Si el mundo pensó que la revolución definitiva para la compra-venta de viviendas fue la llegada de los portales inmobiliarios vía internet estaba muy equivocado. Aún quedaban algunas vueltas de tuerca para un sector que, en países como España, ocupa uno de los lugares más destacados en lo que a la economía respecta.

Ya sea desde una perspectiva negativa o positiva, solo en 2018, el país se posicionó en el top five de la inversión inmobiliaria, según el estudio Global Investment Atlas de la consultora Cushman&Wakefield. Con 15.200 millones de euros, esta cifra supone el 1,26% del PIB del país; creciente desde que la crisis, al menos en términos financieros, se dio por concluida. A estas cifras de inversores, predominantemente extranjeros, le acompaña un crecimiento en la venta de viviendas a lo largo de 2018. Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística se vendieron un total de 515.051 viviendas, un 10% más que el año pasado.

Con cifras tan "golosas", es comprensible el crecimiento de un ecosistema ad hoc para satisfacer toda esa economía muy centrada en el negocio del ladrillo. Desde las más tradicionales, con Idealista, hasta las versiones que han ido al detalle incluso en el alquiler de vivienda. Spotahome, con su versión de visitas interactivas, o Badi para encontrar el compañero de piso ideal. Y, por medio desde 2017, la versión de venta de pisos más tecnológica y con una jugosa promesa sobre la mesa: la eliminación de comisiones.

El día en el que algunas inmobiliarias, vía internet y bajo el paraguas de la recién nombrada proptech, afirmaron que su entrada en el sector de la venta de pisos iría acompañada de una eliminación –casi total– de las dichosas comisiones, un gran numero de empresas tradicionales pusieron en cuarentena la idea. Con un rechazo inicial lógico, esta situación ponía en peligro su modelo de negocio. Cobros de comisión que pueden llegar hasta el 6% del precio total de la vivienda que se sustituyen por el pago único de 3.600 euros solo si se vende la casa.

Este modelo de negocio, que podría ser una locura para muchos, ha sido el caso de éxito de Housfy. Creada por Albert Bosch, Miguel A. Mora y Carlos Blanco, la proptech cerró 1.000 operaciones en 2018 situándose en uno de los mayores vendedores del país.

Este sistema les ha servido para cerrar varias rondas de financiación. La última en 2018 de 2 millones de euros. Su objetivo: crecer en el extranjero. De momento, su foco se encuentra en Italia, pero pronto empezarán a expandirse por el mercado europeo. Ahora, según anuncian, están preparando una nueva ronda en 2019 para seguir costeando su internacionalización.

Vertical completa

El objetivo de muchas compañías en la actualidad es comprometerse con la totalidad del sector. O lo que es lo mismo que decir que el éxito depende de manejar todas las verticales de su negocio.

En el caso de Housfy, primero entraron con la venta de pisos sin comisión, para pasar después a la financiación de los mismos, con más de 200 operaciones desde que empezó a operar hace un año. Ahora entran en el sector de las reformas. Y esto tiene sentido: en 2018 se alcanzó la mayor cifra de venta de viviendas de segunda mano desde 2007. En este punto, entraría en todo un sector en auge ahora mismo.

Para el año que viene, Housfy entrará en el negocio de las mudanzas y los alquileres. Otro terreno pantanoso que investigar.