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En un extenso perfil sobre Travis Kalanick, The New York Times desveló cómo el CEO de Uber “juega con fuego” para hacer crecer su negocio a nivel mundial. El diario describe un episodio en la sede de Apple (Cupertino) en el que los CEOs de ambas compañías (Tim Cook y Travis Kalanick) debatieron sobre las malas prácticas de Uber y el incumplimiento de las reglas que la compañía de Cupertino establece para la App Store.

Uber estuvo trackeando teléfonos de Apple incluso después de borrar la aplicación del teléfono, una práctica que rompe por completo las normas establecidas por Apple para los desarrolladores de la App Store. Los ingenieros de Uber dejaban un pequeño fragmento de código restante en el teléfono, capaz de persistir en él incluso después de eliminar la aplicación del teléfono. Los ingenieros de Uber, además, programaron un algoritmo que eliminaba este sistema tracking permanente en aquellos iPhone cuya ubicación era próxima a la sede central de Apple (Cupertino). El objetivo era evitar que Apple y sus ingenieros detectaran esta terrible práctica.

Tim Cook amenazó a Travis Kalanick con retirar la aplicación de la App Store. De producirse, gran parte del negocio de Uber se vería afectado.

Ante esta situación, Tim Cook amenazó incisivamente a Travis Kalanick con la retirada de la aplicación de la App Store, lo que destruiría un alto porcentaje del negocio de Uber. Travis Kalanick, obviamente, cedió a la presión de Tim Cook. Eran el líder de la startup con más valoración del mundo frente al líder de la empresa más grande del mundo.

Las malas prácticas de Uber tenían una explicación. En 2014, la compañía tenía un programa de incentivos que fue explotado por sus conductores en China, donde utilizaban varios teléfonos, con diferentes cuentas de Uber, para aprovechar el programa de incentivos de la compañía estadounidense. Los conductores obtenían dinero extra, pero la base de usuarios de Uber no estaba creciendo en realidad.

La compañía recurrió a estas malas prácticas para solventar un problema interno.

Para combatir esta práctica, la compañía comenzó a dejar rastros de código en los iPhone, incluso después de borrar la aplicación. De esta forma podían detectar las malas prácticas llevadas a cabo por los conductores de su servicio. ¿El problema? Este tracking violaba las normas de la App Store.

No es la primera vez que Uber y su CEO juegan con las normas para hacer crecer su negocio. La compañía ha protagonizado múltiples escándalos durante los últimos años, entre los que se incluyen casos de acoso sexual y malas prácticas empresariales. Como afirma Mike Isaac en The New York Times, el CEO de Uber juega siempre con fuego.

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