El mundo de los videojuegos de tenis lleva años sufriendo llamativos altibajos. Tras una época en la que Virtua Tennis, paradigma de la experiencia arcade, y Top Spin, la vertiente más cercana a la simulación, dominaban un subgénero en el que muchos intentaron hacerse hueco, este subgénero deportivo comenzó a perder fuelle y, poco a poco, las alternativas desaparecieron del mercado. Tanto es así que esta nueva generación todavía no nos ha dado una entrega a la altura de lo que merece dicho deporte y de lo que fue, en su momento, el genial Top Spin 4.
Lo curioso es que tras una larga temporada de sequía, son hasta tres videojuegos de tenis los que se habrán lanzado en un lapso de no más de dos meses. El muy prometedor Mario Tennis Aces está todavía por llegar, el 22 de junio, mientras que AO International Tennis y Tennis World Tour se pusieron a la venta el 8 y el 22 de mayo respectivamente. ¿El problema? Que en ambos casos nos topamos con experiencias mediocres que ni siquiera consiguen igualar lo visto en títulos lanzados hace ocho años.
Pero, por si fuera poco, el caso de Tennis World Tour es un poco más complicado y controvertido si cabe. El videojuego de Bigben Interactive, estudio que emplea a antiguos desarrolladores de la saga Top Spin, llegó al mercado con múltiples problemas: animaciones extrañas, ausencia de sonido ambiental, bugs en la jugabilidad, una IA rival deficiente, la ausencia de dobles y un largo etcétera. Lo que fue castigado por prensa y público (4,8 y 2,9 son sus respectivas valoraciones en Metacritic) podía achacarse a una deficiente fase de testeo y QA pero hoy hemos sabido que, desde el estudio, eran totalmente conscientes del estado del videojuego.
Ha sido Alain Falc, presidente del estudio, el que en un derroche de sinceridad en una entrevista con Le Monde ha afirmado que "el proyecto estaba al 20% de su desarrollo pocas semanas antes del lanzamiento" debido a un "desarrollo caótico". Pero lo que es peor, Falc declara que no pensaron nunca en posponer el lanzamiento para "evitar perder las campañas de marketing ya cerradas" y "que el estreno se alejada de la celebración de Roland Garros", torneo que finaliza el próximo 10 de junio.
Por si fuera poco, el desarrollador saca pecho y reconoce que "saben que el juego será rentable" debido a que han puesto "500.000 copias en el mercado de la mano de muchos distribuidores que no tienen derecho a devolución". O, lo que es lo mismo, totalmente conscientes del desastroso estado de Tennis World Tour, el estudio nunca valoró la posibilidad de retrasar su lanzamiento y, para más inri, cerro acuerdos sin derecho a devoluciones con distribuidores y tiendas.
Tras la publicación de estas palabras, desde Bigben Interactive no han tardado en pronunciarse y han afirmado lo siguiente:
“Se ha tergiversado parte de una entrevista publicada en un medio escrito francés. No es cierto que el juego no estuviera listo para su comercialización. Si es cierto que el parche de actualización pensado para estar disponible simultáneamente al lanzamiento del juego se demoró varios días, por lo que la compañía pidió y pide disculpas.
El error está subsanado. Así mismo estamos comprometidos con una política de mejoras constantes de este título, actualizaciones frecuentes y apoyo a los jugadores que han confiado en Bigben para disfrutar de un gran juego de tenis.
Estamos en permanente contacto con ellos, a través de nuestras redes sociales, y desde aquí quiero agradecerles su apoyo y comentarios. Escuchamos y mejoramos gracias a ellos”.
La nueva declaración se centra en el importante parche que fue lanzado días después del estreno del videojuego pero, de nuevo, no desmiente las otras declaraciones de Falc. Sea como fuere, fue en la entrevista original cuando el director general del estudio afirmó que el año que viene llegará una "edición revisada" de Tennis World Tour y que en sus planes está lanzar una entrega completamente nueva de cara al 2020. Algo que, después del estreno de un videojuego con múltiples carencias y las últimas declaraciones, habrá que ver si termina sucediendo. La comunidad, con razón, no está contenta.