Dropbox, la que en su momento fue una de las startups más innovadoras de la nueva ola de emprendimientos salidos de Silicon Valley (en aquella época conocida como la Web 2.0), finalmente ha hecho su debut en Wall Street. Las cosas, al menos en principio, parecen ir bien. La acción abrió a 29 dólares y su cotización subió hasta los 30 dólares, es decir, casi 45% por encima de la oferta pública inicial de 21 dólares.

El interés en la acción de la compañía viene de la mano de una serie de logros, sobre todo desde un punto de vista económico, que incentivan un panorama positivo para su cotización en la bolsa de valores de Nasdaq:

  • Mil cien millones de dólares en ingresos durante 2017
  • 500 millones de usuarios registrados
  • 11 millones de usuarios pagan por usar el servicio

Dropbox el primero en ofrecer una solución de almacenamiento en la nube que sea sumamente simple, sin ningún tipo de configuración. Antes de su existencia, tener archivos siempre sincronizados en la nube, con sistema de versiones y al mismo tiempo disponibles en todo momento requería soluciones corporativas muy costosas o configuración sumamente complicada.

Dropbox y sus problemas de diferenciación

Pero durante los últimos años Dropbox ha visto como grandes empresas como Amazon, Microsoft, Google y Apple ofrecen lo mismo a menor precio. En el caso de los dos últimos inclusive ofrecen soluciones de ofimática (Office 365, Gsuite, iWork) totalmente integradas almacenamiento en la nube.

Dropbox ha tratado de mejorar su posición invirtiendo fuertemente en investigación y desarrollo, que de hecho es la partida de gastos más grande. La empresa reportó pérdidas netas de 210 millones de dólares en 2016 y 111,7 millones de dólares en 2017 aunque el flujo de caja está en cifras positivas desde 2016.

Aún así, al menos inicialmente, el mercado parece tener confianza en la acción y en el futuro de la empresa.