Desde que John Poole (Geekbench) publicara un estudio rápido sobre la relación entre la degradación de la batería y el rendimiento máximo de los iPhone antiguos, Apple se ha enfrentado a una incesante lluvia de críticas.

El argumento fácil, el de "Apple reduce el rendimiento de los teléfonos para forzarte a comprar uno nuevo", se posicionó como el favorito de los medios más sensacionalistas. Bomba tras bomba y titular tras titular. Cada información que se publicaba sobre el tema prolongaba un poco más el río de lava que se había desencadenado.

Solo algunos escépticos y prudentes mantuvieron la calma. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué los iPhone más antiguos se ven afectados por una notable caída de rendimiento en tests sintéticos como Geekbench?, se cuestionaban con la mayor neutralidad posible. Esperaban una explicación de Apple antes de lanzar el dardo. Y, como se esperaba, los de Cupertino respondieron.

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A través de un comunicado oficial explicaron que en la versión 10.2.1 del sistema operativo integraron un nuevo algoritmo que reduce sustancialmente el rendimiento del teléfono cuando la batería del mismo alcanzaba cierto nivel de degradación. ¿Por qué? Para evitar apagagones repentinos como los que muchos usuarios de iPhone 6 y iPhone 6s habían reportado durante meses.

Entrando un poco más en tecnicismos: cuando los parámetros asociados a la batería (voltajes, impedancias, amperajes, temperaturas, etc.) no cumplían los valores nominales (considerados óptimos), el sistema operativo lo detectaba y reducía el rendimiento del procesador y otros componentes del equipo. De esta forma, la batería no tenía que enfrentarse a picos energéticos que no podía satisfacer por su degradación.

El comunicado emitido por Apple fue muy transparente en todo momento, y la información expuesta coincidía con la detectada por desarrolladores de terceros que examinaron algunas partes del código del sistema operativo. En otras palabras: Apple no estaba mintiendo respecto al modo powerd que tanto estaba dando que hablar.

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Pero a pesar de esa buena comunicación, Apple continuó recibiendo acusaciones de "obsolescencia programada" y "alteración indebida de las prestaciones de sus productos". La situación le ha costado varias demandas —que probablemente no lleguen a ningún sitio— y —lo que es peor— una imagen terrible de cara a sus consumidores.

Es por esto por lo que Apple, de nuevo, volvió ante los medios con un comunicado oficial mucho más extenso, detallado, sincero y eficaz. Algunos de los puntos más destacados son:

  • No piden perdón por ralentizar los iPhone. Apple se mantiene firme en su política y asegura que reducir el rendimiento del teléfono es lo mejor para prolongar la vida útil del producto. De lo contrario, el usuario podría enfrentarse a apagones repentinos que pueden cortar una llamada importante, cancelar una transacción de Apple Pay o cualquier otra tarea para la que el iPhone ha sido diseñado.
  • Sí piden perdón por no comunicarlo mejor. Apple reconoce abiertamente que podrían haber comunicado mejor esta nueva práctica. No quieren que los consumidores se sientan decepcionados por la compañía y reconocen su error.

  • Rebajan el coste de los reemplazos de batería. A partir del mes de enero, los reemplazos de batería de ciertos modelos tendrán una agresiva reducción del precio. En España será de 29 euros. En EE.UU. será de 29 dólares. Esta medida se mantiene hasta diciembre de 2018, cuando retomarán el precio actual. Sería muy positivo que Apple mantuviera este precio para los modelos antiguos incluso después del plazo estipulado.

  • Actualizarán el SO e informarán mejor sobre el estado de la batería. También en enero se lanzará una actualización de software que mejorará la comunicación del estado de la batería. Los usuarios conocerán, gracias a este software, cómo se encuentra su teléfono y si algún modo de reducción de rendimiento se ha activado de forma preventiva.

  • Continuarán estudiando métodos alternativos para solventar el mismo error. Además de la reducción de rendimiento, Apple, como era de esperar, continúa estudiando e investigando alrededor de posibles métodos alternativos que solventen este error sin rebajar las prestaciones del equipo.

  • Definen las baterías como "consumibles". Las baterías de litio son componentes que sufren una fuerte degradación con el paso del tiempo. Ocurre en un iPhone, en un Galaxy o incluso en el controlador remoto de una consola de videojuegos.

La transparencia llegó, pero fue demasiado tarde

La limitación del rendimiento del iPhone comenzó hace aproximadamente un año, con la versión 10.2.1 del sistema operativo; pero la opacidad de Apple lo mantuvo en la sombra hasta ahora. La razón pudo ser sencilla: nadie se quejó entonces y, por lo tanto, no parecía necesario explicar algo tan técnico e intrínseco del sistema operativo.

Pero cuando iOS 11 llegó a los teléfonos más antiguos (y con sus bugs y cambios internos incrementó la caída de rendimiento en los modelos antiguos), la patata caliente explotó inevitablemente en la puerta del recién inaugurado Apple Park.

Una comunicación controlada y temprana pudo haber resultado más efectiva que reaccionar ante el apocalipsis.

Tanto para Apple como para los usuarios, una comunicación controlada y temprana pudo haber resultado más efectiva que reaccionar ante el apocalipsis. El sensacionalismo y la tergiversación se habría reducido, y la magnitud de la polémica habría sido, de forma paralela, mucho menor.

Este tipo de incidentes pertenecen a ese reducido grupo de "noticias tecnológicas que trascienden el público tecnológico". El número de usuarios de iPhone se contabiliza en millones, y muchos de ellos ni siquiera están al corriente de la actualidad de esta industria. No obstante, cualquier noticia relacionada con "obsolescencia programada" hace que hasta el más desinformado levante la voz y lance acusaciones hacia la compañía tecnológica. Más aún si los titulares negativos y el imprudente sensacionalismo tomaron la iniciativa comunicativa.

Una comunicación temprana y correcta permite al usuario identificar qué ocurre en su teléfono y actuar en consecuencia. Ahí está el mayor error de Apple.

Sea como fuere, la respuesta de Apple y su compromiso con la longevidad de sus productos cuenta con un gran argumento a su favor: su trayectoria. Ningún fabricante tecnológico actualiza el software de un teléfono móvil con cuatro años de antigüedad salvo Apple. Y el patrón se puede identificar en muchos otros productos de la compañía. ¿Siguen quedando dudas?

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