Cuando Larry David y Jerry Seinfeld crearon una de las series televisivas más exitosas de los noventa, probablemente no imaginaban que su producción iba a cobrar cierto protagonismo en medicina. Pero lo cierto es que las nueve temporadas de Seinfeld, además de hacer las delicias de sus espectadores, han tenido un curioso impacto en la literatura científica.

Todo empezó en el año 1997, cuando tres facultativos del Centro Médico de Lahey Hitchcock (Massachusetts, Estados Unidos) publicaron un intrigante caso clínico en la revista Catheterization and Cardiovascular Interventions. Un paciente de 62 años había acudido al hospital aquejado de una pérdida pasajera del conocimiento y ceguera transitoria en un solo ojo cuando comenzaba a ver capítulos de Seinfeld.

Síncope por ataques de risa

Según les explicó, el hombre se desmayaba tras reírse de forma histérica ante alguna escena de la serie, especialmente si aparecía George Costanza, el personaje interpretado por el actor Jason Alexander. Lo que sufría era una pérdida del conocimiento en un breve espacio de tiempo, según relató su esposa, que tuvo incluso que rescatarle durante una noche en la que el paciente acabó con la cabeza en el plato tras estallar en carcajadas mientras veía un capítulo de Seinfeld.

Tras examinarle, los médicos comprobaron que el hombre fumaba habitualmente, presentaba antecedentes de niveles de colesterol alto e hipertensión, además de haberse sometido en el pasado a una intervención para realizar un bypass de arteria coronaria. Sin embargo, no parecía tener ningún otro tipo signo cardiovascular ni neurológico, además de asegurar que solo perdía el conocimiento mientras disfrutaba de Seinfeld, sin sufrir estos episodios con ninguna otra serie. Aunque la ceguera transitoria resultó finalmente que no estaba asociada con los capítulos televisivos, no sucedió lo mismo con sus misteriosos desvanecimientos.

george constanza

El trabajo sugería la posibilidad de hablar de un nuevo síndrome, llamado síncope de Seinfeld, que aparecía cuando un paciente sufría un ataque de risa y, como consecuencia, aumentaba la presión dentro del pecho hasta reducir el retorno venoso al corazón, disminuyendo la frecuencia cardíaca y la vasodilatación acompañante. Según comentaban los médicos, el hombre afrontaba una disminución brusca y transitoria de la perfusión cerebrovascular, lo que finalmente desembocaba en una pérdida temporal de conocimiento, que volvía a recuperar en apenas un minuto.

Los desmayos tras los ataques de risa fueron planteados como una variedad de síncope, un problema médico descrito como una "pérdida transitoria de conciencia y del tono postural debidos a hipoflujo sanguíneo cerebral, que se recuperan espontáneamente sin necesidad de maniobras de reanimación cardiopulmonar", según explicó un artículo en la Revista Peruana de Cardiología. Además de la denominación de síncope Seinfeld, otros especialistas también han calificado a este trastorno como síncope por risa o síncope gelástico.

Recientemente, facultativos del Hospital del Bierzo han publicado un trabajo dando a conocer el primer caso clínico conocido hasta la fecha de síncope por risa en España. Su investigación, difundida en la Revista Española de Geriatría y Gerontología, daba a conocer el problema sufrido por una mujer de 67 años que, durante los últimos meses, había perdido el conocimiento en cinco ocasiones al estallar en carcajadas.

vasalva
U.S. Air Force

Sus desmayos, sin embargo, no eran causados por episodios de Seinfeld, sino que ocurrían cuando un familiar le hacía cosquillas y empezaba a reírse. Por fortuna, los síncopes nunca le provocaron ningún daño a mayores, dado que siempre sucedieron mientras la señora estaba sentada en el sofá con su pareja. Según los médicos, sus carcajadas iban acompañadas "de ráfagas repetitivas de espiración forzada, lo que equivale a repeticiones cortas de las maniobras de Valsalva".

Esta práctica, cuyo nombre alude al italiano Antonio María Valsalva, consiste en intentar exhalar aire con la glotis cerrada o con la boca y la nariz tapadas. El método de Valsalva, que inicialmente se diseñó para expulsar el pus del oído medio, se emplea frecuentemente en el buceo o durante los viajes en avión cuando sentimos que estamos taponados.

En el caso del síncope por risa, los afectados sufren una especie de test de Valsalva inducido, por culpa probablemente de las crisis de risa, aunque a veces se sospecha de un posible origen neurológico o cerebrovascular. La recomendación más habitual, en los pocos casos descritos en la literatura científica, es rehuir la situación o suceso que provoca los ataques de risa que dan lugar a los desvanecimientos, muy a pesar de los afectados, que tuvieron que abandonar su serie favorita o evitar que le hicieran cosquillas, respectivamente.