Benjamin Geskin

Evan Blass, conocida fuente en cuanto a filtraciones tecnológicas se refiere, desvelaba hace unos días que los nuevos teléfonos de Google, el Pixel 2 y Pixel 2 XL, traerían consigo una ventaja competitiva muy fuerte frente a sus rivales en el mercado de smartphones: un nuevo y renovado SoC, el Snapdragon 836. Esta versión, una revisión del actual 835 dotaría a los Pixel de un atractivo especial, el cual parece haberse esfumado hoy de golpe y porrazo.

Una fuente “muy confiable” ha reportado a XDA Developers que el Snapdragon 836 no está en proceso de fabricación ni se espera que lo esté, desmontando las teorías previas sobre los nuevos Pixel. En su lugar, Qualcomm parece estar trabajando en una versión denominada 845 que llegaría a finales de año o principios de 2018 junto al Galaxy S9, el cual se espera que haga acto de presencia durante los primeros meses del año.

Realmente, que los nuevos teléfonos de Google que se presentarán en octubre cuenten con el Snapdragon 835 no es ningún drama y no supondrá un impacto negativo de cara al consumidor, pero sí es algo a lamentar para la empresa norteamericana. Su apuesta en el campo de la telefonía ha arrancado a duras penas con los Pixel, no cosechando estos el gran éxito que se esperaría de una gigante tecnológica y, lo que es peor, sin previsiones de mejora en el futuro.

Presentar los primeros teléfonos en incorporar el Snapdragon 836, más que una ventaja gigantesca a nivel de desempeño, habría supuesto anotarse un punto frente a la competencia en un momento clave para el futuro de los Pixel. No se espera que haya demasiadas novedades de cara a su presentación, lo cual puede penalizar en el volumen de ventas este año más que nunca.