No sólo ha sido una pesadilla para la tecnológica fundada por Kalanick y una suerte de respiro para los taxistas en toda España (con mención especial para Cataluña), también ha sido el punto de apoyo de muchos ciudadanos que se quedaron sin casa por culpa de los desahucios que se sucedían hace unos años día sí y día también; y que, en contra de todo pronóstico, han querido luchar para recuperar su inversión de la mano de los bancos. Fernández Seijó, en el Mercantil Número 3 de Barcelona, ha tomado parte por algunos de los casos legales más sonados de los últimos años con algunas coincidencias: elevar la consulta al TJUE para apelar a su opinión y, en el caso de los desahucios y las famosas cláusulas suelo, comprobar si la legalidad española era justa.
Este juez madrileño puso en jaque, hace unos años, a Uber en Barcelona. En 2014, Elite Taxi se enfrentaba a la tecnológica en los Tribunales. Desde entonces, la versión colaborativa de la compañía, UberPop se encuentra parada en España a la espera de los resultados que se emitiesen de las instancias legales. Desde entonces, el caso viene evolucionando, pero no tiene la intención de acabar en un corto espacio de tiempo. Fernández Seijó se enfrentó entonces a un dilema: ¿qué tipo de empresa era Uber? Una compañía del sector del transporte o de la sociedad de la información. La legalidad en España no respondía a esa cuestión con rotundidad, por lo que en 2015 Seijó elevó esta pregunta a instancias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Algo similar al caso que mantuvo en vilo a BlaBlaCar en su momento y que terminó por caer del lado de la tecnológica francesa. Aún a la espera de recibir la resolución del TJUE respecto a Uber, todos los indicios apuntan a una resolución en contra de los intereses de la tecnológica: de una primera resolución, no vinculante, se desgranaba la idea de que Uber pertenecía al sector del transporte sin lugar a dudas. Aunque la decisión final se espera para finales de este año, como muy pronto, todo apunta a que irá por esos términos.
https://hipertextual.com/2017/05/uber-sector-del-transporte
La cuestión es que Fernández Seijó ha sido un firme defensor de la posición del consumidor respecto a la gran empresa desde hace años. Uno de sus textos, La Audacia del Derecho , reza que "la situación del consumidor puede llegar a ser un infierno en vida si el bien o servicio no cumple las expectativas generadas"; y mucho más si este tiene que entrar en el terreno de la legalidad, por la complejidad y especialización que esto implica. Con este texto quiere defender precisamente eso, la audacia del derecho; o lo que es lo mismo, alejarse de la imagen medieval de la justicia "representada como un ejército de leones sujetando el trono del rey". Una idea muy en la línea del posicionamiento de Uber que, sin bien ha ido moldeando sus últimos movimientos para ajustarse a la legalidad vigente sí que ha pedido ese cambio de los malos hábitos y viejas costumbres en esa justicia ciega.
El chiste del asunto es la manera en la que Seijó tiene de explicar esta cuestión al mundo. El juez, por lo visto un gran aficionado al cine clásico Western y muy posiblemente de Jon Wayne, utiliza en sus textos legales una curiosa referencia:
"The man who shot Liberty Valance, dirigida por John Ford, el joven Ransom Stoddard (James Stewart) viaja en diligencia a Shinbone, un pueblecito del lejano oeste en el que pretendía buscar fortuna; a pocas millas de su destino la diligencia es asaltada por un bandolero, Liberty Valance (Lee Marvin), que le golpea con un látigo. Ransom Stoddard, que acaba de terminar sus estudios de derecho, esgrime un libro de leyes como instrumento para defenderse; Liberty Valance dibuja una sonrisa cínica y lanza los códigos a la arena y le asegura que al lugar al que van de nada sirven los códigos. Ransom Stoddard se comporta como un jurista audaz, está convencido de que solo con las leyes será capaz de poner orden y sentido al mundo en el que se pretende establecer. Esa audacia, rayana a la temeridad, es la que debe reivindicarse como instrumento no solo para resolver conflictos, sino también para evitar que estos conflictos surjan".
La película, El Hombre que Mató la Libertd, se emplea con el objetivo de analizar las paradojas del mundo de la justicia. ¿Un forajido que desprecia las leyes llamado Libertad? Bien podría ser Uber con su política de entrar antes de preguntar, pero pugnando por un cambio de un statu quo anticuado y monopolístico en algunos términos. No está muy claro qué lugar ocupan el resto de los personajes en la historia. El protagonistas, Ransom Stoddard, un hombre de ley que comprueba que muchas veces hay que buscar otros caminos para llegar al mundo. En su caso, siendo un periodista que, tras ganarse el respeto de sus ciudadanos, consigue derrotar al villano de la película. En este caso, la imagen de Uber se diluye considerablemente pero bien podría aplicarse al caso de la tecnológica en Reino Unido. Finalmente, Randsome se queda con la chica y llega a Vicepresidente de los Estados Unidos.
Su moraleja, de la mano de Wayne que como bien dice "no actúa, reacciona...", se resume en "la reivindicación del derecho audaz no es sino la reivindicación de cierta insolencia temeraria de pensar que el derecho puede ser un instrumento eficaz para cambiar el mundo, o por lo menos para mejorar las cosas".