La montaña rusa del Bitcoin está trayendo consigo un interés desmedido por las criptomonedas. Aunque no se conozca exactamente para qué sirven ni cuáles son los riesgos reales de invertir en ellas, plataformas como Coinbase facilitan que cualquiera pueda invertir su dinero en apenas unos minutos en un rango de monedas muy concreto (Bitcoin, Ethereum, Litecoin y Bitcoin Cash, en este caso). Sin embargo, mercados de compra y venta más especializados se llenan de nombres tan singulares como PutinCoin, WeAreSatoshi, Rasputin Online Con, Stress, Piggycoin, CHIPS, TRON o Pluton, por ejemplo. Todas estas se conocen con el nombre de altcoins.

Altcoin responde a la unión de alternative y coin y su significado no pretende definir nada más que eso: monedas alternativas. Se define con este nombre a todas aquellas criptodivisas que no son el Bitcoin, puesto que una gran parte deriva de esta original tanto en sus procesos como en los procesos que hay detrás. Los ejemplos anteriores son solo una pequeña muestra de las más de mil divisas virtuales que se pueden encontrar en lugares como CoinMarketCap, donde también figuras algunas cuyo futuro es más prometedor, en un principio, como pueden ser IOTA, Ripple o las mencionadas Litecoin y Ethereum.

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La relevancia de las altcoins

Mientras que Bitcoin continua siendo el referente en cuanto a valoración –y mucho tienen que cambiar las cosas para que no lo siga siendo durante un tiempo–, su éxito no solo ha provocado la aparición de más criptomonedas, sino también el interés de la sociedad en general por estas nuevas opciones. Con el súbito apogeo de los últimos meses, el número de personas que buscan en monedas virtuales más pequeñas una inversión de futuro se ha multiplicado de manera exponencial, dando a estas un protagonismo que hasta ahora no conocían.

Aunque en un principio muchos de los inversores de Bitcoin alegaban la nula necesidad de estas monedas y predecían una corta existencia, lo cierto es que han pasado a ser una parte fundamental del mercado de criptodivisas. Estas no solo ayudan a extender el uso de las mismas, sino que también suponen un mayor número de vías de desarrollo para poder implementar nuevas funciones, refinar procesos y, en definitiva, dar salida a un mayor número de opciones que podrían ser muy útiles en un futuro no tan lejano.

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Más allá de esto, en cuanto a la inversión o no en altcoins, hay que tener siempre en mente la alta volatilidad de los valores con los que se opera. Si ya es complicado intentar configurar cuál puede ser el futuro del Bitcoin a corto, medio o largo plazo, mucho más con monedas que cuentan con menos respaldo a nivel general y de las que se conocen menos datos. Pese a lo atractivo que pueda parecer en un primer momento la promesa tantas veces repetida estos días consistente en invertir ahora y ganar miles de euros en poco tiempo, no hay que perder de vista el carácter enormemente cambiante que lleva implícito.