la torre oscura

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No se puede negar que a la adaptación realizada en Hollywood por el danés Nikolaj Arcel del mundo en el que transcurren las ocho novelas **de La Torre Oscura (The Dark Tower, 2017)**, que conforman la saga literaria más reconocida del novelista estadounidense Stephen King, le ha sacudido la crítica especializada más palos que a una estera. Algunos incluso han demostrado ser muy elocuentes al parafrasear al pistolero Roland de Gilead, al que interpreta Idris Elba en la película, y asegurar con aplomo inequívoco que se trata de un ejemplo de cuando “el cine olvida el rostro de su padre”.

Para nuestra fortuna como espectadores, **a otros sí nos ha contentado la entretenida versión fílmica sin echar las campanas al vuelo en ninguna secuencia**; y lo que ocurre es que, como se suele decir en estos casos y con perdón porque viene al pelo, a padre le vas a enseñar tú a hacer hijos; y es que lo que le escribió el literato de Maine a Arcel tras asistir al pase de la película definitiva fue para felicitarlo por la adaptación y manifestar su tranquilidad porque, precisamente y según a él le parecía, el cineasta “no había olvidado el rostro de su padre” mientras acometía el proyecto. Y a ver quién es el guapo que va a Nueva Inglaterra para hablarle de alienación a King.

Él mismo ya era muy consciente y dio aviso en mayo de que el filme empezaría “en mitad de la historia en vez de partir desde el principio”, y que eso podía “decepcionar un poco a algunos seguidores”. Y tras haber contemplado la película, añadió: **“De todos los libros que he escrito, los fans de La Torre Oscura son los más celosos, los fanáticos más fervientes de todos”**. Pero Arcel y compañía “han hecho un trabajo maravilloso contando una historia que es coherente y que saca muchos de los elementos de las novelas. A los puristas tal vez no les guste. No puedo decirlo con seguridad, porque no empieza donde empieza el libro. Pero, al mismo tiempo, caerán en ella porque sabrán exactamente lo que está pasando”. O eso le gustaría. Y conste no lo dice desde una total entrega a esta producción tan esperada.

la torre oscura
Columbia, MRC, Imagine, Weed Road

“Nunca pensé mucho en eso”, contó al inquirirle sobre los trámites para trasladar La Torre Oscura a la gran pantalla a lo largo de tantos años desde la exitosa publicación del primer volumen. “Hubo momentos en los que la gente expresaba su interés por ella y luego se iba de nuevo, y entonces el interés pareció volver en el momento en que Peter Jackson tuvo éxito con las películas de *El Señor de los Anillos* [2001-2003], y pensé: «¡Tal vez!». Pero nunca me pareció una idea de cine. Fue complejo y fue largo”. Su única intervención inflexible consistió en insistir en que se incluyera la famosa frase inicial de la saga literaria: “El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él”. Y no por él mismo, sino por los lectores. “Es extraño para mí que la línea se haya vuelto tan importante para la gente”, asevera, “porque cuando lo escribí, era sólo una frase. Era una manera de entrar en la historia”.

Pero los que le atizan a la adaptación de La Torre Oscura, de la que King quiere ver las secuelas correspondientes, con más entradas a su mundo desde el nuestro y los personajes principales que no han aparecido en el inicio cinematográfico de estas peripecias, pueden argüir muy bien que el criterio del novelista no ha sido siempre el mejor para evaluar los filmes basados en sus obras. De la estupenda película que nos brindó Stanley Kubrick acomodando el El resplandor (The Shining, 1980) se reafirmó en febrero de 2016 en que “es como un gran y hermoso Cadillac sin motor en su interior” y en que Jack Torrance no evoluciona en ella, que el personaje encarnado por Nicholson ya estaba como una cabra desde el comienzo; y a la vez apoya el despropósito de miniserie que el habitual Mick Garris llevó a cabo en 1997.

Sin embargo, de veras olvidan que de esa maravilla absoluta de Frank Darabont que es Cadena perpetua, Sueños de libertad o Sueños de fuga (The Shawshank Redemption, 1994) declaró en 2014, por el vigésimo aniversario de su estreno, lo que sigue: “Cuando la vi por primera vez, me di cuenta de que [Darabont] había hecho, no sólo una de las mejores películas realizadas a partir de mi trabajo, sino también un clásico en potencia”. Y la verdad es que Stephen King, como aquellos que no confían en los veredictos que vierte sobre las adaptaciones de sus novelas, es dueño y soberano de su propia opinión, y lo que piensa suele ser bastante respetable tratándose de quien se trata y porque acostumbra a argumentarlo bien. Ya quisiéramos lo mismo de muchos otros.