La fatídica noticia no tardó en confirmarse ante los medios. Mara Fernanda Castilla había sido encontrada muerta el viernes 15 de septiembre después de haber desaparecido durante un trayecto en Cabify el 8 de septiembre. Todos los indicios apuntaban al propio conductor de la tecnológica, puesto que las cámaras de seguridad revelaban que si bien el trayecto había concluido a ojos de la aplicación, la chica nunca llegó a bajarse del vehículo.
Una joven es asesinada en México tras tomar un Cabify
Un día después de haber encontrado el cuerpo de la joven, la Fiscalía comunicó que tras el análisis forense se confirmó el hecho de que Mara Fernanda había fallecido por estrangulamiento y golpes severos tras sufrir abusos sexuales. Los últimos datos apuntan a que el chofer podría ser condenado a 85 años: 60 por el delito de feminicidio, 20 por violación y 5 más por privación ilegal de la libertad.
Inmediatamente, organizaciones contra el maltrato a la mujer bajo los lemas #YoSoyMara y #TodasSomosMara han organizaron una serie de protestas en Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Nuevo León y Guadalajara. Las primeras de ellas celebradas durante el domingo 17 y el resto previstas para el lunes 18 con el objetivo de frenar toda una serie de asesinatos contra mujeres.
Cabify no da la talla
Hasta ahora Cabify, empresa original de España y competidora directa de Uber en algunas de sus geografías, había conseguido esquivar la cuestión de la seguridad en el uso de su aplicación. Al contrario que Uber que ha estado en el punto de mira en varias ocasiones por casos de abuso a usuarias, resueltos muchos de ellos en condenas de cárcel contra conductores por estas cuestiones, especialmente en México. La cuestión es que esta novedad para Cabify ha pasado factura a la compañía, que ha sido altamente criticada por algunos de sus comentarios y el trato de la información referente al fallecimiento de Mara Fernanda.
Las bases legales de Cabify explican que "el usuario exonera a Maxi Mobility (Cabify) de cualquier responsabilidad derivada del servicio de transporte prestado por los terceros transportistas". O lo que es lo mismo, de cualquier responsabilidad respecto a lo que sus conductores puedan hacer.
En este sentido, esta fue la primera respuesta que la tecnológica esgrimió para atender a las demandas públicas que se les amontonaban. Cientos de usuarios, a través de las redes sociales, solicitaron a Cabify que diese una respuesta ante las contradicciones que se presentaban en el caso. Por un lado, en el primer comunicado oficial de la compañía ante los medios explicada que Cabify había mantenido comunicación con el socio que brindó el servicio, quien la noche del 9 de septiembre rindió su declaración de hechos de manera voluntaria ante el Ministerio Público". Horas después, Cabify añadió que su colaboración con la Fiscalía se había completado incluyendo detalles sobre el viaje y otros datos adicionales que, por motivos de seguridad, no podían ser compartidos con los medios de comunicación. Pero no era suficiente, ya que el tono usado en las redes sociales por la compañía tenía todos los tintes de no asumir responsabilidad.
https://twitter.com/RaKe_Toquero/status/907449854967742465
Por qué @Cabify_Mexico miente a sus usuarios sobre la desaparición de #MaraCastilla y después borra sus respuestas #CabifyRegresaAMara pic.twitter.com/n5iIxHTlVf
— cecilio ariel (@ArielCecilio) September 11, 2017
La opinión pública se les echó encima ante lo que parecía una primera defensa a la posición del conductor de la compañía por encima de lo sucedido. La primera respuesta de Cabify ante los medios fue que, en efecto, Mara había terminado su trayecto; lo cual alejaba a la compañía de las causas del asesinato. Pero no había pruebas para afirmar esta cuestión que, de hecho, se vio negada cuando las cámaras de seguridad revelaron que Mara no llegó a su destino. De hecho, algunos usuarios confirmaron que tras responderles sobre la desaparición de Mara, la posición de la tecnológica fue la de afirmar que la joven había llegado a su destino.
A la lista de desatinos se sumó la cuestión de que Cabify, según su comunicado, verifica la identidad de sus conductores para mejorar la seguridad de la compañía, además de realizar exámenes de tóxicos y antecedentes. La realidad es que el conductor acusado de asesinato tenía malos antecedentes como conductor en Uber y las direcciones entregadas a Cabify para su identificación eran falsas.
Una mala estrategia de comunicación sobre un grave suceso que ha pillado por sorpresa a Cabify.