El consumo de vídeo actual es principalmente digital, en parte gracias a la mejora y expansión de internet y al uso de televisores conectados, pero todavía se mantiene un mercado de venta de series y películas en formatos de vídeo físicos, principalmente Blu-Ray y DVD.

Los estándares actuales son ésos, DVD y Blu-Ray, pero no siempre ha sido así. Si giramos la vista atrás recordaremos el mítico VHS, popularizado en la ficción con series ambientadas en los 80 y 90 como Stranger Things.

Pero que un formato de vídeo físico se convirtiera en estándar no fue tarea fácil ni algo que pasara de la noche a la mañana. En el proceso se enfrentaron varios formatos de vídeo y las compañías que los apoyaban.

Los acuerdos y demandas se sucedieron hasta la victoria de un único ganador, y en medio, el usuario profesional o doméstico, que no sabía qué formato elegir. A continuación repasamos las principales guerras del vídeo que se sucedieron década a década hasta nuestros días.

VHS contra Betamax

Los años 80 tuvieron muchas cosas buenas. De ahí la fiebre nostálgica de series, películas y videojuegos que recuperan elementos de esta década. Entre las novedades técnicas de los 80, destaca el vídeo doméstico. Por primera vez, cualquiera podía ver una película grabada en su casa e incluso grabar lo que estaba viendo por televisión sin levantarse del sofá.

El principal formato de vídeo doméstico fue el VHS, acrónimo de Video Home System o Sistema de Vídeo Doméstico. Lo desarrolló la empresa japonesa JVC en los 70 pero no llegó a hacerse un rincón en el mercado mundial, más allá de Japón y Estados Unidos, hasta finales de los 70 y principios de los 80. En un cartucho del tamaño de un libro basado en los principios de la casete sonora, podías grabar imagen y sonido, desde unos pocos minutos hasta varias horas, de forma lineal y según la calidad de la imagen, la longitud de la cinta y el formato de grabación elegido (NTSC americano o PAL europeo).

En poco tiempo, el vídeo doméstico se popularizó enormemente gracias a que la industria del cine podía vender su producto más allá de las salas de cine o de las cadenas de televisión en colaboración con los videoclubes, los fabricantes de electrónica se beneficiaban de un nuevo mercado de consumo y el usuario salía también beneficiado, ya que podía ver un título de estreno antes de su emisión por TV.

El formato VHS fue tan revolucionario que también afectó al ámbito profesional, ya que además de ser un formato de consumo casero sirvió para grabar vídeo mediante cámaras VHS profesionales, relegando las anticuadas bobinas de película.

Fuente: Milanuncios

Pero aunque el VHS ha sido el estándar de facto y el que más queda en el recuerdo, hubo otros competidores en cuanto a formatos de vídeo domésticos, a destacar Betamax y Video 2000. Curiosamente, Sony lanzó al mercado Betamax en 1975, un año antes que su rival VHS, que acabaría dominando la industria del vídeo doméstico.

Tanto VHS como Betamax empleaban cinta magnética, como la de casete, protegida por una carcasa plástica. En el caso de Betamax, era más pequeña que VHS, pero las prestaciones eran prácticamente las mismas, permitiendo grabar desde unos minutos a varias horas, si bien la calidad de imagen y de grabación eran algo superiores en el formato Betamax. Si en el ámbito profesional, Betamax tenía mejor fama que VHS, ¿por qué en el mercado doméstico finalmente fue VHS el ganador?

Hay varios motivos. El principal es que el inventor del VHS, la empresa japonesa JVC, apostó por ofrecer su formato como un estándar abierto e inició colaboraciones con fabricantes como Hitachi, Mitsubishi o Sharp. Por su parte, Sony fue más celoso con su formato Betamax, por lo que las limitaciones de licencia y patentes limitaron su adopción por terceros.

La segunda gran ventaja de VHS frente a Betamax fue la apuesta de las grandes distribuidoras de vídeo, como Disney o Paramount, relegando Betamax al ámbito profesional, menos lucrativo que el doméstico. Por su parte, el lanzamiento en 1979 de Video 2000 es la respuesta de las empresas europeas Philips y Grundig por hacer frente al VHS de la japonesa Sony.

Y si bien Philips había dado vida a la popular casete de audio en 1962, su salto al vídeo no fue tan fructífero, a pesar de introducir novedades como el rebobinado automático o un control de la reproducción más apurado.

DVD contra LaserDisc

El VHS dominó los 80 y los 90, y si bien se han seguido fabricando durante el siglo XXI hasta no hace mucho, en 1995 vio la luz un sustituto digital, el DVD.

DVD es el acrónimo de Digital Versatille Disc o Disco Versátil Digital, un formato de vídeo en forma de disco óptico desarrollado por un conglomerado de empresas del sector. Si en la música, la cinta de casete analógica fue sustituida por el Compact Disc o CD en formato digital, en el vídeo, el VHS analógico fue superado por el disco óptico DVD.

Una curiosidad es que el DVD no tiene un único responsable, ya que la industria aprendió de la pugna entre Sony y JVC agrupándose para lanzar un formato estándar que evitara luchas y gastos innecesarios.

Para no alargarnos demasiado, tras varios intentos de grabar vídeo en discos ópticos durante la segunda mitad de los años 80, surgieron dos alianzas para diseñar un estándar: Multimedia Compact Disc, de Sony y Philips, y Super Density, con el soporte de Toshiba, Matsushita, Hitachi, Mitsubishi, Pioneer, Thomson, JVC y el gigante del contenido audiovisual Time Warner.

Tras un tira y afloja que implicó a gigantes de la computación como IBM, Apple, Compaq, Microsoft o Hewlett-Packard, se decidió unificar ambas alianzas con el nombre de DVD Consortium, luego DVD Forum, para crear un único formato que integrara lo mejor de cada casa.

El resultado, un disco óptico más resistente que los prototipos anteriores y que permitía grabar entre 4,7 GB en su primera versión de capa simple hasta 8,5 GB en las versiones más recientes de capa doble.

Reproductor LaserDisc de Philips

Por un lado, el DVD facilitó el lanzamiento y relanzamiento de películas con mayor calidad de imagen y con funciones adicionales, como poder elegir en qué momento de la película iniciar la reproducción, reproducir una escena concreta, ver material adicional como tráilers o making of y menús interactivos para elegir varias pistas de audio o subtítulos. El usuario y los profesionales contaban con un nuevo formato para grabar y guardar datos de todo tipo en formato digital gracias a los discos de un solo uso y a los regrabables.

¿Y qué papel tiene el LaserDisc? Lanzado en 1978 en Estados Unidos, fue uno de los primeros formatos de vídeo en forma de disco óptico, pero tenía un problema grave: tanto los discos LaserDisc como sus reproductores eran muy caros para la época.

Y si bien el LaserDisc ha dejado huella entre los mitómanos y cuenta con defensores, no tuvo la adopción necesaria por parte de los fabricantes ni del consumidor, por lo que ha quedado relegado al recuerdo y ha sido eclipsado por el formato DVD.

Blu-ray contra HD DVD

La guerra entre VHS y Betamax marcó las pautas futuras, y si bien con el DVD se corrigieron los errores del pasado, la historia suele repetirse una y otra vez.

El DVD batalló básicamente contra sí mismo, una lucha interna entre empresas para primar su propio diseño, y tuvo más de una década de éxito dominando el mercado desde finales del siglo XX hasta la primera década del XXI.

Pero con el Blu-ray volvimos a las andadas, y en parte fue consecuencia de la disparidad de formatos que querían convertirse en el DVD estándar que todos conocemos. A un lado del ring, el formato HD DVD, creado principalmente por Toshiba y que durante la guerra de formatos tuvo el apoyo de gigantes como Intel y Microsoft.

Al otro lado, el conocido por todos Blu-ray, desarrollado por un grupo de empresas bajo el nombre de Blu-ray Disc Association y donde destaca especialmente Sony, si bien también incluía a Panasonic, Pioneer, Philips, Thomson, LG, Hitachi, Sharp y Samsung.

El objetivo de ambos proyectos era mejorar el disco óptico permitiendo almacenar más datos, y por ende, más vídeo y de alta definición o 1080p. De ahí que HD DVD signifique High Density DVD o DVD de alta densidad.

Microsoft apoyó el HD DVD. De ahí su reproductor para Xbox 360

¿Cómo fue la guerra entre estos dos formatos de alta definición? El primer capítulo empieza en 2002 con el anuncio de un proyecto llamado Blu-ray para crear un disco óptico superior al DVD. Sony es la promotora, tras lidiar con dos proyectos para crear este formato, uno en colaboración con Philips y otro con Pioneer.

Así que en 2002 nace la Blu-ray Disc Association para crear lo que conoceremos como Blu-ray. ¿El problema? ¿Qué hacer con DVD Forum, la asociación de empresas que promovió el lanzamiento del DVD? Las pugnas internas hacen que ésta se parta en dos y que nazcan dos nuevos bandos, la asociación promotora del Blu-ray y la propia DVD Forum, que adoptará el HD DVD diseñado por Toshiba y NEC.

A nivel técnico, HD DVD y Blu-ray son muy similares. Por fuera, dos discos ópticos idénticos. Por dentro, Blu-ray permite almacenar entre 25 GB y 50 GB según grabemos a simple o doble capa. HD DVD admite entre 15 GB y 30 GB. Curiosamente, ambos emplean la misma tecnología de grabación, por lo que las diferencias se limitan a aspectos de interacción e integración por internet, más propios del reproductor que del formato de vídeo propiamente.

La guerra la ganó Blu-ray tras la rendición de Toshiba, que en 2008 decide dejar de fabricar HD DVD para seguir con Blu-ray. Esto hizo que gigantes de la industria del cine que apoyaban el formato HD DVD, como Universal Studios o Paramount Pictures, se rindieran al Blu-ray, lo que vuelca la balanza a favor de éste último.