Hay quien diría que el gran éxito de una serie de absoluto protagonismo femenino como **Orange Is the New Black, creada por Jenji Kohan en 2013*, es un fenómeno inhabitual en la ficción televisiva de hoy. Pero deberían despertar y oler el café, porque el florecimiento de esta clase de ficción y el ímpetu de la lucha feminista en las últimas décadas han traído consigo no pocas series de televisión con dicho protagonismo. Y, ahora que OITNB* estrena su esperadísima quinta temporada, que podremos ver en línea o bajo demanda en Movistar Series a partir de este 10 de junio, sólo un día después de su lanzamiento en Estados Unidos, no está de más recordar el modo en que la Piper Chapman de la actriz Taylor Schilling empezó a conocer los corredores de la neoyorkina Penitenciaría Federal de Litchfield en esta comedia dramática.
Todo comenzó en 1998, cuando la joven estadounidense Piper Kerman fue acusada por los delitos de lavado de dinero y tráfico de drogas, en los que se había visto envuelta por su relación indeseable con una persona del mundillo. Fue condenada y, en 2004, recluida en la Institución Correccional Federal de Danbury, Connecticut, durante trece de los quince meses que le habían impuesto en principio. Se trataba de una prisión de mínima seguridad cuyas habitantes le brindaron una experiencia digna de ser contada, por lo que se puso manos a la obra y, *en abril de 2010, publicó Orange Is the New Black: My Year in a Women’s Prison*, sus memorias sobre lo que allí vivió.
Una amistad le envió el libro a Kohan, guionista y showrunner de la comedia Weeds (2005-2012), y le resultó de tal interés que quiso reunirse con Kerman para plantearle una adaptación televisiva**. La plataforma Netflix aceptó el proyecto con Lionsgate en noviembre de 2011 tras cinco meses de negociaciones. “Si vas a una cadena y dices: «Quiero hacer historias de prisión sobre mujeres negras, latinas y viejas», no vas a hacer una venta”, comentó Kohan pocos días antes de la puesta de largo de la serie. “Pero, si tienes a esta chica rubia que va a prisión, puedes entrar allí, y luego puedes contar todas las historias”. Es decir, su idea era que Chapman fuese una especie de caballo de Troya para las cadenas de televisión y para el público, y que le ayudase a dar a conocer a los extravagantes personajes femeninos que pueblan la ficticia Penitenciaría de Litchfield.
No fue hasta agosto de 2012 que supimos de Schilling como protagonista. Luego, de Laura Prepon para el papel de Alex Vause, pese a que se había presentado para protagonizar OITNB; de Yael Stone en el de Lorna Morello; de Laverne Cox en el de Sophia Burset, quizá la primera actriz transexual en interpretar ese mismo rol en presidio; y todos los demás que acabaron constituyendo el reparto principal, uno detrás de otro: Kate Mulgrew como la temible Galina “Red” Reznikov, Uzo Aduba como la chiflada Suzanne “Crazy Eyes” Warren, Danielle Brooks como Tasha “Taystee” Jefferson, Natasha Lyonne como Nicky Nichols, Selenis Leyva como Gloria Mendoza, Dascha Polanco como Dayanara Díaz, Taryn Manning como la peligrosa Tiffany “Pennsatucky” Doggett, Michael Harney como Sam Healy, Nick Sandow como Joe Caputo, etcétera.
Desde el principio, los responsables de la serie le envían cada uno de los guiones de los episodios a Kerman para que analice la verosimilitud y la adecuación a la realidad de su contenido, e intercambian numerosos correos electrónicos con sus impresiones, y figura igualmente como guionista de decenas de capítulos, lo que indica sin lugar a dudas el respeto que tienen por la historia. Y Kohan quiere que Kerman esté siempre involucrada en la producción “porque es la madre de todo esto”, aunque lo cierto es que ambas comparten su progenitura. En marzo de 2013 comenzó el rodaje en el viejo Centro de Psiquiatría Infantil de Rockland, sito en el Estado de Nueva York. Y para la secuencia de los títulos se utilizaron imágenes reales de ex reclusas, incluyendo alguna de la propia Kerman.
Ya antes de su estreno en junio de 2013, OITNB fue renovada por Netflix por una segunda temporada y, en la actualidad, hay prometidas hasta siete: tal es la enorme confianza que se tiene en esta serie. Y no es de extrañar dada la acogida de la audiencia, comparable a la de espectáculos de éxito en la televisión por cable y en abierto, lo que la convirtió en la original más vista de Netflix frente a colosos como *House of Cards* (Beau Willimon, desde 2013). Pero la crítica especializada comparte este entusiasmo, y consideró que la temporada anterior de OITNB, la cuarta, fue la de mayor calidad hasta la fecha, y los diversos premios y nominaciones que OITNB ha obtenido a lo largo de estos años apuntalan su reputación.
“No me propongo escribir series de protagonismo femenino, necesariamente”, apunta Kohan. “Me gustan los personajes profundamente defectuosos. Cuando vienen a mí, o cuando me introducen a ellos, sigo las historias y a la gente”. Y, en el caso de lo que acabaría siendo la serie gracias a su empeño, asegura que se enamoró de la historia y de las personas de las que Kerman hablaba en el libro. Quizá por ello consiguió que los espectadores que ya se están frotando las manos ante la inminencia del estreno de la quinta temporada de OITNB —la cual se podrá ver en Movistar Series desde este 10 de junio, un año antes que en la propia plataforma de Netflix en España— también cayesen rendidos ante las peripecias carcelarias de esta notable ficción televisiva.