Un aluvión de estrenos ha llegado a nuestras carteleras estos últimos días, pero el que sobresale por encima de todos los demás, y no precisamente porque se acerque lo más mínimo a una obra maestra, es **Baywatch: Los vigilantes de la playa o Guardianes de la bahía (2017), perpetrada como un delito por Seth Gordon* —autor de Como en casa en ningún sitio, Ni en tu casa ni en la mía o Navidad sin los suegros (Four Christmases, 2008) y Cómo acabar con tu jefe o Quiero matar a mi jefe (Horrible Bosses*, 2011)— y que de momento podría encontrarse en lo alto del podio de lo peor de la temporada. En la adaptación al cine de la famosa serie televisiva homónima (Douglas Schwartz, Gregory J. Bonann y Michael Berk, 1989-2001), con secuela, spin-off y parodia incluidos, no hay talento ni para armar una basura autoconsciente en condiciones.
La trama es completamente inverosímil y sus detalles y giros no tienen ningún sentido, los chistes dan vergüenza ajena hasta el punto de que ni hacen reír, las escenas de acción carecen de garra, los romances son arbitrarios, y tan insulsos como la totalidad de los personajes, y la estética visual y la banda sonora, de un mal gusto inconcebible; y ni siquiera los cameos resultan útiles más que para aumentar el ridículo. En resumen, se trata de una película sólo apta para los que se monden con chistes sobre penes y crean que la mayor aspiración de actores y actrices es lucir abdominales, culos y tetas.
Dwayne “The Rock” Johnson se interpreta a sí mismo aunque se haga llamar Mitch Buchannon, y el resto del reparto, Zac Efron como Matt Brody, Alexandra Daddario como Summer Quinn, Kelly Rohrbach como C. J. Parker, Ilfenesh Hadera como Stephanie Holden, Jon Bass como Ronnie Greenbaum, Yahya Abdul-Mateen como el sargento Garner Ellerbee o Rob Huebel como el capitán Don Thorpe tampoco recrea la personalidad de los personajes de la serie. **En Rotten Tomatoes, la nueva Baywatch cuenta con una excesiva valoración del veinte por ciento, y en Filmaffinity e Internet Movie Data Base, con una nota media popular de 3,8 y 5,7 respectivamente**. Y lo triste de veras es que nada de todo esto impedirá que se convierta en un taquillazo y que un día nos calcemos alguna que otra secuela igual de abominables.
De la comedia española **Señor, dame paciencia (2017), dirigida por Álvaro Díaz Lorenzo, ha sentenciado Jordi Costa* en El País* que no es más que “humor de benemérita”, y Oti Rodríguez Marchante la ha descrito en el *ABC como “una grosera metáfora de la diarrea mental e ideológica de la España actual”. Un 4,5 y un 4,8 le han cascado ya los espectadores que votan en Filmaffinity e IMDb. En cuanto a la comedia romántica *París puede esperar (Paris Can Wait, 2016), la tardía opera prima de la octogenaria Eleanor Coppola, ha sido tomada por la crítica de forma muy dispar: Diego Batlle* ha dicho desde La Nación* que es “una amable, pero no demasiado inspirada road movie gastronómica y turística”, y Jesse Hassenger ha opinado en *AV Club* que “no hay manera de saltarse la construcción de pacotilla de la película, sobre todo su tratamiento raquítico del diálogo”. Además, su valoración en Rotten Tomatoes es del cincuenta por ciento, y en IMDb le han colocado un 5,8 de nota media.
