Año y medio ha pasado de la presentación del MateBook, el primer intento de Huawei para entrar en el mercado de los PCs y diversificar una gama que hasta entonces quedaba relegada a dos clásicos, smartphones y tablets. El dispositivo era decente; ya no se espera menos de la compañía china. Sin embargo, no enamoraba y quedaba lejos de la propuesta ganadora, la Surface. En mayo de este año, Huawei presentó su evolución junto a un portátil tradicional cuya gran virtud es su reducido tamaño sin sacrificar una potencia esperable en cuerpos mayores. Es el Huawei Matebook X y esta ha sido nuestra experiencia.

En un mercado de portátiles muy saturado y que carece de diferenciación es complicado lanzar un equipo atractivo. La dificultad aumenta si eres Huawei y tienes muy poca experiencia en el sector. Sin embargo, al desempaquetar el equipo, la realidad supera a las expectativas. Nos encontramos con un equipo con un cuerpo unibody construido en metal y con un peso ínfimo de 1,05 kilogramos, que en principio no tiene nada que envidiar a los líderes del mercado, los MacBook y los MacBook Pro. Como ellos, el cierre de la pantalla es magnético, y el reparto del peso está tan bien hecho que no hacen falta dos manos para abrirla.

Como puede verse en las fotografías del análisis, uno de los “problemas” del MateBook X es exactamente ese, su parecido con los ordenadores de Apple. Sin embargo, estamos en un punto en el que se agradece más imitar un gran diseño como el que Apple promueve desde hace una década que tratar de innovar y errer en el intento. A nivel de cuerpo, esto y ciertos crujidos al apretarlo levemente mientras está cerrado son los únicos peros.

Una vez abierto, Huawei muestra que puede acceder a los mejores componentes, y la elección de su panel IPS de 13” con proporción 3:2 es muy buena, cerca de portátiles más caros y superando a su competencia más directa en una calibración que se acerca a los valores óptimos, por lo que la reproducción de color es más que adecuada. La proporción de la pantalla es adecuada o no según tareas. Por ejemplo, para navegación web es cómoda porque obliga a hacer menos scroll, sin embargo para dividir la pantalla en dos ventanas resulta poco panorámica. Uno de sus grandes puntos es la “ausencia” de marcos, que se disfruta enormemente sin que por ello haya sacrificios (como Dell llevando la webcam a la parte inferior).

El nivel de negros está algo por debajo de otros modelos, pero su mayor pero son los reflejos, como viene pasando en la mayoría de convertibles y portátiles con pantalla glossy. Pese a ofrecer 400 nits, una cifra nada desdeñable, la ausencia de una buena capa antirreflectiva hace que su uso en exteriores sea algo incómodo. De nada sirve su buen Gorilla Glass 3 si este punto flaquea. Por último, aunque la nitidez no es mala (195 ppp), se habría agradecido un incremento de resolución que le llevara a cifras más cercanas a 300 ppp.

El sonido, sin alcanzar las promesas de Huawei en cuanto a volumen o a claridad, es muy bueno para un portátil tan fino, y suena bastante más alto que portátiles con audio decente como el MacBook Air o los Pro de anterior generación.

Pasando a teclado, trackpad y lector de huellas, el MateBook X tampoco decepciona, como empieza a ocurrir con todos los portátiles Windows de más de 1000€. En este grosor no podemos esperar milagros, como en sonido, y todas las marcas están recurriendo a recortar el recorrido de las teclas. Cuesta acostumbrarse, como en el MacBook, pero la calidad del tecleo no se reduce, hecho al que ayuda que las teclas son más grandes que en los modelos de Apple. Algo que no siempre se espera pese a que resulta imprescindible es la retroiluminación del teclado, esencial para escribir en ambientes oscuros.

El panel táctil o trackpad también está a buen nivel, ofreciendo la posibilidad de ejecutar con comodidad todos los gestos de Windows 10 gracias a que cumple con los requisitos que Microsoft demanda para ser un Precision Touchpad. Tiene un problema grave, que no se percibe demasiado en el día a día pero que puede molestar, y es que todos los bordes exceptuando el inferior no tienen sensibilidad, esto es, pasas el dedo y nada ocurre al cursor. Pese a esto, que debe ser corregible, este trackpad, junto a los de Surface, muestra que ya no es un aspecto que reste frente a los MacBook, un talón de aquiles que se ha alargado años y años.

Ante la carencia de soporte de Windows Hello en la webcam, Huawei soporta la biometría en Windows con un lector de huellas integrado en el botón de encendido, y funciona a la perfección. La localización es ideal, pues para iniciar sesión no hace falta volver a posar la huella sobre el lector, sino que el equipo realiza la lectura en el momento del encendido que, por cierto, es rapidísimo. La experiencia de Huawei en Android, donde siempre ha sido una de las líderes en biometría, se ve reflejada de manera excelente en Windows.

