Uno delos grandes eventos astronómicos que se esperan en 2019 no se ha hecho apenas esperar, pues podrá verse en los cielos esta misma noche, durante la madrugada del domingo al lunes. Se trata de un eclipse total de Luna muy particular, ya que se da junto a un cúmulo de circunstancias que le confieren tantos apellidos como los de un aristócrata. Con todos ellos, podemos decir que en unas horas disfrutaremos de una superluna roja, de sangre de lobos. En general vamos a ver un eclipse lunar, en perigeo y durante el mes de enero. Pero lo cierto es que la otra versión suena bastante más atractiva.
Los eventos astronómicos que no puedes perderte en enero de 2019
Cuando la luna se tiñe de rojo
Un eclipse lunar total, como el de esta noche, se da cuando la Tierra se sitúa justo entre el Sol y la Luna. Como resultado, la Luna comienza oscureciéndose, a medida que se aproxima a la parte más clara de la sombra terrestre, conocida como penumbra. A continuación, pasa a la parte más oscura, llamada umbra, tras la cual el satélite empieza a colorearse de varias tonalidades de rojo. ¿Pero por qué? Por lo general, el brillo característico de la Luna procede de los rayos del Sol, que se reflejan sobre ella. Sin embargo, en este caso no pueden llegar directamente, por lo que primero pasan por la atmósfera de la Tierra, que los refleja, descomponiéndolos en varios colores, como cuando pasamos un haz de luz por un prisma. Así es como se generan “rayos” de luz roja, que terminan alcanzando al satélite, tiñéndolo del color de la sangre.
Esta noche en concreto, la Luna entrará en la penumbra a las 3:35, hora peninsular española, pasando a la umbra a las 4:33. Una hora después, a las 5:40, comenzará el eclipse total, por lo que podremos ver cómo comienza a teñirse de rojo, alcanzando su punto máximo a las 6:13. Finalmente, el eclipse total finalizará a la 6:43 y ya solo quedará observar cómo sale de la umbra a las 7:51 y de la penumbra a las 8:49, ya totalmente de día. Una vez ahí, el eclipse habrá terminado.
Por qué un eclipse de Luna tiñe de rojo al satélite
¿Por qué es una superluna?
Esta noche, el eclipse coincide también con otro fenómeno calificado como superluna. En realidad, es un apelativo un tanto exagerado, que nos lleva a imaginar una Luna inmensa, en la que casi se pueden ver los cráteres a simple vista con total claridad. Pero lo cierto es que la diferencia con otras noches de Luna llena no es tanta. Este término fue acuñado por primera vez en 1979 por el astrólogo-véase que era astrólogo, y no astrónomo-Richard Nolle, quien además predijo que la superluna de 2011 daría lugar a una serie de catástrofes que finalmente no sucedieron. Concretamente, con este nombre quiso hacer referencia a las noches de Luna llena en las que el satélite se encuentra en su perigeo; es decir, el punto de su órbita en el que pasa más cerca del centro de la Tierra. Como resultado, puede verse un 14% más grande y un 30% más brillante. La diferencia apenas es perceptible, pero no deja de ser un bonito espectáculo. En realidad, cualquier noche de Luna llena ofrece un espectáculo maravilloso, se vea del tamaño que se vea.
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Finalmente quedaría saber de dónde viene el apellido de los lobos. En realidad, es un término muy antiguo, popularizado por las primeras tribus de nativos americanos. Llamaban así a la Luna llena del mes de enero, ya que durante esas noches los lobos aullaban con más fuerza fuera de sus campamentos, posiblemente atormentados por el hambre que pasaban durante las gélidos días del primer mes del año.
No hay nada que temer
Las declaraciones que en su día hizo Nolle sobre las superlunas, junto al cierto matiz terrorífico que puede tomar que la Luna se tiña del color de la sangre, han llevado al nacimiento de muchas leyendas sobre los peligros que suponen este tipo de eventos astronómicos. Sin embargo, más allá de las mareas, el estado en el que se encuentre la Luna no influye en la aparición de ningún tipo de catástrofe natural. Ni tsunamis, ni terremotos. Solo un bonito espectáculo que presenciar. Habrá que levantarse temprano para verlo en su máximo esplendor, pero vale la pena el madrugón.