Y el realizador Billy O’Brien, tras *Experimento mortal (Isolation*, 2005) y Scintilla (2014), nos trae su atípica **I Am Not a Serial Killer (2016), un thriller que acaba siendo de otro género que nadie se esperaba, que nos devuelve al poco prodigado Christopher Lloyd como el señor Crowley y que, en fin, se mueve bien por territorios extraños para cimentar su drama y su misterio. En Rotten Tomatoes luce un noventa y tres por ciento de valoración, en Filmaffinity, un 5,9 de nota media, y en IMDb, un 6,2. De ese otro thriller que es Animal de compañía (Pet, 2016), obra en Estados Unidos del catalán Carles Torrens, ha dicho Glenn Kenny* en RogerEbert.com* que está llena de “inverosimilitudes estúpidas”, y Jeannette Catsoulis, en *The New York Times*, que “el ritmo es paciente, las actuaciones, sólidas, y los efectos especiales hacen hincapié en la artesanía sobre el efecto”. Se la valora con un cincuenta por ciento en Rotten Tomatoes, y con un 5,4 y un 5,7 en Filmaffinity e IMDb de nota media.
Sobre el drama bélico **Cartas de la guerra (Cartas da guerra, 2016), de Ivo Ferreira, asegura Sergi Sánchez* en Fotogramas* que su “innegable aliento poético se topa, no obstante, con la rígida mecánica de su dispositivo”, y por ahora se lleva un 6,2 y un 6,8 de nota media en Filmaffinity e IMDb. Por otro lado, Elena Martín ha escrito, dirigido y protagonizado **Júlia ist (2017)**, un drama primerizo que muestra con veracidad difícilmente discutible las circunstancias ambivalentes del desarraigo juvenil de los que se marchan a un país extraño a completar su formación o buscarse las habichuelas, sencillo, directo, adusto, naturalista y, por encima de todo, honesto en sus propósitos y decisiones, y que ha comenzado en Filmaffinity con una nota media de 6,7.
De **Ignacio de Loyola (2016), filme dirigido por Paolo Dy y Cathy Azanza, opina Fernando Gil-Delgado* en Fila Siete que “con todas sus carencias, la historia y el personaje tienen la fuerza suficiente para enganchar al espectador”, lo que quizá aclare su 7,5 de nota media en IMDb. Por el contrario, a *Cosecha amarga (Bitter Harvest, 2017), de George Mendeluk, le han dado más palos que a una estera en críticas unánimemente desfavorables; como la de Donald Clarke* en Irish Times*, donde afirma que “ya no se hacen películas tan terribles a este tipo de escala”. El diez por ciento de valoración en Rotten Tomatoes no esconde su elocuencia; no así el 6,1 en IMDb de nota media.
A **Chavela (2017), el documental de Catherine Gund y Daresha Kyi sobre la cantante mexicana, no le ha ido mal en los análisis críticos. Por ejemplo, Alejandro Alemán* publica en El Universal* que es “convencional pero no por ello menos revelador”; y Javier Cortijo señala en *Cinemanía que “hay que reconocerle el mérito a este trabajo de contención hacia una de las mujeres más desbordantes de los últimos noventa y ocho años”; y en Filmaffinity e IMDb lo hacen los votantes otorgándole una nota media de 6,8 y 8. El drama *Mientras ellas duermen (While the Women Are Sleeping, 2016), por otro lado, no es para todos los paladares, ya que su historia peregrina y poco comprensible y la realización opaca del veterano Wayne Wang*, responsable de El club de la buena estrella (The Joy Luck Club, 1993) o Smoke, Cigarros o Cigarrillos (1995), mantienen a raya al espectador más entregado. Pero siempre se nos antoja agradable ver trabajar a Takeshi Kitano aunque sea en el papel del incómodo señor Sahara. Un 5,3 y un 5,6 le han dado de nota media en Filmaffinity e IMDb.
Críticas para todos los gustos hay sobre *La mujer del animal (2016), de Víctor Gaviria, desde la de Juan José Ferro* en El Espectador*, que subraya que posee “un guion al que el tiempo le pasa sin saber muy bien cómo”, hasta la de Gustavo Valencia Patiño en la revista *Semana, donde habla de “una puesta en escena y rodaje que refleja toda su madurez y veteranía fílmica [de Gaviria]” y que esta es “una película necesaria de ver”, lo que está más en sintonía con los usuarios de Filmaffinity e IMDb, que han votado para que la obra se lleve un 6,2 y un 7,6 de nota media hasta el momento. Y sobre *La vida de Anna (Anna’s Life, 2016), de Nino Basilia, ha apuntado Miguel Ángel Pizarro* en eCartelera* que se trata de una película “dura, real, necesaria y con sabor a buen cine”. Sea como fuere, los votantes de IMDb le han dispensado una nota media de 6,7.
