Skype es, en pleno 2018, uno de los grandes servicios de mensajería que no incorpora un cifrado de punto a punto pero Microsoft pretende poner fin a este problema con lo bautizado como Private Conversations, anunciadas durante el día de hoy y accesibles desde hace unas semanas a través del programa Skype Insider.

Microsoft ha anunciado que esta encriptación, tanto para las llamadas de audio como para los chats escritos y envíos de archivos, utilizará el sistema Signal Protocol, estándar en la industria y desarrollado, sin ánimo de lucro, por Open Whisper Systems. Este mismo cifrado de extremo a extremo es el utilizado, por ejemplo, en WhatsApp. Microsoft lo ha anunciado así:

Con Private Conversations, tendrás un cifrado de extremo a extremo en tus llamadas de audio de Skype y los mensajes escritos o archivos como imágenes, audios o vídeos, utilizando Signal Protocol, el estándar en la industria creado por Open Whisper Systems. El contenido de estas conversaciones será oculto tanto en la lista de chats como en las notificaciones para mantener en privado la información que compartes.

Por el momento tendremos que seleccionar este tipo de conversación privada antes de empezar una conversación o llamada con nuestro interlocutor para que todos nuestros mensajes y archivos sean cifrados de extremo a extremo hasta que elijamos. Eso sí, por el momento solo podremos participar en conversaciones cifradas desde un dispositivo a la vez.

¿Pero qué diferencia hay entre el cifrado de punto a punto que nos ocupa y el cifrado en tránsito que incorpora Hangouts o el propio Skype hasta el día de hoy? Éste último modelo de cifrado, mucho menos seguro, consiste en encriptar el contenido que nosotros enviamos hasta que llega a nuestro proveedor de servicio, donde pasan a ser accesibles. Por contra, el cifrado punto a punto (End-to-End Encryption) encripta nuestro mensaje desde el principio y éste viaja como tal a través de los servidores hasta llegar al dispositivo del receptor, desencriptándose en ese mismo momento. De esta forma se complican las filtraciones y hackeos y se impide que, por ejemplo, las autoridades puedan acceder a nuestro contenido previa orden judicial.