VIH

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El Gobierno ha anunciado esta mañana que la prueba para el autodiagnóstico del VIH ya se puede adquirir en las farmacias españolas sin necesidad de prescripción médica. Su comercialización llega después de que el Consejo de Ministros aprobase el Real Decreto 1083/2017, de 29 de diciembre, por el que se eliminaba la necesidad de prescripción de un facultativo para adquirir este tipo de test. La norma además autorizaba la publicidad de los productos de autodiagnóstico para la detección del VIH, al igual que ocurre con las pruebas del embarazo y de la fertilidad.

Según datos del Ministerio de Sanidad, en España viven entre 140.000 y 145.000 personas con VIH, el virus de la inmunodeficiencia humana cuya infección puede desembocar en el síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida o sida. Sin embargo, se calcula que casi uno de cada cinco individuos no están diagnosticados (un 18%), un problema que resulta en la detección tardía de la infección, frenando la respuesta eficaz a la epidemia, disminuyendo la respuesta al tratamiento y aumentando la mortalidad asociada.

España, al igual que otros países de nuestro entorno, ha impulsado la comercialización de pruebas de autodiagnóstico del VIH, con lo que aquellos interesados podrán realizarse en casa el test después de haberlo comprado en farmacia por un precio aproximado de 34,5 euros. Según explica el Ministerio de Sanidad en la Guía de actuación farmacéutica, la prueba de detección consiste en tomarse una muestra de sangre o saliva sin la ayuda o intervención de profesionales sanitarios. Los resultados, que determinan si el individuo ha podido ser infectado por el VIH-1 o el VIH-2, tardan unos treinta minutos. No hace falta estar en ayunas para realizar el test, que solo puede ser utilizado por una persona, pero sí estar en un ambiente que se encuentre a 18-30ºC.

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Imagen obtenida por microscopía electrónica, en la que se observa a virus del VIH infectando a células T. Fuente: NIAID (Flickr)

La sensibilidad de la prueba de autodiagnóstico del VIH es superior al 99,5%, un porcentaje que se refiere a la probabilidad de que una persona infectada por el virus tenga un resultado positivo; mientras que la especificidad es del 99,9%, que se relaciona con la probabilidad de que un individuo con un resultado negativo no tenga la infección. En cualquier caso, el Ministerio de Sanidad aclara que el hecho de contar con un resultado positivo no significa que una persona esté infectada por VIH, ya que a pesar de ser pruebas muy sensibles, un resultado positivo debe ser confirmado en un laboratorio clínico mediante un segundo examen.

Si el resultado de la prueba es negativo, significa que el test no ha detectado anticuerpos frente al VIH. En el caso de que el interesado no haya mantenido un comportamiento de riesgo durante los últimos tres meses, no estaría infectado por el virus. Por el contrario, si ha habido situaciones de riesgo, tales como mantener relaciones sexuales sin preservativo o compartir objetos punzantes sin esterilizar, es importante repetir el examen después de tres meses. Esta franja temporal se debe al llamado período ventana, durante el cual una persona que ha podido ser infectada no ha producido todavía los anticuerpos contra el virus, las proteínas que detecta el test. Aun teniendo resultados negativos en la prueba, es necesario recordar la necesidad de utilizar medidas de protección como los preservativos para prevenir la transmisión de enfermedades como clamidias, gonorrea o sífilis y para evitar embarazos no deseados.