La única puerta de autenticación entre las tarjetas de crédito/débito y las transacciones bancarias es **un código de cuatro dígitos proporcionado por el banco emisor de la tarjeta**. En el caso de los pagos *contactless*, siempre que el importe sea menor de 20 euros, la barrera es aún menor: nula.
Pero MasterCard, uno de los principales proveedores de tarjetas de crédito y débito del mundo, quiere reconstruir esas barreras de una forma más sólida y acorde a las tecnologías del siglo XXI. Por ello, **la empresa ha presentado sus primeras tarjetas con lector de huellas dactilares incorporados**, eliminando la necesidad de introducir códigos y aumentando la seguridad de las transacciones procesadas con una de sus tarjetas.
La compañía **está probando este nuevo concepto en Sudáfrica**, y planea una expansión global durante los últimos meses de 2017. Afortunadamente, los TPV (Terminal Punto de Venta) que trabajen con chips y pagos *contactless* no deben ser actualizados para trabajar con este tipo de tarjetas.
Cuando la entidad bancaria tenga disponible este tipo de tarjetas, **los clientes tendrán que acudir a la sucursal para registrar hasta dos huellas dactilares**, que serán almacenadas en un chip cifrado de la propia tarjeta de crédito / débito. Las huellas dactilares, eso sí, solo pueden pertenecer al titular de la tarjeta.
Pese al creciente uso de sistemas de pagos móviles (Apple Pay, Samsung Pay, etc.), **las tarjetas de crédito y débito físicas tienen un largo recorrido por delante**, especialmente en aquellos países donde la adopción de la tecnología *contactless* es muy reducida. Y es que el pago móvil —que acabará reemplazando las tarjetas físicas— está aún en una fase muy prematura para desbancar por completo a los formatos tradicionales.