La Primera Guerra Mundial es como esos años de la infancia en que si bien todos eramos unos pequeños bastardos, llegamos a la adolescencia para demostrar que podíamos ser eso y más, robando a nuestros padres, mintiéndoles y básicamente estando excitados el 80% del tiempo.
Es tan asombroso como tendemos a olvidar el suceso más terrible de la humanidad cuando un seudoimitador de Chaplin entra al poder para recordarnos que los malos perdedores son aquellos que ya no tienen nada que perder.
Ahora tratemos de pasar ese bloqueo histórico para recordar esa Gran Guerra, que siendo el quinto conflicto más mortífero en la historia de la humanidad e involucrando la muerte de más de nueve millones de soldados y siete millones de civiles, es más que nada recordada por los desarrolladores de videojuegos que se dieron cuenta que hemos pasado la mayor parte de nuestra vida como especie peleándonos entre nosotros.
Lo que hizo a la Primera Guerra Mundial tan importante, es que gracias a ella descubrimos que un simple hecho desastroso como la muerte del archiduque Francisco Fernando de Austria puede escalar a convertirse en un conflicto que involucre a más de 70 millones de combatientes.
Austria se molestó con los serbios por haberlos dejado sin un archiduque y llamaron a sus aliados, que por casualidades de la vida eran un trío de Estados mejor conocidos como la Triple Alianza, de la cual Alemania formaba parte. Y así más potencias se fueron uniendo a la defensa de Serbia hasta que todos los grandes países del momento estaban involucrados.
Esto, sumado a la locura de nuestros antepasados, desencadenó el momento perfecto para crear los artefactos de guerra que nos ayudarían a ganar, unir a varias culturas por un mismo fin y posar en un sin fin de fotografías de las que muchos se arrepentirían. A continuación la evidencia de todo ello: