Stan Lee falleció esta semana dejando huérfanos a más de 50 superhéroes de la factoría Marvel, una editorial que ayudó a aupar casi desde sus inicios, y en la que desempeñó todo tipo de labores, desde chico de los recados, pasando por guionista raso hasta editor y presidente mismo de la compañía, un cargo que abandonó pronto al darse cuenta de que aquello no era tan divertido como para su afán creativo.

El cocreador de Spider-man, Hulk, Los Vengadores y tantos otros será siempre recordado por sus cameos en las películas, su vocación entusiasta por difundir a Marvel y también por todas las leyendas que rodearon su figura. Lee fue Marvel, y Marvel será siempre Lee. Más aún incluso en la era en la que las películas de sus personajes son las más taquilleras en la gran pantalla. Pero hubo un tiempo en el que Stan 'The Man' se alejó del universo que había ayudado a crear, e incluso trabajó para su más 'ilustre competencia': DC Comics.

Allí, en una serie especial titulada 'Just Imagine' e impulsada por el productor Michael E. Uslan, se proponía algo tan sencillo como seductor ¿Y sí Stan Lee hubiera impulsado, en lugar de Marvel, la creación de los personajes más icónicos de DC? Para ello, la editorial rodeó a su flamante fichaje de su mejor plantel de dibujantes, entre los que se encontraban Jim Lee, John Buscema o Joe Kubert. El resultado fueron 12 números publicados en 2001 donde se nos presenta a un Batman carcelario, un Superman que no vuela, o una Wonder Woman peruana. Esta son las historias de esta rara avis de los cómics.

Stan Lee, una vida de cómic cargada de curiosidades y leyendas

Cómo Stan Lee acabó trabajando para DC

Aunque en el mundo de la historieta es normal el salto de dibujantes y guionistas de una trinchera a otra (nombres propios como Jack Kirby, Grant Morrison o más recientemente Brian Michael Bendis lo han hecho), el caso de Lee es especialmente llamativo por su vinculación aparentemente intrínseca con Marvel. Sin embargo, esto no siempre fue así. Después de pasar la mayor parte de los años 80 en California para negociar las versiones en televisión de sus personajes, Lee se fue desvinculando poco de la labor editorial. Durante esa época mantuvo un puesto y sueldo como consultor, pero sin estar ni mucho menos metido en el día a día de la compañía. En ese tiempo, Lee aprovechó para lanzar sus propios negocios, enfocándose en el mercado audiovisual, una aventura de la que saldría muy mal parado y que acabaría dando con sus huesos en DC.

En 1998, el hombre que creó a Spider-Man fundó su propia compañía, Stan Lee Media, basada en las series de animación y con una visión de introducirse en el recién abierto mundo de internet. A su lado confió su mano derecha a Peter F. Paul, un conocido abogado y millonario de la época que había estado en la cárcel y que posteriormente intentó financiar la campaña al Senado de Hillary Clinton en el año 2000 levantando algunos escándalos por el origen del dinero y sus verdaderas intenciones. Paul, como apuntaba, no era trigo limpio, y acabó inflando el capital de Stan Lee Media hasta que la compañía se derrumbó por sí misma, declarándose en bancarrota y dejando a Lee también en una situación económica comprometida.

Stan Lee Media, que había lanzado una serie llamada The 7th Portal, donde aparecían los primeros personajes creados por Lee en 30 años, desapareció, y fue en ese momento cuando Lee unió su carrera momentáneamente con DC, aunque él nunca afirmó que esta alianza se cerrara por necesidades económicas, sino porque encontró en ello un reto creativo y un "ejercicio divertido e ilusionante”, según contaba en el prólogo del primer número.

De un Batman afroamericano a una Wonder Woman latinoamericana

Pero lo importante, más allá de las circunstancias, es que esa inesperada unión nos dio la posibilidad de ver el genio de un Stan Lee que hacía mucho tiempo que no se empleaba en cómics rediseñando por completo los personajes de DC.

El Batman de Stan Lee con su disfraz hiperrealista.