El parecido con el MacBook es evidente, pero eso no es malo si se consigue un producto que se sostiene por sí mismo.

Acabando con el hardware llegamos a la elección de puertos, que tantas líneas genera estos días en los medios. La disposición en el MateBook X también recuerda al MacBook, aunque en vez de un puerto USB-C encontramos dos (uno en cada lado) y el jack de audio. En un dispositivo de este grosor optar por USB-A carece de sentido, y como usuarios podemos beneficiarnos de poder cargar el equipo no sólo con cualquier cargador (Apple o Samsung, por ejemplo), sino con baterías externas.

En ese sentido, utilizando una de 15.000 mAh de 10W, la carga mientras el equipo estaba en reposo fue sorprendentemente rápida, todo un seguro de vida de este nuevo puerto. La mala noticia es que sólo uno de los puertos, el de la izquierda, vale para cargar, indicado con un dibujo y con un LED que se enciende al conectar a la corriente. La buena noticia es que a diferencia del resto de marcas, Huawei ofrece un dongle llamado MateDock 2 en la caja que incluye salida HDMI, VGA, USB-C y USB-A. En cuanto al rendimiento de esos puertos, sin embargo, hay cierta decepción. Como en casi todos los modelos que se están lanzando al mercado, no hay presencia de Thunderbolt 3, ideal para profesionales de vídeo y jugadores que desean conectar tarjetas gráficas externas, pero tampoco USB 3.1 Gen 2, que ofrece el doble de velocidad que el USB 3.0 tradicional que incluye. No es una pega frente al MacBook de 12”, pero sí respecto al MacBook Pro básico.

Hablando de rendimiento, lo que podemos esperar es lo que venimos viendo con todos los equipos que montan una configuración similar: i5-7200U de dos núcleos, 8 GB de RAM y 256 GB de SSD NVMe. Rendimiento más que decente para cualquier usuario en Windows, a no ser que se le exija mucho en juegos y en tareas pesadas como edición de vídeo, audio o imagen con archivos muy pesados. En tareas del día a día con demandas altas en multitarea como edición de archivos RAW en Lightroom y 20 pestañas abiertas en Edge se comporta muy bien.

El problema del equipo, que sólo debe importar a profesionales o a jugadores intensivos que lleven el procesador al máximo es que, al no tener ventilador (aspecto muy valorable), a los pocos minutos reduce su velocidad de reloj para controlar la temperatura, y la pérdida de rendimiento puede pasar del 30% en benchmarks como Cinebench R15. Los usuarios normales no notarán nada, pues incluso el calor generado está muy controlado, pero hay que mencionarlo. Es un problema que de momento presentarán todos los equipos sin ventilador, como ya vimos en el análisis de la Surface Pro con i5, por lo que cabe preguntarse si estamos de verdad preparados para la era fanless fuera de procesadores ARM.

Por último llegamos a la autonomía, y es la gran decepción si comparamos con equipos como la Surface Pro, con un procesador, pantalla y batería de tamaño similar. Según pruebas poco científicas pero de experiencia personal con usos similares, el MateBook X ofrece aproximadamente la mitad de duración de la batería con tareas exigentes, y algo más cuando hacemos navegación web o sólo reproducimos vídeo con el brillo al 60%. Comparando con portátiles de gama media que brindan 3 horas hagas lo que hagas, el resultado es decente, pero pagando 1400€ se echa de menos acercarse más a lo más alto de la tabla.

En conclusión, estamos ante un equipo que muestra todo lo que de momento Xiaomi puede ofrecer en PCs, y no es poco. Frente a su intento anterior, muestra que quiere tomarse este terreno tan en serio como hace los P o los Mate, aunque la falta de experiencia le reste en aspectos como el trackpad, la capa antirreflectiva o la optimización de la autonomía.

Por lo demás, el MateBook X es un equipo muy equilibrado que ofrece, por 225€ menos que el MacBook con Core i5, la misma potencia (en realidad algo más) y una buena experiencia de uso (en mi opinión bastante mejor que la de los convertibles mientras se usan como portátil). Eso sí, personalmente, me parece una cifra que merece la pena gastar, pues Apple ofrece mejor servicio técnico, no te limita a Windows 10, y el MacBook tiene mejor pantalla, batería y trackpad que el MateBook. Si subimos la apuesta 355€ hacia un MacBook Pro, a lo anterior se suman dos puertos Thunderbolt 3, un disco SSD infinitamente mejor, un trackpad mucho más grande y una pantalla mucho más brillante y con representación de color DCI-P3.

También hay que saber que marcas como Asus ofrecen en Windows configuraciones muy similares que no llegan a los 900€, y aunque sacrifican calidad en múltiples aspectos, no lo hacen demasiado en portabilidad, que es la cuestión clave para adquirir en el MateBook X. Quien lo adquiere no errará, pero conociendo. la política de precios de Huawei, lo ideal es adquirirlo más barato.