Oculus Quest es un ejemplo del estado de madurez de la realidad virtual. Fácil de usar, introduce al jugador en el juego de manera natural e incorporando las mejoras de Oculus Go potenciándolas en calidad de imagen y autonomía en todos los sentidos.Analizar un producto como Oculus Quest no es fácil, y al mismo tiempo es una experiencia que recomendaría a todo el mundo. Pocas veces puedes decir que has probado algo nuevo. Teléfonos hay muchos, computadoras, relojes inteligentes televisores… Incluso probar una consola de videojuegos supone una tarea en la que tienes unos referentes previos, pues las bases de las consolas actuales son las mismas que las versiones anteriores pero mejorando el rendimiento, la calidad gráfica, la potencia de ejecución. Lo mismo ocurre con los juegos en sí. Siempre hay un referente al que asirse para comparar.

En el caso de Oculus Quest, el mercado de dispositivos de realidad virtual cuenta ya con varios modelos con los que comparar, pero con todo, la realidad virtual actual sigue siendo una desconocida a la que muchos nos acercamos por primera vez con la curiosidad de un niño y la necesidad de probar algo nuevo tan acostumbrados como estamos a los mismos patrones que siguen la mayoría de videojuegos, sean móviles o para plataformas como PlayStation, Xbox o Switch.

Pero vayamos al grano. Oculus Quest no es algo nuevo y al mismo tiempo lo es. Detrás tiene **Oculus Go** y, más atrás en el tiempo, Oculus Rift, con el que empezó la aventura de Oculus Studios de diseñar unas gafas de realidad virtual para disfrutar de juegos, vídeos y cualquier contenido audiovisual de manera inmersiva.

Oculus Quest es la tercera versión de esta tecnología de realidad virtual, y como consecuencia, las espectativas eran altas. Como consecuencia, estas gafas tenían que tener lo mejor de los dos modelos anteriores y ofrecer algo más, demostrar que la realidad virtual actual está madura y que merece la pena comprar unas gafas para jugar o para ver una película o documental en 360 grados, de pie o sentado en el sofá.

Potencia independiente

Oculus Quest llama la atención desde el primer momento. Su diseño es similar al Oculus original, suavizando líneas y esquinas, pero si comparamos ambos dispositivos vemos desde el principio que hay muchas diferencias. Para empezar, su cuatro cámaras frontales, y la zona donde apoyar la cara se ve más preparada para aguantar varias horas de juego sin dejar marcas o sin que nos acabe pesando.

Los dos mandos que acompañan a Oculus Quest también se asemejan a los de Rift. Apenas hay cambios. Pero el conjunto pesa menos, no tienes la sensación de llevar un casco y con todo, al jugar estás prácticamente aislado. Además, los auriculares ya no se ven, como vimos en el modelo Go, están tan integrados que te sorprende la calidad con los primeros sonidos. Y como ocurría con Oculus Go, ya no necesitamos un PC con Windows funcionando en todo momento mientras jugamos. Los juegos se descargan directamente en las gafas. Ni eso ni los sensores del primer Rift. Oculus Quest se encarga de todo. Como decía, unas gafas totalmente independientes.

En definitiva, Oculus Quest vuelve al origen, con unas gafas robustas como Rift con dos mandos, pero incorporando las mejoras que logró con su modelo Go, más liviano y económico. El resultado, unas gafas de realidad virtual todoterreno con las que disfrutar de más de 50 títulos iniciales más todo lo que supone en cuestión de vídeo y fotografía en 360 grados.

Oculus Quest se puede reservar desde 30 de abril y comprar directamente a partir del 21 de mayo en 22 países. Su precio, 399$ para la versión de 64GB y 499$ para la versión de 128GB.

Puesta en marcha

Volvamos al principio. ¿Cómo es empezar con Oculus Quest? Aunque es el tercer modelo de Oculus, todo está pensado para que cualquiera pueda empezar a jugar desde el primer momento aunque no haya toca nunca unas gafas de realidad virtual.

Solo hay que descargar la aplicación oficial de Oculus en tu smartphone Android o iPhone para configurarlo la primera vez y en adelante todo irá a través de su interfaz virtual en las gafas, tal y como ocurría con Oculus Go. Con todo, desde la aplicación podrás ver el catálogo e iniciar descargas, compras y otras tareas de configuración que luego se ejecutarán en las gafas, siempre conectadas vía Wi-Fi.

