Maria Salomea Skłodowska-Curie fue la primera en muchas cosas. Su "radiactiva" presencia marcó un antes y un después en tantas cuestiones que a día de hoy estos hechos todavía resuenan en la historia. Puede que algunos de ellos no los conozcas, pero lo cierto es que, de una manera u otra, han cambiado la vida que conocemos. En otros casos, cambiaron la visión de su tiempo. El siete de noviembre de 1867, Marie Curie nacía en Varsovia. Hoy, 150 años después, la recordamos por todo el mundo.
Estuvo a punto de no recibir el Premio Nobel
Todo el mundo recuerda que Marie Curie fue la primera mujer en recibir el afamado Premio Nobel. Pero no solo eso, sino que fue la primera y única mujer en recibir dos de ellos, en física y en química. Sin embargo, menos se habla de lo increíblemente difícil que resultó semejante tarea. Y es que Marie no estaba nominada al premio, realmente. La Real Academia de las Ciencias de Suecia, a pesar de saber fehacientemente que los descubrimientos sobre el radio se debían por igual a Pierre y a Marie (y a Becquerel, se negaban a reconocerlo en público.
Fue la persistencia de Pierre y su negativa a recibir el premio si su mujer no era reconocida lo que puso entre la espada y la pared al comité. El papel de Magnus Goesta Mittag-Leffler, miembro del comité y uno de los primeros feministas en el mundo de la ciencia, fue esencial en el reconocimiento de la química. De esta manera, Marie Curie, y Pierre, se convirtieron en un símbolo de lucha por el reconocimiento de la mujer en el subjetivo mundo de la ciencia. Una lucha que seguimos manteniendo hoy día. Y la cosa no terminó ahí. Los prejuicios sexistas hacia Marie la acompañaron en casi cada paso que dio en su vida.
Estudió en una universidad secreta e "ilegal"
La Uniwersytet Latający, o universidad flotante de Varsovia era una atrevida institución que pretendía huir de las garras de la opresión rusa. En 1885, esta universidad se creó en la clandestinidad para poder formar a las juventudes polacas para tener una oportunidad en un mundo ahogado por la estricta política rusa. La idea era buena, progresista y, además, sin prejuicios como el sexismo. Gracias a su existencia, Marie, rechazada en las instituciones de formación superior de Varsovia, pudo completar sus estudios.
Los cursos, completamente secretos, comenzaron impartiéndose en casas particulares en los que se incluían a las mujeres de forma deliberada (bien por atentar contra la visión clasista o bien por un genuino deseo de darles una oportunidad igual a la de los hombres). Las autoridades rusas perseguían y encarcelaban tanto a los profesores como a los alumnos. Y el dinero recaudado se usaba para pagar a los maestros, que incluían a los académicos más importantes de la época, y crear una biblioteca.
Así, en la clandestinidad, rechazada por la academia "oficial" y bajo el peligro de ser detenida en cualquier momento, la dos veces galardonada con un Premio Nobel, Marie, continuó formándose en ciencias naturales, en su inexorable escalada hacia el conocimiento. La universidad desapareció en 1905, cuando se legalizaron parte de sus cursos. Aunque aquí no termina la curiosa historia de esta universidad, pero de eso ya hablaremos.
Marie se desmayaba por el hambre
Cuando por fin pudo viajar a Francia y continuar sus estudios en la Universidad de París (de la cual fue una de las veintisiete escasas mujeres en la Facultad de Ciencias, de casi mil hombres) comenzó una dura tarea para poder mantener sus estudios y su residencia en la Ciudad de la Luz. En aquel entonces estudiaba durante el día y daba clases durante la noche. Y no ganaba casi dinero, de manera que pasaba bastante hambre.
Eso unido a su difícil situación como polaca que no sabía hablar francés, junto a su activa participación (más o menos obligada) en la comunidad exiliada polaca de París, le supuso un esfuerzo monumental. El poco dinero que tenía lo gastaba en la escasa comida que consumía y, según cuentan algunas historias, en invierno llevaba puesta toda su ropa para poder mantenerse caliente. Su monumental esfuerzo como estudiante le llevó en varias ocasiones a caer desmayada por no comer. Pero fue todo este esfuerzo el que le permitió ponerse al día en las exigencias de la universidad.
Conoció al amor de su vida buscando un laboratorio
Fue la búsqueda de un laboratorio lo que le condujo a uno de los momentos más importantes de su vida: conocer a Pierre. En la primavera de 1894, Marie hizo saber su necesidad de encontrar un laboratorio a un físico polaco con el que tenía amistad. A este se le ocurrió que su colega, nada menos que Pierre Curie, podría echarle una mano. Pierre, quien había realizado varias investigaciones pioneras sobre magnetismo, era el jefe de laboratorio en la Escuela Municipal de Física y Química Industrial en París.
Así, y sin darse cuenta de lo inadecuadas que eran las instalaciones de Pierre, el profesor sugirió que tal vez podría encontrar espacio allí para que Marie trabajara. La reunión entre Curie y Sklodowska cambiaría no solo sus vidas, sino también el curso de la ciencia. Aunque, como decíamos, el laboratorio no era, precisamente, un lugar adecuado para la posición de Marie, se hizo un hueco. Y la relación con Pierre fue creciendo.
Pierre, quien llevaba sin compañía desde hacía quince años, no había conocido a una mujer que compartiera (o tan siquiera respetara) su pasión por la ciencia. Con Marie se topó con la horma de su zapato: una mujer con igual o mayor pasión. Del respeto mutuo creció una relación emocional y sentimental, fructífera y feliz. Fue el trabajo a conjunto lo que los unió aún más, convirtiéndolos en el ejemplo utópico (para los demás) del matrimonio científico perfecto.
Solo como nota sentimental: por el increíble ejemplo que supusieron para el mundo entero, los Curie (una vez casados) hicieron su luna de miel recorriendo el Tour de France en sendas bicicletas regaladas en su boda. Marie, desde el principio, veló por el reconocimiento de su marido, a quien valoraba como científico y respetaba profundamente. Y Pierre, como hemos visto antes, también.
Su vestido de laboratorio fue también su vestido de bodas
Marie, al contrario de lo que la costumbre parece indicar, no se casó con Pierre vestida de blanco. Sino con un vestido de color azul oscuro que todos reconoceremos porque era también el vestido que llevaba como atuendo en su laboratorio. Simbología y curiosidad aparte, el vestido marcó la figura de Marie durante sus primeros y famosos años como investigadora, tras casarse con Pierre. La boda, al igual que el vestido, fue algo sencillo y práctico, una boda civil, más propio del agnosticismo (o ateísmo, según a quién se le pregunte) del matrimonio. Por cierto, los Curie no se intercambiaron anillos tampoco.
Marie fue la primera mujer en Solvay
Los congresos o conferencias de Solvay son una serie de eventos científicos que han sido celebrados desde 1911 y que, al comienzo del siglo XX, reunían a los científicos más importantes de la época. Era una versión primitiva de lo que hoy llamaríamos "networking", básicamente. Así se reunían personajes ilustres y se promocionaba el avance científico. Especialmente fue así con la mecánica cuántica.
Probablemente una de las fotos más ilustres sea la foto en la que se aprecia a un grueso número de físicos importantes entre los que se encuentra Einstein, Schrödinger, De Broglie, Born y la propia Marie... pero esa corresponde al cuarto congreso de 1927. Si nos vamos a 1911 veremos la foto del primero de ellos donde, vòila, también encontraremos a Marie (y a un joven Einstein) entre otras celebridades que cambiaron la ciencia para siempre.