La Administración de Donald Trump podría prohibir el uso de los teléfonos móviles personales a los empleados durante sus jornadas laborales, según informaron varias fuentes del Gobierno a Bloomberg. A pesar de que la medida todavía no ha sido aprobada, ya se han empezado a tomar ciertas medidas como dejar los teléfonos fuera de las salas de reuniones donde se va a discutir información clasificada.
La posible prohibición se ha propuesto para aumentar la seguridad cibernética en la Casa Blanca. Según uno de los funcionarios consultados por el medio, en la red inalámbrica hay demasiados dispositivos conectados y eso podría llevar a un ataque o brecha de seguridad frente a los teléfonos de la Casa Blanca, los cuales son presuntamente más seguros.
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Estos dispositivos facilitados por el Gobierno no han sido bien recibidos por todo el personal ya que, según Bloomberg, los trabajadores no tienen permitido enviar mensajes de texto. Esta medida se une a otras llevadas a cabo por la Casa Blanca como el bloqueo de páginas como Gmail y Google Hangouts.
La prohibición de teléfonos móviles personales se aplicaría, en caso de aprobarse, a todo el personal de la oficina ejecutiva del presidente Trump, aunque todavía no se han dado más detalles al respecto. Las reacciones de algunos de los funcionarios consultados han sido negativas y afirman que esta iniciativa les genera inquietud por no poder contactar a sus familiares o amigos mientras trabajan.
Sin embargo, la Casa Blanca podría argumentar su plan tras varios ataques a teléfonos personales como el del jefe de gabinete, John Kelly. El pasado mes de octubre salió a la luz que su celular podría haber estado en peligro durante meses, y eso podría aumentar la posibilidad de que agentes extranjeros tuvieran acceso a datos del dispositivo.
Esta posible hackeo podría haber tenido lugar después de que se confirmara la injerencia rusa en las elecciones que dieron la victoria a Trump en 2016. Varias cuentas vinculadas al Kremlin fueron identificadas en redes sociales como Facebook y Twitter para interferir en el proceso político de Estados Unidos, así como de Reino Unido y el Brexit.
La Casa Blanca, ante amenazas como las de Rusia, pretende aumentar la seguridad y evitar posibles filtraciones de información que podrían tener un efecto negativo en las políticas del presidente Donald Trump. La medida podría no aprobarse ante el rechazo de algunos funcionarios aunque, por el momento, tomar todas las precauciones necesarios a cualquier precio se ha convertido en una prioridad para el Gobierno de Estados Unidos.
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