Un año más, vuelve la eterna batalla en el terreno de juego. ¿Será este año en el que Pro Evolution Soccer retome la gloria de antaño? Konami ha hecho un buen trabajo en los últimos años pero todavía falta camino por recorrer en múltiples aspectos. PES 2018 vuelve a ofrecer, en su conjunto, una de cal y otra de arena.A poco que uno acostumbre a seguir el desarrollo y lanzamiento de las dos sagas futbolísticas de la industria del videojuego estará más que acostumbrado a escuchar la cantinela anual de que, esta vez sí, Pro Evolution Soccer volverá a brillar como antaño. Y es que, por mucho que pueda sorprender a los que se hayan introducido en el género durante la última década, PES (o "el PRO", como es comunmente conocido) dominó la escena futbolística en la industria durante mucho tiempo. Y la nostalgia por el casi mítico PES 6 sigue hoy más fuerte que nunca.

Ha pasado mucho tiempo (11 años, ni más ni menos) y hace ya mucho que EA Sports adelantó por la derecha a Konami y FIFA es considerado, por público y crítica, la opción a elegir entre ambos rivales. Pero, y aunque esto pueda sonar al cuento de Pedro y el lobo, cierto es que el pasado año Konami cuajó, al fin, un título más que competente y que . Ahora, como es lógico, toca seguir construyendo sobre una base sólida.

Y es que si en el análisis de NBA 2K18 hablábamos de los profundos y constantes cambios a los que Visual Concepts y 2K Games suelen introducir en su franquicia baloncestística, en el lado del fútbol cuesta mucho más encontrarse con novedades de peso entre entrega y entrega. Esto se puede llegar a entender en la fórmula FIFA, clara dominante y muy perfeccionada a lo largo de la última década, pero es difícil de comprender si hablamos de la saga que sigue a la zaga.

PES 2018 sigue esa misma línea y no revolucionada nada pero sí que, tras la más que prometedora entrega de 2017, sigue por un camino que puede darle muchas alegrías en el futuro. ¿Podemos afirmar este año aquello de que “el rey ha vuelto”? Bueno, no es tan fácil.

Lo primero que entra por los ojos en PES 2018 es un apartado técnico que sigue refinándose y es ya uno de los principales baluartes de la saga de Konami. Poco a poco (es posible que recordéis una entrega en la que los partidos con lluvia provocaban gravísimas caídas de frames) el FOX Engine ha ido cuajando en la fórmula y Pro Evolution Soccer le planta cara sin rubor a la competencia.

De hecho, la propuesta de Konami me parece mucho más realista y orgánica en elementos como los modelados, las animaciones o la iluminación (aquí, la verdad sea dicha, más por demérito de FIFA). La recreación de las caras, pese a no contar con la tecnología de EA, también supera en muchos casos al eterno rival y, sobre todo, son muchos más los jugadores “con su cara” fuera de la Premier League. .

En general, son muy pocas las pegas que se le pueden poner a PES 2018 en lo que al apartado visual dentro de un partido se refiere. Cierto es que el césped de según qué campos sigue pareciendo algo artificial y excesivamente plano y que la ambientación en los estadios debe seguir mejorando pero, sin duda, estamos ante uno de los grandes pilares de la propuesta.

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Es una pena, eso sí, que ese mimo en lo gráfico y técnico no se extienda al resto de apartados audiovisuales: los comentarios en castellano siguen siendo inconexos, artificiales y muy poco disfrutables; la banda sonora, pese a contar con artistas de primer nivel como John Legend o Coldplay, apenas cuenta con 12 canciones y, quizá el inconveniente que más sufriremos con el paso de las horas, la interfaz de usuario no está a la altura de un producto de estas características. Pese a un ligero lavado de cara, los menús son arcaicos, excesivamente planos y, en general, mal diseñados e incómodos. Todo lo que envuelve a los partidos transmite la sensación de estar ante un producto de segunda línea.

Pero, entrando en el núcleo de la experiencia, ¿qué tal es PES 2018 a los mandos? Siendo directos, es la mejor entrega del simulador futbolístico de Konami de la última década y las sensaciones a la hora de controlar a nuestro equipo son prácticamente inmejorables. El tempo, el peso de los jugadores y el desarrollo de los partidos son una auténtica maravilla que mejora notablemente lo visto en la saga durante los últimos años. Y el feeling general consigue salvar la entrega pero, pese a ello, también es fácil toparse con demasiadas imperfecciones. Por ejemplo, pese a una mejora más que sustancial, es posible que la física del balón siga sintiéndose algo extraña para muchos y colar auténticos zambombazos o espectaculares chilenas será más corriente de lo que dicta la lógica. Pero, sin duda, lo más alarmante y lo que peor sienta conforme pasan las horas de juego es que la inmensa mayoría de defectos sean pasos atrás con respecto a PES 2017.

Desde un sistema de cambio de cursor que da más problemas de lo que debería o unos compañeros cuyos desmarques dejan mucho que desear hasta, y esto es uno de los mayores problemas del título, un juego contra la CPU mucho menos satisfactorio y con problemas que no habíamos tenido que sufrir en entregas anteriores: la IA rival apenas comete faltas (y mucho menos cerca de su área), su defensa no deja de recular cuando atacamos y abusan constantemente del pase en profundidad por alto (L1/LB + triángulo/Y) en ataque.