La puesta en marcha, en resumen, consiste en descarga la app móvil, encender Oculus Quest, emparejar ambos a través de Bluetooth y realizar unas sencillas tareas para que veamos correctamente lo que tenemos en pantalla, o mejor dicho en pantallas, y es que Oculus Quest cuenta con una pantalla por ojo que ofrece 1440x1600 de resolución con un refresco de 72Hz.

Colocarnos bien las gafas para que todo se vea y escuche correctamente sin que nos molesten los elementos de sujeción, todo ello con ayuda del asistente de Oculus Quest, no nos llevará más que unos pocos minutos. En el proceso también delimitaremos el área de juego mediante Guardián, la tecnología que evitará que nos demos de bruces con el suelo, nuestra rodilla choque con una silla o nuestro brazo rompa una cristalera sin darnos cuenta.

Guardián se configura la primera vez que encendemos Oculus Quest. Detecta automáticamente el suelo, si no es así basta con tocarlo con uno de los mandos, y con el mismo marcaremos la zona en la que nos moveremos si vamos a jugar de pie sin chocar con nada. La superficie recomendada para jugar va de los 2x2 metros para movernos o de un diámetro de 1’4 metros si vamos a quedarnos quietos o a sentarnos. Si no disponemos del espacio suficiente, Oculus Quest nos avisará. En cualquier caso, si la zona de juego es inferior veremos los límites en todo momento antes de rebasarlos sin molestar en lo que vemos en pantalla.

Al terminar, pasaremos por el tutorial introductorio, una manera de aprender con la práctica cómo funcionan las gafas, los mandos y cada uno de sus botones, etc. Empezaremos agarrando objetos, tocando botones y luego probamos con dos juegos de muestra para hacernos una idea de todo lo que ofrece la realidad virtual.

Un catálogo apetecible

De nada sirve que una consola o dispositivo de juego sea bueno si no cuenta con contenido con el que pasar horas y horas delante de la pantalla. Y si bien con Oculus Quest no podemos jugar todavía a títulos como FIFA, Far Cry, God of War o Call of Duty, por citar los juegos más vendidos en 2018 para PlayStation 4, todo llegará a su debido momento.

Oculus Quest cuenta con un catálogo inicial de 50 títulos ampliable con el tiempo, todos ellos disponibles en su tienda oficial, accesible desde la aplicación móvil y desde Oculus Home, su entorno virtual que, por cierto, se maneja con total comodidad con ayuda de los mandos. Algunos de los juegos ya estaban disponibles en Rift, como Beat Saber o SUPERHOT. Otros son más nuevos, como la segunda entrega del juego de terror Dead and Buried II o el RPG clásico Journey of the Gods.

Repasando los juegos que he podido probar, el catálogo cuenta con variedad y calidad, en el sentido gráfico, de jugabilidad y, lo más importante, todos los juegos aprovechan las características de Oculus Quest. En este sentido, no se han limitado a portar juegos a Oculus sino que se han esforzado en la experiencia virtual para que sea la mejor posible. Y lo mejor de todo es que puedes disfrutarlos de pie, con todas las consecuencias que tiene esquivar golpes, sortear peligros o lanzar objetos, quedarte quieto en una zona concreta o incluso jugar sentado, si lo tuyo no es moverte en exceso.

De ejemplos hay muchos. En **Racket Fury: Table Tennis jugaremos a ping pong en un entorno futurista, con Angry Birds VR: Isle of Pigs haremos realidad la fantasía de lanzar pájaros contra cerdos en un entorno tridimensional desde distintos puntos de referencia en un mismo escenario, y con Dance Central podrás bailar al ritmo de las 32 canciones, cada una con su coreografía que deberás imitar a la perfección. La realidad virtual potencia mucho los juegos de deporte, de ahí títulos como Sports Scramble que te permitirá jugar a tenis, bolos y baseball en un juego que recuerda inevitablemente al ya clásico Wii Sports, o Creed: Rise to Glory, un juego con el que boxear como si revivieras la película del mismo nombre.

