¿Has notado alguna vez un patrón en tus relaciones? Nos tienden a gustar comportamientos muy específicos y estos comportamientos tienden a repetirse. De esta forma, si te paras a pensarlo, tal vez muchas de las personas que pasaron por tu vida se parecían en ciertas cosas de su comportamiento. Si te me pareces puedes ser una persona super organizada, metódica y disciplinada, que tus mejores amigos serán justo lo contrario. Pues todo puede ser explicado por la teoría psicológica del apego.
El estilo de apego que utilizamos en nuestras relaciones es la clave de que sean duraderas y describe la dinámica de largo plazo de las relaciones entre los seres humanos.
El estilo de apego afecta a todos los aspectos de tus relaciones, desde los amigos o la familia a los amores. Su principio más importante declara que un recién nacido necesita desarrollar “una relación con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad”, pero también postula que ciertos estilos de apego tienden a ser atraídos por alguien de naturaleza complementaria.
Las investigaciones realizadas por la psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth en la década de 1960 y 70 reforzaron los conceptos básicos e introdujeron un número de patrones de apego: apego seguro, apego inseguro-evitativo y apego inseguro-ambivalente. Posteriormente fue identificado un cuarto patrón, el apego desorganizado. Para los 80, la teoría se extendió al apego en adultos y se refinaron los términos.
Aproximadamente el 50 por ciento de la población es de apego seguro, 20 por ciento es ansioso, el 25 por ciento evitativo o evasivo y las combinaciones desorganizadas representan del tres al cinco por ciento. No es una regla exacta y las mezclas son normales, pero sí se ven patrones. Por ejemplo, entre los solteros, estadísticamente hay más evasores que seguros, ya que las personas con un apego seguro tienen más probabilidades de estar en una relación.
La falta de sintonía entre el niño y su cuidador principal durante la infancia es lo que da como resultado un apego inseguro tanto para el lado de ansioso como el de evasivo. Los estudios han demostrado que la calidad de la relación entre los padres juega un papel central en la transmisión de patrones de apego específicas de una generación a la siguiente.
Para identificarlos, bueno. La mayor representación del apego seguro está en la imagen prototípica de la familia. Cálido y amoroso de forma natural, sin grandes necesidades de atención pero siempre dispuesto a darla y recibirla. No toman las cosas personalmente, no son reactivos a la crítica, los enfados les duran poco. Un equilibro tremendamente difícil entre pedir y satisfacer las necesidades emocionales del otro mientras se respeta la independencia y se es autónomo.
El apego ansioso renuncia a sus necesidades a cambio de agradar y acomodar a otros para obtener amor. Pero debido a que no consigue satisfacer sus propias necesidades, vive infeliz. La palabra ansiedad le representa, y tiene miedo a que las cosas salgan mal. También puede llegar a ser celoso y necesitar demasiada atención.
Los evasivos consideran que su independencia y autosuficiencia es más importante que cualquier otra cosa. Puede disfrutar de la cercanía pero hasta cierto límite. En las relaciones, actúa autosuficiente e independiente y no se siente cómodo intercambiando sentimientos. En realidad, lo que considera seguridad no es mucho mejor que la ansiedad del anterior, pues está siempre excesivamente alerta sobre los intentos de otros de controlarlo o limitar su autonomía (intentos que a veces son inexistentes).
Y aquí esta la ironía de la situación. Si eres un evasivo, una persona de apego seguro sería lo mejor para ti, porque aprendería a dejarte a tu aire ya que no necesita mucha atención. Pero por alguna razón parece que esto se hace aburrido y los evasivos se fijan en aquellos ansiosos que hacen lo que sea por agradarles, creyendo equivocadamente que es lo mismo que “química” y por eso, como resultado, la gente de evasiva termina con ansiosos que no les satisfacen creando un coctel molotov.
Los ansiosos y evasivos tienen codependencia en las relaciones, aún si no son conscientes de que sus problemas son alimentadas por el otro, esta es una razón importante en su atracción mutua.
En las amistades pasa similar. Dos personas que hacen evitación normalmente se gustan, se comprenden, se respetan y a simple vista dirían que el otro parece interesante, etc., pero no llegan a tener amistades porque apenas hay relación; ambas pasan todo su tiempo evitando así que no tienen oportunidad de conocerse. Las personas evitativas acaban haciendo amistades con ansiosos porque estos se encargan de recordarles mantener la amistad viva. Ellos son los que los sacan, los arrastran a los planes y cosas así.
Contrariamente a lo que pueda parecer, ni los seguros se salvan, pues tampoco se juntan con seguros. Pueden estar con cualquiera de los otros estilos de acuerdo a la teoría y tienden a hacerlo. Pero esto es bueno, los seguros pueden “reparar” las necesidades emocionales de los otros grupos.
Por supuesto, dado que las mezclas son posibles, no es tan fácil combinar como con estas reglas exactas. En el difícil equilibro está la clave. Pero, lo que al final sale en claro del asunto, es que lo de “los opuestos se atraen” es cierto, más no necesariamente es la combinación más optima siempre. Y que para evitar las combinaciones explosivas lo mejor es encontrar a alguien que te complemente positivamente.