Las torres de libros y papeles inundan un despacho en el que se huelen décadas de experiencia. Es el típico caos ordenado de un investigador, pienso. Juan me saluda con un firme apretón de manos y una sonrisa. Su tono no ha cambiado en estos años: sigue siendo directo, sencillo, claro y, cómo no, cultivado. Me trata de usted y, a pesar de ello, no hay ni un ápice de ese lenguaje que a veces separa al alumno del profesor. Su tono es siempre cercano. No puedo evitar sentir algo de melancolía de mis años de carrera. Y también una extraña punzada emocional. Este catedrático ha donado 20.000 euros de sus ahorros para ayudar a los estudiantes a seguir en la universidad. ¿Con qué fin? ¿Qué quiere "sacar" con todo esto? ¿De dónde ha salido el dinero? Las preguntas llevan agolpándose toda la tarde en mi cabeza.

20.000 euros para estudiantes de ciencias

"Voy a cumplir cuarenta y ocho años dando clase, ¡que son algunos!", explica Juan Cuello Moreno, que es catedrático de la Universidad de Murcia desde hace décadas. "Y ahora seré profesor emérito, durante dos años más". La guerra de este docente no ha acabado. Si fuera por él, seguiría un rato más dando vida al despacho en el que estamos sentados. Este investigador les ha enseñado a generaciones enteras de alumnos los secretos de la Fisiología Vegetal. "A mi los alumnos me han tratado siempre muy bien. ¡Y yo a ellos! Y tengo muy buen recuerdo de todos". Doy fe. Solo hay que fijarse en el gesto que ha dado pie a este texto. Nada menos que 20.000 euros donados para que una decena de estudiantes puedan seguir adelante. ¿Cómo se le ocurrió la idea? "La verdad es que yo tenía en la cabeza hacer algo, aunque no sabía qué. El año pasado vi la iniciativa de donación por parte del profesor Don Pablo Artal".

"En un principio pensé en hacer algo que persistiera en el tiempo". Por momentos creí entender lo que quería decirme el profesor. Pero estaba equivocado. "Quería donar una cantidad de dinero cuyos intereses generaran la posibilidad de crear una beca que durase años". No hablaba de dejar su recuerdo, sino de oportunidades. Oportunidades para que más y más alumnos se beneficiaran de su gesto. "Pero a día de hoy eso es imposible. Porque los intereses del dinero son casi cero". El ejemplo de las desaparecidas becas Esteban Romero, creadas por unos empresarios murcianos, todavía permanecen en el recuerdo de muchos antiguos alumnos. Por desgracia, la situación ha cambiado y ya no es tan fácil crear un fondo perdurable sacado de fondos propios. "Pero pensé, 20.000 euros sí que puedo permitirme. Así que decidí donarlos para las Facultades de Ciencias".

"Eso también lo tenía claro, que quería que fuese para estudiantes de ciencias: química, informática, biología...". Al fin y al cabo, este profesor ha crecido en torno a la Facultad de Biología, respirando ciencia todos los días durante cuarenta y ocho años. ¿Y de dónde vino el dinero? "Para mi no es un sacrificio", explica con sencillez este catedrático. "Soy así, moderado en el gasto porque es lo que he vivido. Para ser feliz no necesito un viaje a las Bahamas. Mi vida es austera y la vivo con gusto, así que he ahorrado y puedo donar este dinero perfectamente. No me gusta ser de esas personas ostentosas, la verdad. Así que podía permitirme la donación", explica. "Llevaba un tiempo pensando en hacerlo, un par de años, pero no sabía muy bien de qué manera".

Cómo crear una beca que lleve tu nombre

La Universidad de Murcia ha abierto por fin la convocatoria, que permanecerá activa en los términos normales del resto de becas de la institución. ¿Cómo hace una persona para donar su dinero particular a la universidad? El proceso es relativamente sencillo. "Fui a hablar con el rector y me dio un abrazo. No se lo esperaba. Lo llamé primero y cuando me recibió, tras un tiempo, no esperaba que yo fuese a venirle con mis ahorros". Tras confirmarle sus intenciones, el profesor y el rector firmaron el acuerdo de donación. Este proceso está bastante normalizado a nivel administrativo, lo que simplifica en gran medida la donación. Además, por supuesto, el rectorado le proporcionó al catedrático un modelo estándar para las bases de una convocatoria de beca. Lo único que añadió al texto fue una cosa.

