Autor: Raquel Hernández Luján

Netflix sigue siendo la plataforma de streaming con más abonados en España. A comienzos de 2018, superó el millón de suscriptores y según los datos provistos por la CNMC, sus cifras no hacen más que crecer y crecer, situándose ya cerca de los dos millones.

Pero, ¿cuál es el secreto de su éxito? ¿Qué ventajas ofrece frente a sus competidoras directas? ¿Qué alianzas estratégicas le están funcionando? ¡Vamos allá!

Una oferta rica y variada

Si tienes una cuenta de Netflix, bien sabrás que uno de los grandes retos como espectadores es elegir qué ver, porque su catálogo es amplísimo y va incorporando nuevos títulos de forma periódica. Lógicamente, eso implica que otros van desapareciendo, pero los que se quedan para siempre son los títulos de producción propia.

Se calcula que la inversión en nuevas producciones es de unos 15.000 millones de dólares anuales, una barbaridad que deja claro que las majors tienen motivos para preocuparse. Han servido para generar contenidos originales de Netflix que han sabido dirigirse a distintos públicos y no dejar nicho de mercado sin explorar: tenemos series tan seguidas como dispares entre sí, como pueden ser Stranger Things y Narcos y películas que van desde Okja hasta la laureada Roma, por no hablar de sonados documentales como Ícaro. Sí, claro que entre el catálogo también hay producciones muy mediocres, incluso las creadas por la propia Netflix (ahí tenemos Puertas abiertas, por ejemplo), pero el catálogo es tan amplio que resulta difícil no encontrar algo que se adecúe (e incluso sorprenda) a nuestros gustos.

Además, como las novedades no suelen anunciarse a bombo y platillo en la televisión convencional, suelen tener ese componente de "descubrimiento" entre los usuarios, que muchas veces nos lleva a comentar en plan "tío, ¿has visto la nueva serie sobre XXX?". En otras palabras, parece que hayamos visto a los años 80 y 90, cuando las novedades audiovisuales llegaban a popularizarse por el boca a boca. No deja de ser paradójico...

Una plataforma ágil y una cuenta fácil de compartir

Si retrocedemos en el tiempo, recordaremos que la plataforma desembarcó en España en el mes de octubre de 2015 y consiguió hacerse un hueco con gran facilidad, adoptando estrategias como ofrecer un mes gratuito de prueba y permitiendo la afiliación sin permanencia. Pero puede que nada haya parecido tan ventajoso a los usuarios como el hecho de que se puedan compartir las claves para acceder a los contenidos. Las cuentas compartidas marcan la diferencia respecto al resto de las plataformas, cada una con su propio modelo de negocio, pero ninguna que "salga a cuenta" como Netflix.

Además, la aplicación en sí es muy superior a las del resto y estuvo muy pronto disponible para todo tipo de sistemas operativos (Android e iOs) y smart TV. Entre sus cualidades más aplaudidas se cuentan que es muy intuitiva, que ofrece la posibilidad de descargar contenidos y verlos sin conexión (esto no es algo exclusivo, ya que por ejemplo Prime Video también lo tiene, pero Netflix fue la primera en adoptarlo), que es fácil acceder a las diferentes posibilidades de subtítulos e idiomas, que guarda tus selecciones y que el buscador es realmente útil y rápido (su optimización de las keywords de búsqueda en magnífica), por no hablar de algo tan obvio como que no hay publicidad.

Tampoco hay barreras, de modo que el usuario puede desatarse tanto como quiera y "atiborrarse" de contenidos en jornadas maratonianas, lo que en jerga se conoce como binge watching, aunque "oficialmente", Netflix no recomienda hacer esto. Paradójicamente, Netflix incluso lanza estudios de las series más maratoneables y, como su costumbre es subirlas a la plataforma completas del tirón, no hay ni siquiera que esperar para tenerlas accesibles.

La alianza con las operadoras, todo un acierto

Vodafone, Orange, Euskaltel y Movistar han ido poco a poco incorporando sus contenidos hasta ofrecerlos como parte de sus paquetes convergentes con televisión, fibra óptica y móviles.

Inicialmente, Vodafone ofreció 6 meses de suscripción gratuita a Netflix para nuevos clientes o aquellos que contrataran un plan que incluyera televisión, algo que comenzó después de ese periodo a cobrarse por separado. Orange hizo algo similar ya en noviembre de 2016, pero solo con 3 meses de periodo gratuito. En ambos casos, era necesario ver los contenidos de la plataforma en su propia aplicación multiplicando el número de altas.

Parece ser que el beneficio ha sido mutuo, dado que ambas operadoras han incrementado también su número de clientes: antes de Netflix, Vodafone tenía 900.000 y ahora ya 1.280.000 mientras que Orange ha pasado de los 458.000 a los 716.000.

Las últimas alianzas han sido con Telefónica, donde la integración ha sido total: está incrustado en la propia plataforma y se ha incorporado dentro de los paquetes que incluyen televisión, fibra óptica y telefonía fija y móvil y con Orange, vía los paquetes Love.

¿Se avecinan nubarrones?

¡Ojo! Que no todo van a ser caminos de rosas... parece ser que Netflix podría estar ultimando una subida de precios que, de no ser bien aceptada por los usuarios, podría poner en jaque su línea ascendente de ingresos en España. De seguir la misma pauta que en Estados Unidos y Latinoamérica, el paquete básico en calidad SD y para una única pantalla se mantendría en 7,99 euros, mientras que el standard con dos pantallas pasaría de 10,99 a 12,99 y el premium, que ofrecería el servicio en Ultra HD alcanzaría los 17,99 euros, frente a los 13,99 actuales. Ahora mismo, Sky se ofrece a 6,99 euros al mes con 3 dispositivos simultáneos, mientras que HBO se ofrece a 7,99 con 2 dispositivos simultáneos.

La cuestión es la siguiente: ¿Llegarán a materializarse estas subidas? ¿Con qué consecuencias? ¿Están ya tan familiarizados sus usuarios con la televisión a la carta que no renunciarán a ella por nada del mundo? ¿Servirán las alianzas con las empresas de telecomunicaciones para frenar o evitar una fuga como protesta ante estas posibles nuevas tarifas?

Es difícil pronosticar qué sucederá a futuro, pero sí podemos echar la vista atrás para analizar qué ha sucedido y está sucediendo a día de hoy: podemos ver un clarísimo impacto en los hogares españoles, en los que ya no se consume televisión como se hacía antes y mucho menos donde se hacía antes: los dispositivos móviles son los coprotagonistas de este idilio de los usuarios con Netflix. Y el dardo va directo también a la forma en la que consumimos el cine: puede que estemos en el punto de giro que lo cambie todo y que acabe con las ventanas de la distribución del cine en salas. Vivimos en el mundo de la inmediatez y da la sensación de que está (casi) todo a un click.

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