Cambiar de sistema operativo, en tu smartphone o en tu computadora, es algo que podemos hacer con relativa facilidad, ya que el software actual permite instalar un nuevo sistema operativo sin apenas conocimientos y simplemente siguiendo unas sencillas instrucciones.

Pero antes de dar ese paso debemos tener varias cosas en mente. Más que nada para evitar frustrarnos los primeros días o encontrarnos con problemas irresolubles que nos obligan a dar marcha atrás, perdiendo así el doble de tiempo.

Este artículo no pretende debatir si Linux es el mejor sistema operativo. Para ello te invito a acudir a la Comunidad Hipertextual.

Sirva este texto para tener unas sencillas preguntas que deberías hacerte. Te servirán para cambiar a Linux lo mejor posible y, al cabo de un tiempo, darte cuenta de que hiciste bien y no cometiste un error al precipitarte.

¿Por qué quiero cambiar a Linux?

Hay muchas razones para dejar tu sistema operativo actual, normalmente Windows, y pasarte a Linux. ¿Quieres probar algo nuevo? ¿Te interesa el software libre como filosofía? ¿Quieres ahorrarte el precio de una licencia de Windows? ¿Le vas a dar una segunda vida a un PC antiguo? ¿Quieres aprender a programar en un entorno más personalizable?

Según qué motivo tengas, Linux es una buena solución o no. No es lo mismo migrar una computadora personal de Windows a Linux que hacer lo propio con un parqué de veinte o treinta computadoras conectadas en red.

Si es por motivos ideológicos, seguramente tendrás la paciencia y motivación necesarias para cambiar a Linux a pesar de las dificultades de los primeros días. Pero si lo haces por motivos económicos, tal vez eches en falta ciertas cosa de tu sistema operativo anterior y no te compense.

Por otra parte, en el caso de cambiar a Linux en tu oficina o negocio deberás tener en cuenta que la persona encargada del mantenimiento y de la migración debe tener conocimientos suficientes de Linux para no tener problemas en los primeros días.

¿Mi computadora es compatible?

Esta pregunta, con equipos nuevos, carece de sentido. Los periféricos y elementos de hardware más actuales son, en su mayoría, compatibles con Linux. A nivel de rendimiento, hay distribuciones Linux ideales para equipos poco potentes.

El problema te lo puedes encontrar con equipos que tengan varios años, ya que antaño los drivers y controladores se limitaban a Windows y se dejaba a un lado Mac o Linux.

En la actualidad, el hardware suele ser compatible con cualquier sistema operativo, y quienes mantienen y actualizan Linux suelen tener en mente la mayoría de hardware.

De todas formas, no está de más comprobar la compatibilidad una vez hayas elegido una distribución Linux. En esta página encontrarás la lista de hardware compatible con algunas de las distros más populares.

¿Tendré el software que necesito?

Uno de los principales errores que hemos cometido en alguna ocasión quienes hemos cambiado de Windows a Linux es buscar el equivalente.

Por un lado, intentamos encontrar los mismos menús de configuración, mismas opciones y características. Por el otro, buscamos el mismo programa para determinada tarea.

Con los años, Windows, Mac y Linux se han copiado mutuamente características y el diseño de los menús. Por otro lado, muchos de los programas que usamos a diario tienen versión para las tres plataformas.

Pero es inevitable que Linux tenga sus propias lógicas de funcionamiento, su propio diseño de menús y escritorio y sus propios programas.

Las tiendas de aplicaciones o repositorios de programas de Linux te facilitarán la tarea de buscar e instalar programas, pero es mejor que busques por necesidad (música, vídeo, fotografía, chat) que el nombre de un programa concreto (Photoshop, Word, WhatsApp, Spotify…).

Hay casos inevitables, como Spotify o WhatsApp, donde quieres usar estos servicios en Linux, pero otros programas como Word o Photoshop tienen alternativas.

En internet encontrarás listas de alternativas de Windows para Linux, como ésta.

También pueden darse casos de software específico del que no puedes escapar., en especial en empresas. En esos casos, si no hay versión nativa para Linux puedes acudir a Wine, que permite instalar y ejecutar programas de Windows desde Linux.

Además, para videojuegos hay soluciones específicas como PlayonLinux. No tendrás que tirar los juegos que compraste para Windows, podrás usarlos en tu nuevo sistema operativo.

¿Instalación limpia, compartida o virtual?

Cambiar a Linux se puede hacer de muchas maneras. Puedes dar el salto al 100%, despidiéndote de Windows, compartir Windows y Linux en tu ordenador o seguir usando Windows con una máquina virtual para Linux.

Personalmente, recomiendo empezar con una máquina virtual. Así podrás familiarizarte con Linux y seguir trabajando con Windows sin tocar nada. Si realmente quieres cambiar a Linux verás que con el tiempo usarás más la máquina virtual que Windows y, cuando estés del todo convencido, siempre puedes dar el salto definitivo.

Hay varias opciones para crear una máquina virtual. La más económica es VirtualBox, totalmente gratuita, que además permite importar máquinas virtuales de Linux ya creadas para la ocasión.

Imagen: Wikipedia

La instalación compartida te permite dividir tu disco principal para usar Windows y Linux. Con un gestor de arranque, que normalmente te facilita la propia distribución Linux, podrás elegir qué sistema iniciar cuando enciendas tu PC.

Esta opción te permitirá disfrutar de Linux al máximo y, al mismo tiempo, recurrir a Windows en el caso de programas de los que no puedes prescindir. Y si compartes tu ordenador con más personas y no quieren usar Linux, podrán seguir con Windows y evitar conflictos.

En la instalación limpia, que considero como última opción una vez ya estés familiarizado con Linux, deberás hacer una copia de seguridad previa de todos tus archivos y documentos (las configuraciones de programas de poco te servirán).

Además, asegúrate que sabes instalar Linux para no quedarte sin sistema operativo. De nuevo recomiendo usar antes una máquina virtual para practicar.

¿Qué distribución Linux debería instalar?

Tienes un motivo para cambiar a Linux, tu PC es compatible, no echarás en falta ningún programa nativo de Windows. Ahora toca uno de los pasos más importantes: ¿qué distribución elegir?

En un Mac, sólo tienes una versión de macOS. En un PC, normalmente hay dos o tres versiones de Windows. Pero Linux se puede personalizar, se le pueden incluir programas, asistentes de instalación y otros elementos adicionales y crear lo que conocemos como distribuciones Linux.

Para hacerte una idea de la gran cantidad de distribuciones disponibles, sólo tienes que entrar en DistroWatch. Esta página te puede servir para conocer las más populares y así elegir una de ellas.

Si vas a cambiar a Linux por primera vez, con Mint, Ubuntu u openSUSE tienes más que suficiente, porque son increíblemente fáciles de instalar y cuentan con un surtido de programas instalables muy completo.

Pero, con el tiempo, es posible que busques opciones específicas. Por ejemplo, si tu PC es antiguo buscarás un Linux ligero. También hay distros especializadas en seguridad, otras para montar centros multimedia, otras para tareas concretas como edición de vídeo o de imagen, etc.

Lo mejor es empezar por una distribución genérica, como las que he mencionado. Más adelante ya podrás plantearte cambiar de distro cuando tengas los conocimientos necesarios.