Pese a pasar desapercibidos para muchos, los cortometrajes llevan décadas siendo un campo sumamente interesante dentro del cine y la televisión. Y es que, como ha ocurrido cientos de veces, son la forma asequible de empezar para muchos de los grandes cineastas que hoy conocemos. Y, además, centrar tu mensaje en no más de diez o quince minutos suele llevar a que los buenos cortometrajes sean de suma intensidad e inviten a la reflexión.

La animación, por ejemplo, es un género muy dado a este tipo de piezas, ya sea a modo de probatura de una idea o para transmitir una idea o sensación. Los últimos premios Goya tuvieron entre su selección de cortometrajes la obra de Daniel Martínez Lara y Rafa Cano Méndez, Alike. Estos animadores que residen en Madrid encapsulan en poco más de siete minutos el devenir diario de una sociedad que castiga al que se salta las normas establecidas a nivel académico, laboral y/o creativo.

Lo hace, además, mientras plasma la relación de un padre y un hijo. El primero, pasa sus horas en un anodino, gris y repetitivo trabajo mientras el segundo ve cómo las limitaciones del sistema educativo coartan y ponen límites a su creatividad. Pero, claro, no vamos a contarlo todo. Debéis ver Alike por ovostros mismos.