Juan Cuello Moreno. Fuente: UMU

"Añadí la siguiente coletilla: que se valoraría un expediente académico destacado y la carencia de recursos económicos". La brillantez y dedicación académica, junto con la necesidad de recursos son los dos puntos centrales de la beca "Juan Cuello" para estudiantes con talento. Diez alumnos de primero de Biología, Biotecnología, Ciencias Ambientales, Química, Bioquímica, Física, Ingeniería Química, Ingeniería Informática y Matemáticas podrán beneficiarse de 2.000 euros cada uno si cumplen con los requisitos. Los méritos como premios a nivel regional, el expediente académico y otras cuestiones suman. En la comisión que otorgará la beca también está el catedrático como vocal, aunque de todo este proceso, por supuesto, se encarga el centro. "Lo gestiona la propia Universidad de Murcia, que tienen su propia asesoría jurídica".

"Gracias a la universidad pública, pude estudiar"

Todavía me ronda una pregunta sin contestar: ¿por qué? ¿Qué motiva a una persona, profesor o no, para donar una suma de 20.000 euros a una universidad pública? "Mi motivación es una mezcla de dos o tres cosas", explica el catedrático tras una ligera pausa. "La primera es el agradecimiento a la Universidad de Murcia. La segunda es a mis padres. Mis padres seguramente nunca pensaron en esto, pero yo quería agradecérselo. La persona a la que más agradecido estoy es mi padre, que me encauzó a la universidad. Él era un pequeño agricultor y entonces, claro, si tenía una ayuda en el campo, mejor. Pero consintió y me animó para que me dedicara a estudiar", comenta con una sonrisa. "Gracias a la Universidad de Murcia pude estudiar. Si hubiera tenido que irme a Valencia, Madrid o Granada, ahora no sé lo que estaría haciendo, porque no teníamos dinero para que yo fuera a esas universidades". Además, este profesor quería hacer su propio reconocimiento a aquellos que le acompañaron durante sus largas décadas de docencia. "Mi tercer agradecimiento es a los alumnos. Es una lástima que gente que tiene capacidad y voluntad para hacer una carrera universitaria se quede por el camino".

Sorprende, sin embargo, la reacción de Juan al preguntarle por el recuerdo que quiere dejar en la sociedad, entre sus compañeros y pupilos. "La verdad", comienza pensativo, "siempre he opinado que las personas somos un tanto insignificantes. Que cuando estemos bajo tierra, en dos generaciones ya ni se acordarán de nosotros", continúa. "Nunca me he parado a pensar en ello. Si algo me gustaría que al final se quedara de mí es que soy una persona coherente. Es decir, que lo que digo está en consonancia con lo que hago y pienso. Porque hoy en día mucha gente vive de la fachada. Que me recuerden como alguien honrado". Mira y se detiene otro instante. "Pero bueno, la honradez es una forma de ser coherente. Eso no quiere decir que sea perfecto, ni mucho menos. Pero hay que tener coherencia en la vida". Su gesto, de hecho, avala su espíritu. Un espíritu que lleva casi cinco décadas defendiendo, creando y enseñando ciencia.

Actualmente vivimos un momento en la que la educación pública ve una paulatina pérdida de alumnos a costa de la educación privada. Aproximadamente el 30% de los estudiantes deja sus estudios superiores durante el segundo o tercer año de carrera. Una de las causas principales del abandono universitario es la economía personal o familiar (pero no el más importante). Aunque no existen demasiados estudios al respecto, las ayudas y becas provenientes de donaciones son una pequeña válvula de escape que ayuda a continuar la preparación de algunos alumnos potencialmente brillantes. Sin ellas, probablemente, la posibilidad de seguir adelante no sería contemplada. El propio Juan Cuello lo vivió así. Y ese, en sus palabras, es el principal motivo de su donación: ayudar a quien no puede entrar en la universidad pública. Pero eso no es suficiente. "¡Que no pierdan el tiempo!", exclama con firmeza el catedrático. Momentos antes le preguntaba qué le diría a los alumnos al respecto de su formación universitaria. "Si no tienen vocación por una carrera que hagan otra, pero que no pierdan el tiempo. Evidentemente la situación está mal. Pero siempre tendrán más oportunidades aquellos que tienen más formación", se reafirma. "Lo importante es que se dediquen a aquello con lo que tienen más afinidad, pero que no pierdan el tiempo".