En el mundo de los drones, DJI es el rey. Su último producto, el Mavic Air, es la máxima expresión de un dominio generalizado en toda la industria tecnológica. Este es su análisis a fondo.El Mavic Pro cambió el concepto de drone para siempre. El primer compacto y plegable de la marca china no solo redujo su tamaño respecto a hermanos mayores (como el Phantom 4); lo hizo sin sacrificar la calidad de imagen de su cámara y con un nivel de inteligencia operativa superior a cualquier producto de una marca rival. Era, como comenté en su momento, un drone perfecto para las masas.

Pocos meses después, la compañía dió un paso más en esa dirección con el Spark, que redujo aún más sus dimensiones, ajustó su precio hasta situarlo en una competitiva barrera e integró algunas prestaciones de software que le hacían aún más sencillo y fácil de usar.

No obstante, entre esos dos maravillosos productos, DJI dejó un espacio vacío. Tanto en precio como en prestaciones, se podía ver claramente una nueva categoría de producto intermedia que satisfaga las necesidades de ese consumidor amateur ambicioso que, sin llegar a los más de mil euros del Mavic Pro, busca una experiencia de vuelo y fotográfica competitiva.

Fue entonces cuando nació el DJI Mavic Air, un dron de 849 euros que combina la extrema portabilidad y sencillez de uso del modelo Spark con la inteligencia, la robustez y la fotografía del innovador Mavic Pro.

YouTube video

Una hermosa cámara aérea

Los drones no son objetos precisamente atractivos, pero el Mavic Air es justo la excepción que confirma la norma. Su acabado es menos militar, más refinado y denota muchísima más elegancia y clase que cualquier otro equipo del sector.

También resulta extremadamente compacto. Plegado es mucho más pequeño que el Mavic Pro, y oscila tamaños similares a los de un smartphone moderno (iPhone 8 Plus, Galaxy S9+, etc.). Llevarlo a la playa, a la montaña o de viaje al extranjero no supone ningún esfuerzo —a diferencia de la gama Phantom—. Cabe en cualquier bolsa de transporte habitual.

Hermoso, pequeño y muy resistente. Un diez para DJI.El mecanismo de contracción de los brazos es similar al del Mavic Pro, pero se añade un paso extra: unas pequeñas patas que lo elevan ligeramente del suelo y evitan el contacto directo de la base de la aeronave con la superficie. El resto del proceso es exactamente igual en mecánica, aunque sí resulta algo más simple de encajar.

Un pequeño-gran cambio en la construcción del drone se encuentra en el gimbal y la cámara principal. Está incrustada en el chasis del equipo, lo que la protege y securiza mejor ante un posible impacto.

Y hablando del gimbal, el del Mavic Air goza de estabilización en tres direcciones. El sistema presume de nuevos amortiguadores que hacen la imagen más estable, aunque las diferencias respecto a Mavic Pro son inapreciables.

La cámara, por su parte, presenta algunas novedades muy importantes. La mayor de todas es la grabación de vídeo a 100 Mbps, que mejora sustancialmente la calidad de imagen en términos de nitidez y color. También resulta muy mejorada la interpretación cromática que hace la cámara, mucho más real y atractiva que la que hacía el Mavic Pro.

En fotografía, eso sí, la cámara de 12 megapíxeles peca de apertura, rango dinámico y tamaño de sensor. Es capaz de compensar parte de esta inferioridad con el fabuloso modo HDR, pero las diferencias respecto al Phantom 4 son muy apreciables. Comparado con su hermano directamente mayor (el Mavic Pro), el rendimiento es muy similar.

Una pena que el puerto USB-C no sirva para cargar el drone con baterías externas.Para almacenar todo el contenido, el Mavic Air cuenta con una memoria interna de 8 GB que resulta extremadamente útil en situaciones muy particulares. Por ejemplo: estás en pleno vuelo, encuentras una escena atractiva y justo se agota el almacenamiento de la tarjeta microSD. Almacenamiento interno al rescate.

Para extraer los datos (tanto de la SD como del almacenamiento interno), el Air cuenta con un puerto USB-C en la región posterior. Y no, este pequeño puerto no sirve para cargar la aeronave con una batería externa o una adaptador de corriente convencional. Hay que seguir utilizando el tedioso e impráctico cargador propietario de DJI.

Una vez en el aire, el Mavic Air es capaz de operar un máximo de 20 minutos; algo más que el Spark pero notablemente menos que el Mavic Pro. Para realizar algunas fotografías y tomar pequeños clips de vídeo es suficiente; pero quien busque sacar algo más de jugo tendrá que adquirir, inevitablemente, el pack “vuela más” (con tres baterías externas).

