El solsticio de verano ha ocurrido en España a las 6:24 h peninsular del miércoles 21 de junio. Esta fecha, marcada como uno de los eventos más importantes de la astronomía en junio, nos permite disfrutar del día con mayor número de horas de luz solar de todo el año en el hemisferio norte. El fenómeno sucede cuando el Sol alcanza su máxima declinación, es decir, nuestro astro proyecta su luz sobre la máxima latitud geográfica en el planeta.

Sin embargo, a pesar de lo que se suele pensar, el Sol no estará en el punto más alto del cielo (cenit), ya que para disfrutar de este fenómeno es necesario estar en el ecuador. La llegada de la tercera estación del año nos hace preguntarnos en ocasiones por qué hace más calor en verano, especialmente si sufrimos las altas temperaturas de los últimos días y tenemos problemas para conciliar el sueño por las noches.

Según explica el Planetario de Madrid, en verano no hace más calor porque la Tierra esté más cerca del Sol. Esta popular creencia es en realidad un mito muy extendido. Nuestro planeta gira alrededor de la estrella siguiendo una órbita ligeramente elíptica, de forma que hay un instante en el que la Tierra estará más cerca del Sol, llamado perihelio, que sucedió el pasado 4 de enero de 2017. Por el contrario, nuestro planeta se situará en el afelio, el punto más alejado del Sol, el próximo 3 de julio de 2017. En otras palabras, es falso que la Tierra se aproxime más a la estrella durante esta época.

¿Entonces por qué en verano hace más calor y en invierno más frío? El motivo no es la posición de la Tierra con respecto al Sol, sino más bien la inclinación del eje de rotación de nuestro planeta, que es de 23º ½. Dicha inclinación implica que uno de los hemisferios está orientado hacia el Sol, como ocurre en el hemisferio norte a partir del 21 de junio, mientras que al otro hemisferio no le llegan los rayos perpendiculares del Sol y la transmisión del calor no es tan efectiva. Esta situación sucede en el hemisferio sur, donde a a partir de esta fecha, los rayos del Sol llegan de una forma más sesgada y, por tanto, las temperaturas son más bajas que en el hemisferio norte. La inclinación del eje de rotación terrestre, y no su cercanía al Sol, es la verdadera razón del calor en verano que experimentaremos a partir de hoy en el hemisferio norte.

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