Facebook sigue teniendo problemas en Alemania. Bueno, Facebook y el resto de redes sociales que operan en territorio alemán y que están viendo como la nueva ley para luchar contra el odio está poniendo bajo las cuerdas parte de su modelo de negocio, convirtiéndose en jueces y guardianes, y sobre todo responsables, del contenido que suben sus usuarios, un espejo, además, al que se están mirando otros países Europeos que buscan cambiar su política de lucha contra el odio en la red.

La nueva ley alemana está poniendo contra las cuerdas a las redes sociales y está siendo especialmente controversial en lo que se refiere a la opinión pública. Aunque específicamente incluye una serie de medidas por las que se busca perseguir el odio en la redes sociales, lo cierto es que también incluye una serie de preceptos que convierten a estas compañías, en las que se vierten millones de comentarios diarios, responsables de ese contenido publicado por un usuario anónimo.

¿Cómo? Sencillo, si la red social, y los ojos están puesto especialmente en Facebook, no borra el contenido de odio o susceptible del mismo en 24 horas, se enfrentará a una multa para cada solicitud de borrado. La Network Enforcement Act por si traducción en inglés, ya es conocida como la la Ley Facebook y sido aprobada en el parlamento alemán, con vistas a su entrada en vigor en octubre, y pendiente de comprobar su funcionamiento para aplicarse en otro países europeos, pues ha suscitado especial interés en algunos gobiernos del norte de europa.

Tal como está redactada y se ha aprobado, las compañías de medios sociales se enfrentarían a multas por no eliminar el contenido “manifiestamente ilegal”, incluyendo el discurso de odio, difamación e incitación a la violencia dentro de las 24 horas siguientes, con una multa inicial de 5 millones de euros que aumentaría hasta los 50 millones de euros en caso de no borrar el contenido, dando una semana a las compañías para decidir en caso de que sea contenido dudoso.

Y ese el principal problema. La ley no determina el límite entre el delito de odio y la libertad de expresión, por lo que grupos pro derecho de los internautas están clamando al cielo, puesto que se espera que al dar el camino fácil a las compañías de medios, estas apliquen sistemáticamente los borrados, incluso en casos legítimos, para no enfrentar multas, lo que supone, a base de coerción, un atentado a la libertad de expresión de forma encubierta.

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