La indignación contenida de 200 pasajeros explotó este lunes dentro de un avión de Ryanair, tras dos días de permanecer encerrados dentro. Primero el domingo 3 de febrero en que el vuelo debió despegar a las 9:30 de la mañana, hora local. Pero tras embarcar a las 14:00 estuvieron esperando por más de seis horas hasta que fueron desalojados. El atraso se atribuyó a "condiciones climáticas". El vuelo debió volar de Praga a Madrid.

Luego este lunes volvieron a embarcar, pero el despegue ha vuelto a demorarse. Los pasajeros desconfiados de la tripulación se han amotinado en su contra. La compañía asegura que el problema se debe a la imposibilidad de descongelar correctamente las alas de la aeronave.

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Luego tripulación ha excedido su número de horas dentro del avión permitido por ley y tuvieron que programar un cambio, atrasando aún más el despegue y aumentando significativamente la tensión al punto que varios pasajeros tuvieron que ser atendidos por ataques de ansiedad.

Aunque Ryanair cumplió la normativa del tiempo máximo de la tripulación dentro de avión, no lo hicieron con los pasajeros: tres horas máximo. De hecho la propia aerolínea tiene una regla interna en que no deberían permanecer más de dos horas en tierra y en la aeronave.

La tripulación ha abierto las puertas en mitad de la pista debido a la crisis de identidad de uno de los pasajeros, quienes llevan horas denunciando en redes sociales lo sucedido, sin recibir comida y tan solo agua "después de mucho insistir".

El vuelo FR2767 despegó finalmente a las 11:25, dos horas después de lo anunciado.