedó en la Compañía de Relojeros de Londes.