A las salas de exhibición de Estados Unidos, México y el resto de Latinoamérica ya ha llegado **Cars 3 (2017)**, la nueva apuesta animada de Pixar, realizada por Brian Fee, y continuación de las aventuras del coche de carreras Rayo McQueen y compañía, que parece remontar el vuelo tras la decepcionante segunda entrega. Brian Truitt explica en *USA Today* que el filme “acelera la franquicia animada de Pixar que iba al ralentí”; y Matt Singer, en *Screencrush*, que “es increíble lo que una nueva capa de pintura y un cambio de perspectiva pueden hacer”. Rotten Tomatoes calcula un sesenta y cinco por ciento de valoración para la película, e IMDb, un 7,6 de nota media de sus votantes.
La ciencia ficción de **Colossal (2016), ideada por Nacho Vigalondo, ha conseguido que René Martín*, en La Tercera, declare que “navega sin problemas por la comedia, el drama, el suspenso y el cine fantástico”, que tenga un ochenta por ciento de valoración en Rotten Tomatoes y que la voten para un 6,1 y en Filmaffinity y un 6,3 en IMDb. Acerca de *Un hombre llamado Ove (En man som heter Ove, 2015), de Hannes Holm, ha comentado G. Allen Johnson* en el San Francisco Chronicle que es una “película atractiva, pero relativamente ligera y previsible”. Y de *La tortuga roja (La tortue rouge, 2016), de Michael Dudok de Wit*, Lucero Solórzano ha aseverado en el Excélsior que “es una fábula bien contada”. Estas dos últimas tienen en Rotten Tomatoes un ochenta y nueve y un noventa y cuatro por ciento de valoración, una nota media en Filmaffinity de un 6,8 y un 7,1 y, en IMDb, de un 7,7 y un 7,6 respectivamente.
*El hombre que vio demasiado (2015), de Trisha Ziff, es un “excelente documental sobre este hombre [Enrique Metinides] que merece todos los honores”, según indica Vilma Aída* en Cinescopia, con un ochenta y tres por ciento de valoración en Rotten Tomatoes y un 7,8 de nota media en IMDb. Y *Gold, la gran estafa o El poder de la ambición (2016)** se proyecta ya en los cines de Argentina. La ha dirigido Stephen Gaghan, de quien sólo conocíamos hasta ahora *La desaparición de Embry o Sin rastro (Abandon*, 2002) y Syriana (2005), elaborando una intriga sólida con muy buen ritmo y un Matthew McConaughey en su salsa como Kenny Wells. Se la valora en Rotten Tomatoes con un cuarenta y tres por ciento, y en Filmaffinity e IMDb, con un 6,1 y un 6,7 de nota media.
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Del respetado Kim Ki-duk es **The Net (2016)*, un drama en cual Dan Fainaru ve que “la trama es manipuladora, a los personajes nunca se les permite cualquier profundidad real, con el adoctrinamiento político simplista como la única motivación”, según cuenta en Screendaily*; y pese a ello, en IMDb la han votado para un 7,3 de nota media. Y, por último, en Colombia pueden ver desde este fin de semana **Corazón gigante (Fúsi, 2015), un drama de Dagur Kári* nada menos que con un cien por cien de valoración en Rotten Tomatoes, un 7,1 y un 7,5 de nota media en Filmaffinity e IMDb. Laura Crespo, a tenor de lo que escribió para el El Imparcial*, puede prometerle a los espectadores colombianos que este filme, “desde el terreno de la autoría, llegará a grandes sectores del público dada su enorme capacidad para arrancar empatía y conmover”.