La nueva adaptación de la obra original de Stephen King se bate entre momentos de tremendo horror y otros desternillantes que te mantienen atado a la butaca del cine durante toda la película. Aunque con altibajos, Cementerio de Animales consigue mantener la originalidad y contar una historia con más personalidad que la cinta de 1989.Cementerio de Animales tiene en su haber el tratarse de una de las obras más personales de King. Y lo es porque parte de los hechos que narra tienen que ver con su propia experiencia vital. Con la muerte del gato de su hija y su posterior entierro en un cementerio de animales en Maine, cuando el autor a la que había sido su Universidad a dar clase de literatura creativa, a finales de los 70. Por ello, algunos de los temas que toca el libro, y por extensión esta nueva adaptación, tienen mucho de personal. Lógicamente, se queda en eso, en tanto que la premisa que plantea -y que no os vamos a desvelar- tiene que ver más con la ficción que con la experiencia vital del autor.
Sea como sea, la película nos pone ante los ojos a la familia de un doctor que vuelve de la gran ciudad a ser médico de familia en un lugar un poco más remoto de Maine. Al poco de estar allí, su hija se fija en una procesión de niños que van a enterrar a sus mascotas a un cementerio de animales dentro de los lindes de su propiedad.
Desde ese punto se suceden una serie de acontecimiento que mezcla la vida después de la muerte, la pérdida, el terror, y un habitual en los viejos cuentos de terror: los cementerios, reservas indias y su iconografía. Con esta premisa, por tanto, uno puede imaginarse viendo el tráiler y evitando que un texto como este se la destripe, que poco tiene que ver con los animales en sí, al igual que en la película como en la obra original.Pero por mucho que la obra de King, y por tanto esta nueva adaptación, se base en los clichés clásicos del género, la película pone todo su esfuerzo en hacer lo mismo que el libro: dejar un final tan roto, tan vacío de sentimientos y sin ni un ápice de esperanza que encaja de maravilla en esa sucesión de escenas que nos mantienen el pulso elevado solo con el mero paso de un camión en el fondo del plano. Es ese respecto, pocas son las películas de terror que juegan en su hilo con la concepción de la vida después de la muerte y se atreven a cerrar con un final como el de Cementerio de Animales. Y es que aunque parte de sus trama inicial sea supérflua, lo cierto es que la película sabe como cerrarse a sí misma y dejar abierto todo lo demás.
Y es precisamente, al tratarse de una segunda adaptación de un libro bastante conocido, cuando uno pensaría que las cosas iban a ir a lo sencillo, a repetir la fórmula de 1989 con los ritmos del público de 2019, pero lo cierto es la película sabe añadir, como decíamos, su propia personalidad para que todo nos parezca original. Lo hemos visto antes sí, pero nada de lo que aparece nos lo esperamos de esa forma. Por ello, se disfruta a partes iguales tanto si has visto la película de 89 como si vas de nuevas al cine. Nada es nuevo, pero todo es novedoso.
Todo lo novedoso es suficiente para crear tensión, meterte el miedo característico de este tipo de películas en el cuerpo y darte más de un sobresalto durante los 1 minutos que dura. Pero también es lo suficientemente familiar como para mantener intacto el espíritu de la obra original y mantener el hilo argumental -con matices- de la película de 1989. Es más dura, con escenas mucho más explícitas y un ritmo totalmente diferente a lo que había entonces, pero es que han pasado la friolera de 30 años entre ambas y casi 40 del libro original.
Quizás hemos echado de menos el haber aprovechado el momento para introducir nuevos personajes con mayor carga protagonista en la trama, puesto que aunque la película hace referencias en forma de recuerdos y visiones a acontecimientos terroríficos de sus protagonistas, en muchas ocasiones parece más una forma de reforzar ideas que ya están presentes en la trama general que de aportar algo que de verdad tenga sentido para los acontecimientos que se cuentas. En términos generales, la sucesión de los diferentes hechos de la película y el resultado final funcionan por sí solos sin necesidad de recurrir a esas referencias, por lo que al final se quedan en una mera excusa para dar sustos que carecen de sentido dentro del conjunto.
En definitiva, Cementerio de Animales sabe aportarle al genero del terror sobrenatural lo suficiente como para crear algo novedoso, diferente, y que roza la línea entre el cine palomitero del terror y la obra de autor, con un final descorazonador que, por sí solo, es suficiente como para aguantar la lista de sobresaltos encadenados en una historia que se va cociendo a fuego lento para desatar todo su plantel del efectos en su último tercio.
Conclusión
Cementerio de Animales es capaz de ser fiel tanto a la película como a la obra original, manteniendo su hilo argumental pero con toques de personalidad propios que hacen que no se pierda la tensión de este tipo de películas. Pese a ser una sucesión de clichés, la cinta es sorpresiva y sabe hacer del terror clásico su mejor aliado, cerrando la historia con una final desgarrador y desesperanzador al que no estamos acostumbrados en este tipo de películas.
Pros
- Final inesperado, abierto y desgarrador.
- Es capaz de ser fiel a las originales pero personalidad propia.
- Mantiene la tensión en todo momento con momentos de especial sobresalto.
Contras
- Algunos momentos en los que la película intenta ser graciosa rompe un poco el clímax de tensión.
- La interpretación de su protagonista infantil pierde conforme avanza la trama.