Hoy se estrena la que para muchos es la película de acción del verano. Cierto es que Misión Imposible: Falloutno tiene una gran competencia en estas fechas estivales pero, no cabe duda, la nueva entrega de la franquicia protagonizada (y producida) por Tom Cruise apunta a colarse entre lo mejor de la acción de los últimos tiempos. Y lo hace siguiendo una progresión ascendente, en espectacularidad, recepción de crítica y público, de la que muy pocas franquicias pueden presumir.

Preparándonos para la que promete ser la misión más épica e intensa de todas cuantas ha afrontado Ethan Hunt, hemos revisionado la saga al completo y ordenamos, de peor a mejor y con algunas sorpresas, las primeras cinco entregas de la franquicia. Así es nuestra particular, personal e intransferible clasificación de la saga Misión Imposible.

4. Misión Imposible II

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La película más peculiar de la franquicia. Muchos la odian, otros tantos la adoran. Tras el notable éxito de la primera, Cruise y Paramount sorprendieron con un giro de 180º en el que el espionaje y la elegante tensión dejaban paso a una desbordante acción de estilo noventero a cargo de John Woo, realizador hongkonés que había entrado con éxito en Hollywood con producciones como Broken Arrow o Face off. Y, una cosa es cierta, lejos de ser una producción aséptica y carente de identidad, los dejes y costumbres del director empaparon cada plano.

Es recordada, principalmente, por elementos un tanto bochornosos como esas tiroteos y persecuciones más cercanos a bailes de salón que a escenas de acción, por el sacrilegio (y un ejemplo de pésimo trabajo de documentación) de quemar los pasos religiosos en plena Semana Santa de Sevilla en una clara confusión con las Fallas de Valencia y, cómo no, por las palomas que han plagado la filmografía de Woo. Más allá de eso, es fácil recordar otra de tantas memorables y arriesgadísimas escenas de la saga, con un Cruise escalando sin red de seguridad uno de los precipicios del Gran Cañón que ya dejaba ver su sobresaliente dedicación en lo que a escenas de riesgo se refiere.

Woo cuajó una película un tanto deslavazada, ya hortera por aquel entonces e indescriptible hoy día, en la que se pasó de frenada en demasiados aspectos y que, aún y con unas escenas de acción notables y bien coreografiadas, termina resultando pesada y dilatada. Por suerte, Cruise y compañía supieron ver más allá de los resultados en taquilla y siguieron otros derroteros.

3. Misión Imposible

La que lo empezó todo. Un Tom Cruise en estado de gracia que ya podía considerarse el héroe de acción que sigue siendo hoy en día (pocos comparten tal estatus, hoy por hoy) preparaba una franquicia a su medida, adaptando una conocida serie de televisión pero centrando toda la atención en su persona. Significativo es que, al contrario que en un show televisivo donde el trabajo en equipo era vital, aquí el comando del FMI caiga eliminado al completo en apenas diez minutos de película.

Un Brian De Palma cuyos mejores días, los que nos dejaron Scarface, Carrie, Los Intocables o Carlito's Way, ya habían pasado se sacó de la manga una de las mejores películas de acción de la década y un gran primer paso en lo que ya apuntaba a ser una franquicia millonaria. Los giros de guión y traiciones que han caracterizado la franquicia tienen su germen aquí mismo y fue también esta primera entrega la que nos dejó una de las imágenes más icónicas de la saga, la de Ethan Hunt colgando a apenas centímetros del suelo en uno de los robos más tensos y bien rodados de la franquicia.

Fue un acierto (y un elemento criticado en su momento) utilizar el personaje de John Voight, que tomaba nombre del héroe de la serie de televisión, como mentor de Cruise, reforzando la trama central y la motivación de Hunt pero también nos parece uno de los films más confusos e innecesariamente alambicados de la saga, mezclando tramos de absoluta brillantez técnica y narrativa con otros totalmente prescindibles y un tanto soporíferos. Con todo, repetimos, su influencia y valor están fuera de toda duda.

2. Misión Imposible: Protocolo Fantasma y MI: Nación Secreta

La cuarta y quinta entregas comparten posición. Y es que la confección y el espíritu de ambas resultan tan semejantes, dejando sensaciones del todo parecidas y cometiendo fallos y aciertos similares, que resulta misión imposible (¡ja!) anteponer una u otra. Quizá la primera, dirigida por Brad Bird que venía de trabajar en algo tan antagónico como Ratatouille, tiene algo más de mérito por establecer una identidad, un grupo y esa sensación de puro cine espectáculo pero es la segunda, ya con Christopher McQuarrie a los mandos, la que perfecciona la esencia ligeramente.

Ambas, como la práctica totalidad de la saga, son películas en la que el trasfondo y la misión en sí no importan lo más mínimo y, error común, terminan dándole un peso, ceremonia y valor que no merece. Así, los dos filmes viven de un Cruise estratosférico y de unos acertados escuderos pero, sobre todo, de la acción más espectacular y mejor rodada de toda la franquicia.

Escenas históricas del cine de acción son ya el descenso por el Burj Khalifa o el despegue enganchado a lomos de un Airbus A400M pero ambas películas van más allá de eso: especialmente destacable es el segundo tramo de Nación Secreta, encadenando setpiece tras setpiece. Ghost Procol y Rogue Nation, dos caras de una misma moneda.

1. Misión Imposible III

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Es una elección un tanto impopular a la vez que, para un servidor, la mejor y más reivindicable película de toda la saga. Tras el brusco cambio de rumbo dado por John Woo en la segunda parte, Cruise y compañía parecían buscar un punto medio entre los espías y la infiltración de la primera entrega y la acción más contundente y sin ambages que Bourne (e incluso Bond, con la Casino Royale que se estrenaría el mismo año) llevaban a la pantalla. Así, J.J Abrams (con Roberto Orci y Alex Kurtzman, compañeros habituales, al guión) sentaría las bases de todo lo que ha llegado después. Y lo haría en su primera película como director.

En Misión Imposible III (la última sin subtítulo) tenemos el Ethan Hunt más humano y mejor desarrollado de la franquicia gracias a, otro gran acierto, un conflicto más cercano y con el que cualquier espectador pudiera empatizar. La introducción de la película es suficiente para que nos preocupemos por Hunt y su futura esposa, algo que no ocurre con las tramas alambicadas y grandilocuentes de otras entregas. Parte inherente de esto es también el que, y aquí no hay discusión posible, es el mejor villano de toda la franquicia, el Owen Davian del fenomenal y extrañado Philip Seymour Hoffman.

Para redondear la producción tenemos secundarios a un nivel sobresaliente, como son Billy Crudup y Lawrence Fishburne (su juego de grises y potenciales traiciones es, quizá, el más sorprendente de toda la franquicia) y unos niveles y, sobre todo, variedad de acción y localizaciones de primer nivel. Con todo, además del mérito de cambiar para bien el rumbo y marcar el camino a seguir, Misión Imposible III es el film más equilibrado de la saga.