Operando el Mavic Air

En breves píldoras:

- Tremendamente veloz y responsivo. Con el modo sport activo, la aeronave es capaz de alcanzar velocidades cercanas a los 70 km/h, entrando así en terreno de Mavic Pro y Phantom 4. Además, al ser tan pequeño, aerodinámico y ligero, el Mavic Air responde sorprendentemente rápido a las instrucciones del controlador remoto. Volarlo es una absoluta delicia.

- Estable y eficaz. El diseño de su chasis hace que el Mavic Air mantenga la estabilidad incluso en vientos fuertes. En la costa de Mónaco —con vientos mediterráneos de cierta intensidad— se comportó a las mil maravillas. Sorprendente dado el reducido tamaño y la ligereza del equipo.

- Mayor seguridad en el vuelo. El nuevo Air monta sensores en la zona posterior de la aeronave, lo que le permite operar marcha atrás con una mayor seguridad.

- *”Ciego” en los laterales. El Mavic Air, al igual que su variante Pro, no cuenta con sensores en los laterales de la aeronave. Cuando se avanza en esas direcciones, tanto el piloto como el propio software* de pilotaje automático quedan completamente ciegos.

- Más inteligente que nunca. Cuando detecta un obstáculo en su camino, el Air hace uso del nuevo Sistema Avanzado de Asistencia al Piloto. En lugar de detenerse, ahora los sortea lateralmente de una forma mucho más elegante y eficiente. Ideal para un vuelo seguro a manos de pilotos más inexpertos.

- Gestos y modos de vuelo por doquier. Siguiendo la estela del Spark, el Air monta un sistema de control por gestos y nuevos modos de vuelo. Ambos funcionan mejor que en cualquier otro drone de DJI hasta la fecha, pero la utilidad real del control por gestos resulta bastante discutible.

- La señal se hace más débil. El Mavic Air no utiliza los mismos protocolos de transmisión que el maravilloso Mavic Pro, lo que se traduce en un menor alcance y una señal algo más pobre. Teóricamente es capaz de alcanzar los 2 kilómetros de distancia, pero en entornos más densos esta cifra puede verse reducida. Afortunadamente, en caso de pérdida de señal, el Mavic Air activa de forma automática el sistema de retorno a punto de despegue.

Comprendiendo su papel bajo el Mavic Pro

En muchos sentidos, el nuevo Mavic Air es igual (o incluso mejor) que el archiconocido Mavic Pro. Sin embargo, su costo es significativamente inferior al de su hermano mayor. ¿Cuál era, entonces, el posicionamiento exacto y el propósito del Mavic Air?

Durante la presentación europea del Mavic Air hice justo esa pregunta al equipo de DJI, y la respuesta fue bastante simple: el Air no reemplaza al modelo Pro; ambos productos se complementan entre sí. En un futuro cercano, el modelo superior recibirá una actualización de software y hardware que amplie el gap con el modelo Air. Y será justo en ese momento cuando la gama de DJI esté claramente diferenciada en prestaciones y costo.

Conclusión

DJI ha vuelto a crear un producto de los que maravillan, de los que reinan y de los que ansias comprar. Pero su mayor atributo no es la inteligencia ni el tamaño total de la aeronave; es el equilibrio prestacional.

Responde a la perfección en todos los aspectos que definen a una aeronave de estas características; y además lo hace de una forma elegante y eficaz. Como si de un Aston Martin se tratase.

El equipo tiene ciertas limitaciones respecto a las gamas superiores (como la autonomía o el rango de vuelo), pero considerando el target de usuario que busca convencer, el impacto de este tipo de deficiencias es reducido.

Quien quiera un dron de consumo ligeramente más avanzado que el Spark, próximo en prestaciones al Mavic Pro y con un precio por debajo de los 1.000 euros encontrará en este Mavic Air su mejor opción de compra.

Pros

  • Grabación de vídeo mejorada. Los 100 Mbps y las mejoras en el procesado de la imagen se notan. El vídeo es mejor que en Mavic Pro.
  • Tamaño realmente compacto. Increíble. Resulta increíble que tanta tecnología quepa en algo tan pequeño.
  • Diseño superior. Es el primer drone que encaja con mi traje de chaqueta. Estiloso y refinado.
  • Muy inteligente. Las mejoras en los sistemas autónomos, el mejorado control por gestos y los nuevos modos de vídeo hacen que cualquier persona pueda volar un Mavic Air sin problemas.

Contras

  • Autonomía mejorable. 20 minutos dan para lo que dan: algunas fotos, un par de vídeos y poco más. Tanto por diversión como por profesión, resulta escasa.
  • Sigue ciego por los laterales. Sin sensores en las paredes laterales de la aeronave, el Mavic Air queda ciego en este tipo de movimientos. Repite el mismo fallo que Mavic Pro y Spark.