Cada número, de un total de 10, se dedicaba a contar el origen de un personaje, más otros dos donde se reunía la visión de Lee de la Liga de la Justicia. Una versión alternativa que no tenía ninguna influencia sobre el canon ni la cronología de DC, esto era simplemente una mini-serie para dejar volar la imaginación. Lee se encargó de cumplir con algunos guiños o clichés adjudicados a sus personajes en Marvel, como dotarlos siempre de nombres con aliteraciones (Peter Parker, Bruce Banner), en los que se repetía la misma consonante en nombre y apellido.

El primer número, dibujado por Joe Kubert, nos dejaba ver a Wayne Williams, la versión de Bruce Wayne, es decir, Batman. Aquí Lee plasma el origen del personaje de forma muy distinta. Williams, un afroamericano hijo de un policía asesinado por una banda de criminales, está en la cárcel por un delito que no había comentido. Allí se encapricha de un murciélago que parece ir a visitarlo, y conoce a un compañero llamado Frederick Grant que le ayuda a mejorar sus actitudes de lucha, físicas y mentales. La versión marvelita de Alfred. Tras salir de la cárcel por salvar la vida al alcaide, Williams hace una fortuna como peleador de lucha libre, donde adopta su traje del murciélago, y posteriormente se dedica a vengarse de los criminales que le metieron en la cárcel y mataron a su padre.

Otra versión muy distinta es la que Just Imagine nos ofrece de Wonder Woman, que en este caso no es una amazona, sino una mujer peruana llamada María Mendoza, quien es una activista medio ambiental y cultural. Mendoza conoce de los planes de un cazatesoros por hacer unas excavaciones en unas antiguas ruinas incas. Tanto el villano como Mendoza consiguen de forma inesperada unos poderes que estaban retenidos, en el caso de Wonder Woman, heredados directamente del legendario rey incaico Manco Cápac.

María Mendoza, la Wonder Woman de Lee.

Un Superman que no vuela

También es llamativa la visión que da Lee de su Superman. Nombrado como Sandel, en su origen se nos cuenta que es un miembro novato de las fuerzas del orden kryptonianas y que a diferencia del Superman real, no acaba llegando a la Tierra tras la destrucción de su mundo. Sandel sufre un accidente cuando estaba persiguiendo a un criminal en un centro de teletransportación que acaba dando con ambos en... (sí) la Tierra.

Nunca viste a Superman tan desaliñado.

En nuestro planeta Sandel acaba siendo llamado Superman tras exhibir sus poderes de superfuerza que no son más que un efecto del cambio de gravedad entre planetas. Sin embargo, no es capaz de volar por sí mismo. Visto que aquí es un héroe y en su mundo un ciudadano del montón, esta versión de Superman decide quedarse en nuestro mundo ayudando a los humanos a la espera de que desarrollemos una tecnología que le permita regresar.

La saga de Lee también incluye la versión de un Robin que es criado por el gran villano de la serie, llamado Reverendo Darrk, un Linterna Verde que consigue sus poderes de un árbol mitológico y que es una especie de Dr. Manhattan, un Flash que es una chica cuyo ADN se ha mezclado con el de un colibrí, o un Shazam alocado convertido en un monstruo gigante y que liga con los mitos artúricos o un Aquaman que encuentra su origen en un biólogo marino que en un experimento con delfines acaba volviéndose un ser de agua.

Just Imagine pasa hoy por ser una de esas rarezas que tanto enriquecen el mundo del cómic. Aunque las ventas funcionaron bien, el paso de los números acabó perdiendo fuerza y su última entrega salió al público a mitad de precio. Lo bonito de esto es que el mundo del cómic da para tantos mundos alternativos que en su reordenación del Multiverso DC, Grant Morrison tuvo a bien dedicar un universo propio a los héroes rediseñados por Lee, que hoy por hoy siguen formando parte de la historia de DC, aunque fueran diseñados por el buque insignia de la competencia.

De izquierda a derecha: La Flash de Lee, Linterna Verde, Batman, Superman, Wonder Woman y Shazam.

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