Skylanders, Disney Infinity o los amiibo de Nintendo. Los bautizados como toys-to-life, juguetes o figuras reales que pueden interactuar con nuestros videojuegos, tuvieron una época dorada hace unos años. Activision consiguió hacerse de oro, arrasando Navidad tras Navidad, con sus muñecos de Spyro y compañía; Disney siguió la estela apostando por nombres tan potentes como Star Wars o Los Vengadores y Nintendo, pese a no crear un videojuego dedicado, ha lanzado decenas de figuras que no han dejado de agotarse en tiendas.

Ahora, apenas unos años después de que la moda arrasara, las dos primeras franquicias ya son historia tras haberse desplomado en ventas y solo Nintendo continúa vendiendo, a gran ritmo, figuras de sus personajes más icónicos, compatibles con la práctica totalidad de su catálogo de videojuegos first party. Por ello parecía extraño y sobre todo arriesgado que Ubisoft apostara, y de manera tan ambiciosa, por una idea de negocio de dudosa viabilidad como la de los videojuegos con juguetes interactivos.

Aunque aquí toca hacer una importante aclaración: Starlink: Battle for Atlas no funciona exclusivamente con juguetes reales si no que las naves, personajes y armas también pueden ser adquiridos en sus versiones digitales mediante pagos con dinero real. Lo que no quita, eso sí, que el marketing y la comunicación de Ubisoft se hayan centrado en la característica que diferencia al videojuego de sus posibles competidores.

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Algo que conlleva que, dados los antecedentes, sean muchos los que puedan pensar que hablamos de un videojuego menor, sin demasiada enjundia, que solo funciona como punto de partida para vender y vender juguetes. Y nada más lejos de la realidad: la obra de Ubisoft Toronto es un videojuego más que digno que, con sus altibajos, consigue entretener y resultar satisfactorio.

Lo es siendo, en su núcleo, un juego muy Ubisoft: una experiencia en mundo abierto, dividido en siete planetas y el inmenso espacio que los separa, repleta de objetivos a completar y con un sistema de progresión bien planteado y medido que nos mantiene pegados a los mandos. Y lo es, claro, teniendo un gameplay entretenido y lo suficientemente profundo como para no quedarse en un mero pasatiempo.

Hablamos de un videojuego que mezcla la exploración en planetas alienígenas con el combate por aire y por el espacio; la segunda variante, normalmente contra piratas galáticos y gigantes naves, suele ser la menos común pero también la más divertida, recordando ligeramente a videojuegos como EVERSPACE mientras que la primera es mucho más común, dado que la mayoría de misiones transcurren en los planetas del sistema galáctico Atlas.

El grueso de los objetivos a completar girará, casi siempre, en torno a eliminar y bloquear puestos enemigos (que irán creciendo y evolucionando) y, de cuando en cuando, enfrentarnos a gigantes y temibles Titanes, criaturas con un diseño artístico exquisito, como casi todo el videojuego. Es una pena, eso sí, que el ritmo se corte sobremanera a la hora de realizar ciertos viajes de aquí y allá, pues a pesar de la existencia de un sistema de viaje rápido, serán muchos los largos (y leeeentos) trayectos a completar en el espacio. No ayudará, en el largo plazo, la sensación de repetitividad que rodea al planteamiento.

La historia que se nos cuenta es algo tópica y, sobre todo, se nota escrita y dirigida hacia un público infantil o adolescente con lo que todo tiene un tono muy ligero. Seremos un miembro de la iniciativa Starlink con el objetivo de recoger materiales y recursos Nova mientras nos enfrentamos a la Legión Olvidada, un ejército de alienígenas cuyo lider, Grax, busca conquistar la galaxia. Evidentemente, algo visto y leído mil y una veces y que se limita a funcionar como trasfondo de las distintas misiones.

Como punto a destacar, comentar que la versión de Nintendo Switch no solo incluye al icónico Fox Mccloud, personaje de StarFox, si no una línea argumental dedicada al mismo que parece quedar por encima, en interés y diversión, a la del juego original. Un añadido que va más allá del simple personaje invitado para arañar ventas y que nos regala el contenido más interesante y llamativo del videojuego.

En este sentido, quizá llama negativamente la atención que los personajes que se nos presentan sean tan poco carismáticos y llamativos. Ya de por sí adquirir algo tan aséptico e impersonal como una nave no parece tener el mismo atractivo que hacer lo propio con criaturas fantásticas o personajes conocidos de grandes franquicias y los personajes de carne y hueso no aportan ese plus de personalidad.

Pero dejando esto a un lado, no podríamos olvidarnos de recalcar que, en su condición de producto que apuesta por los juguetes interactivos, Starlink: Battle for Atlas es muy satisfactorio. El montaje de las naves y sus armas, mediante una base que acoplaremos a nuestro mando, puede ser algo aparatoso e incómodo de primeras pero lo rápido y eficiente que es modificar nuestro vehículo espacial al vuelo, alternando entre distintas armas, embarcaciones y personajes. Además, el juego incluye un sistema de daños y debilidades elementales y puzles variados que promueven ir alternando entre distintas configuraciones.

Es muy difícil saber cuál será la trayectoria de Starlink: Battle for Atlas; en una generación donde los gigantes de las experiencias toys-to-life han caído en picado y rodeado de algunos de los títulos más esperados de la generación, parece complicado augurar grandes éxitos a una experiencia que, seamos justos, es más de lo que muchos imaginábamos. Ubisoft no se ha quedado en un mero pasatiempo sacacuartos y ha lanzado al marcado un videojuego entretenido y competente por sí mismo, que gustará a cualquier aficionado de las aventuras espaciales.

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