El nuevo LG G8 ThinQ tiene dos elementos fundamentales que componen su carta de presentación: su sistema de emisión de sonido a través del panel OLED y su sensor ToF que permite dotar al teléfono de capacidades extra que lo convierten en uno de los más singulares del momento. Bajo estas premisas la firma surcoreana introduce este buque insignia que, si bien no tiene 5G como su también recién nacido hermano V50 ThinQ 5G, sí tiene otras muchas funcionalidades que aportan más utilidad en este momento.
En Hipertextual hemos podido probar este nuevo smartphone durante un breve periodo de tiempo y, si bien es pronto para emitir ningún juicio final, la realidad es que las sensaciones han sido muy interesantes en todos los sentidos. LG sigue fiel a su estilo con este terminal y eso lo hace bastante reconocible y familiar tanto exteriormente como una vez haciendo uso de él, con el añadido de que ahora su interior se encuentra renovado con las especificaciones más punteras.
Del escaneo facial al venoso
Una de ellas es el sensor ToF, que ahora ofrece sus capacidades para algo más que el desbloqueo facial, dado que también permite hacerlo escaneando las venas de la palma de la mano en lo que han llamado Hand ID. Así mismo, el sensor permite efectuar otra funcionalidad también ciertamente llamativa, como es el control del smartphone sin tocarlo. Haciendo gestos hacia derecha e izquierda a una distancia de entre 15 y 20 centímetros, incluso rotando la mano, el dispositivo podrá moverse entre aplicaciones, coger llamadas o subir y bajar el volumen, entre otras.
Sensores ToF, qué son y para qué se pueden utilizar
La configuración es ciertamente sencilla y apenas unos segundos bastan para tener la palma de la mano registrada en el terminal. Por ahora, las utilidades de esto se plantean reducidas a nivel general, aunque quizá su uso diario permita exprimir dicha función y elevar su potencial.
LG hace uso en este smartphone de las propiedades del panel para que el sonido emitido por el mismo provenga directamente del frontal del dispositivo gracias a las capacidades OLED. El sonido, en general, es bueno, potente y no hay mucho que echar de menos en este sentido.
La cámara, por su parte, parece cumplir con los parámetros de lo esperado, aunque no ofrecerá resultados de la misma calidad que los del V50 debido a las limitaciones con las que cuenta sobre el papel. Quizá este sea uno de los puntos en los que más cojee el dispositivo teniendo en cuenta el segmento en el que se mueve, aunque –a falta de una prueba más extensiva– parece suficiente para aguantar el tipo sin comprometer demasiado.