Otros títulos que me han llamado la atención son Space Pirate Trainer**, un juego que ya estaba disponible y donde puedes probar tu puntería disparando contra blancos móviles que no dudarán en dispararte, para ello deberás esquivar los disparos. Todo ello en un entorno futurista y con la banda sonora muy apetecible. Si te gustó Horizon Zero Dawn, tal vez quieras probar suerte con Apex Construct, un juego de acción y aventura en primera persona donde deberemos descubrir qué ha pasado con el mundo que conocíamos y que ahora dominan unas máquinas poco amistosas. Y si lo tuyo es derribar construcciones, desahógate con Ballista, un simpático juego de ataque al castillo.

Como comenté al principio de este análisis, para almacenar estos y otros juegos contaremos con 64GB o 128GB de espacio, según qué Oculus Quest tengamos. Además, cada juego ocupa entre 150MB y 2GB como máximo, por lo que tardaremos en saturar la memoria de nuestro Oculus.

Más que unas gafas para jugar

La pantalla OLED de Oculus Quest da para mucho. Como dije antes, 1440x1600 por ojo. Está claro que con esto podemos disfrutar de juegos con gráficos potentes, en parte gracias también a la potencia de su chip Qualcomm Snapdragon 835. Pero Oculus Quest no sirve solo para jugar, la realidad virtual da para mucho.

En este sentido, dentro de Oculus Home encontraremos un navegador web con sugerencias a sitios web que aprovechan la realidad virtual para mostrar contenido de una manera original e inmersiva, algunos con mayor o menor acierto. Lo mismo ocurre con su aplicación Oculus Video, que nos permitirá sumergirnos en vídeos de toda clase como si estuviéramos allí, ya estés de pie o sentado en el sofá. Es más, con la aplicación Wander, disponible en la tienda de Oculus, podrás viajar por todo el mundo en primera persona.

Según país e idioma, también podrás disfrutar de aplicaciones para disfrutar de contenido televisivo y audiovisual convirtiendo el espacio virtual en una suerte de sala de cine.

Conclusión

Oculus Quest cumple con creces como gafas de realidad virtual. Por precio y prestaciones, siendo además el tercer modelo de Oculus, supone un gran trabajo por parte de Oculus Studios, algo que también hay que agradecer a los responsables de los juegos compatibles, con los cuales podrás pasar horas de juego sin llegar a aburrirte.

La calidad gráfica es más que aceptable, el sonido nos envuelve sin molestar a quien esté a nuestro alrededor, las gafas apenas molestan una vez puestas, pesan 571 gramos, y la precisión de las cámaras frontales hace que los elementos en pantalla se muestren a la distancia adecuada. Eso sin olvidar la precisión de los mandos, sea cual sea la acción que hagamos: mover el mando, cerrar las manos virtuales, agarrar y soltar objetos, apuntar y disparar... También hay que reconocer el buen trabajo hecho para que Oculus Quest sea un dispositivo independiente. Ya no necesitamos PC conectado. Y la conexión Wi-Fi integrada y su entorno Oculus Home facilitan mucho la descarga de contenido. Es más, algunos juegos se pueden jugar online contra otros jugadores.

Otro detalle que me fascinó, como ser sedentario que soy, es la posibilidad de jugar de pie o sentado. La mayoría de juegos preguntan cómo vas a jugar y adaptan su manejo a las circunstancias.

¿Algo que objetarle a Oculus Quest? Obviamente, no todo va a ser perfecto. Su principal defecto tiene que ver con la batería, y es que la duración de la batería de las gafas a pleno rendimiento es de poco más de 3 horas. Es decir, que si eres un jugador intensivo, prácticamente después de cada sesión tendrás que dejarlo cargando, algo que no es problema pero sí una limitación al no poder sobrepasar esas 3 horas de juego. Tema aparte es si eso es saludable o no. Y relacionado con el mismo tema, los mandos de Oculus Quest emplean una pila AA cada uno. Está claro que su duración será mayor a la de las propias gafas, pero una pequeña batería en cada mando no hubiera estado de más. En cualquier caso, este detalle es más una manía personal que algo que pueda considerarse un defecto.

En cuanto al precio, conviene recordar que Oculus Go era un modelo más económico pero que, por ello, en algunos momentos se le resisten ciertos juegos debido a sus limitaciones de potencia. Oculus Quest es bueno en rendimiento, veremos qué tal envejece con futuros juegos.

Pros

  • * Muy intuitivo * Sin cables, no pesa ni molesta… * Todo está integrado en su interfaz * Sonido envolvente y no molesto * Buen catálogo de juegos * A prueba de accidentes

Contras

  • * Poca duración de la batería * Poco contenido audiovisual dedicado

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