En general, se ha echado por tierra el trabajo realizado en lo que a Team ID y las distintas formas de jugar de los equipos rivales que habíamos podido ver en entregas anteriores. Ahora, y más conforme subimos la dificultad, en la inmensa totalidad de partidos contra la CPU nos terminamos topando con planteamientos idénticos, dando igual equipo o categoría, y la repetición continua de la misma jugada. Es algo, como digo, totalmente incomprensible puesto que, eso mismo, el comportamiento de la CPU rival, era uno de los valores principales de PES 2017.

El resto del conjunto, para bien o para mal, sigue prácticamente invariable. PES 2018 sigue llegando al mercado muy corto de contenido (o, más bien, corto de profundidad y mimo en sus modos) siendo MyClub, Ser una Leyenda, y la ya clásica Liga Máster los platos principales. El primero, como decimos, apenas ha introducido novedades de peso (de hecho, los menús y animaciones a la hora de conseguir nuevos jugadores son idénticos) y, en cuanto a la Liga Máster, se han introducido pequeños y tímidos cambios como los torneos de pretemporada el modo Desafío, una variante en la que encadenar malos resultados podrá desencadenar en nuestro despido.

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Con todo, dichos modos siguen estando sumamente lejos de sus homólogos en FIFA: "Ser una Leyenda" se siente como un intento desganado y deslavazado de emular "El Camino" o "Conviértete en Pro" de FIFA, MyClub no deja de ser una mala copia, con buenas ideas pero menos recorrido, del Ultimate Team y, pese a que no sea ninguna maravilla, el modo Manager del título de EA es mucho más competente que la oferta de Konami. Y es que en la Liga Máster de PES 2018 nos seguimos topando con un mercado de fichajes completamente roto (presupuestos, salarios y costes irreales, un sistema de negociación ilógico e incómodo en la práctica, etc.) y otras mecánicas a medio cocer, no demasiado bien aplicadas, como el espíritu de equipo o las nuevas cláusulas de rescisión. Sin duda, hay mucho margen de mejora en este sentido.

Sí es bastante atractivo el nuevo modo disfrutable, incomprensiblemente, solo en local y no en modalidades online: la Selección Aleatoria nos permite elegir tres equipos cualquiera y obtener como resultado una plantilla que reunirá, de forma aleatoria, jugadores de dichos conjuntos. No deja de ser un modo destinado a pasarlo bien, sin ningún afán competitivo o búsqueda de equilibrio, y no se entiende que no se pueda disfrutar en línea. El resto de modalidades online siguen, como en entregas anteriores, carentes de filtros en condiciones (manual o automático, por ejemplo) y con ciertos problemas de conexión e input lag en más encuentros de los que nos gustaría. De nuevo, Konami también tiene trabajo a este respecto.

Al final, queda una sensación agridulce. A los mandos, ya sea en partidas online o en modo local, puede que PES 2018 sea el videojuego de fútbol más satisfactorio del último lustro y, por primera vez, un claro contendiente (si no vencedor) en el duelo con el máximo rival. Por desgracia, eso sí, el comportamiento de la IA rival o el vago trabajo a nivel de contenidos y licencias emborronan el resultado final. PES 2018 es un diamante en bruto, ahora solo queda que Konami apueste de verdad por la marca y, a base de inversión de tiempo, ganas y dinero, corrija los muchos defectos de la saga. Ojalá así sea.

Conclusión

PES 2018 es, ante todo, una entrega sumamente continuista que funciona como transición a, esperemos, mayores cambios en la fórmula y, sobre todo, en el contenido. A nivel de control es una experiencia sensacional, de lo mejor que se recuerda en el género, y técnicamente cumple más que sobradamente. Asimismo, por primera vez en muchísimo tiempo, la versión de PC está a la altura de las de consolas.

Por desgracia, las mejoras notables a nivel jugable y técnico vienen acompañadas de cierta dejadez en lo que a contenido y modalidades se refiere y, esto es lo peor de todo, jugar contra la IA se ha convertido en una experiencia mucho menos satisfactoria que en entregas pasadas. El eslogan utilizado por Konami para promocionar esta entrega ha sido "The pitch is ours" ("El campo es nuestro") y sí, dentro del campo PES 2018 es una experiencia prácticamente intachable. Es una pena que todo lo demás sea mediocre.

Pros

  • El núcleo jugable, el feeling y el tempo de juego. Sobre el campo es una auténtica maravilla.
  • El apartado gráfico y técnico luce de escándalo. Cada vez más natural y realista.

Contras

  • Jugar contra la CPU es una experiencia mucho peor por demasiados motivos.
  • Los modos de juego siguen faltos de mimo y la evolución es ínfima.
  • A nivel audiovisual, fuera del terreno de juego, parece un producto de segunda fila: comentarios, música, menús, ambientación, etc.
  • Las licencias. Los option file dan el pego en PS4 y PC pero, a día de hoy, sigue siendo

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